Las elecciones en EEUU: Biden versus Trump

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¿Jefa del Comando Sur o Jefa de Estado? Está culminando la visita de la Generala Laura Richardson del Comando Sur a la Argentina.


El Southcom es uno de los 11 comandos que tiene Estados Unidos: 7 geográficos y 4 funcionales. El Comando Sur con el Comando Africano son los que menos recursos reciben en el presupuesto de defensa de Estados Unidos. En el primer caso y desde 2010, el Comando ha recibido en promedio anual unos US$ 200 millones de dólares. Con el argumento del peligro chino en marzo de este año el Comando Sur elaboró un documento de veintiocho páginas para congresistas en el que, a los fines del presupuesto de 2025, apunta a conseguir US$ 323 millones de dólares (Ver: In $323M Wishlist, SOUTHCOM Wants Money to Counter Chinses Influence, Drugs in South America, 2024).

En la pirámide de poder estadounidense, la persona responsable del Comando Sur no está
en el pináculo sino bien abajo en la escala piramidal.

En su visita a la Argentina, Richardson tuvo citas con el Jefe del Estado Mayor conjunto de la Argentina; lo cual es natural. Además, tuvo encuentros con el Secretario de Estrategia Nacional, el titular de la AFI, el Secretario de Estrategia y Asuntos Militares (considerado Vice-Ministro) del Ministerio de Defensa, el Ministro de Defensa, la Canciller y el Jefe de Gabinete. A su turno, el Presidente de la Nación viajó fuera de Buenos Aires para encontrarse en Ushuaia con la responsable del Comando Sur.

Francamente, es insólito lo que aconteció con esta visita -más allá de los dichos y eventuales
compromisos que aún se desconocen. Richardson fue tratada como una Jefa de Estado más
que como Jefa de un Comando militar.

La preponderancia militar de Estados Unidos en América Latina

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En 1966 se estrenó la película The Russians are Coming, the Russians are Coming. Un submarino soviético encalló en las cercanías de Cape Cod, Massachusetts, lo cual generó un gran pánico pues se presumía una invasión de la Unión Soviética. En el tramo último, el filme muestra cómo el salvataje de un niño por parte de los lugareños y de los presuntos invasores contribuyó a evitar que las diferencias condujeran a un escenario de tensión descontrolada: finalmente, subidos a sus barcas, habitantes del pueblo escoltaron al submarino hasta aguas seguras para que no fuese atacado por la fuerza aérea. Se había evitado el eventual comienzo de una confrontación bélica con el enemigo omnipresente. Para la época era usual el eslogan anti-comunista “Better Dead than Red”. Eso permitió, entre otras, la invocación de una amenaza persistente para la población estadounidense, la aprobación de abultados presupuestos de defensa y el consentimiento ciudadano a una diplomacia coercitiva en lo que era el Tercer Mundo. Respecto a la política hacia Moscú el consenso bipartidista, en el Ejecutivo y en el Legislativo, fue inquebrantable. 

Quien lea detenidamente la declaración de la generala Laura Richardson, al frente del Comando Sur, en la audiencia del 14 de marzo de 2024 en la Cámara de Representantes encontrará un hilo de continuidad entre aquella disputa entre Washington y Moscú y la actual pugna entre Estados Unidos y China en la mirada prevaleciente entre militares y civiles, dentro y fuera del gobierno de turno. Una nueva amenaza superior e inquietante en lo que para algunos continúa siendo el “patio trasero” estadounidense: América Latina. Y esta vez a China se suman Rusia e Irán: de hecho, en los discursos de los sucesivos responsables del Comando Sur desde 2010 en adelante se identifica ese trío como el mayor peligro en materia de relaciones inter-estatales respecto a la región. En ese sentido, siempre es bueno recordar el argumento de Peter Smith (Talons of the Eagle: Dynamics of U.S.-Latin American Relations, 2000) sobre la dinámica del vínculo entre Estados Unidos y Latinoamérica: “Los determinantes fundamentales de las relaciones Estados Unidos/América Latina han sido el papel y la actividad de los actores extra-hemisféricos, no Estados Unidos ni América Latina en sí mismas.”

En este tiempo no se recurre a aquel eslogan de la Guerra Fría sino a un término que refleja simultáneamente una condición siniestra y permanente: “maligno”. En la mencionada alocución de Richardson esa palabra se usa 24 veces: “actor maligno”, “influencia maligna”, “esfuerzo maligno”, “actividades malignas”, “intención maligna”, “narrativas malignas”, “conducta maligna”, “acción maligna”, “agenda maligna”. Con ello se cubre a China, Rusia e Irán. Ha sido habitual desde hace años que estrategas militares y civiles distingan “ejes”—por lo general tres países—que le producen un peligro inminente a Estados Unidos. Como advierte un estudio de la RAND Coproration de 2022 (U.S. Resourcing to National Security Interests in Latin America and the Caribbean in the Context of Adversary Activities in the Region) que también utiliza el término maligno, “cualitativa y cuantitativamente la competencia (de Estados Unidos) con China es diferente de aquella con Rusia e Irán”. Moscú y Teherán pueden ser más oportunistas, y hasta provocadores, en su intento de despliegue en América Latina, pero carecen de los atributos para respaldar y asegurar su proyección de poder en la región. Pueden constituir un irritante, una molestia, para Washington pero no son un desafío significativo y poderoso a la presencia e influencia histórica y presente de Estados Unidos en Latinoamérica. China, sin embargo, tiene los recursos, la voluntad y la oportunidad para extender y sostener su incidencia e impacto en la región. De allí que resulte lógico que Washington esté atento a mensajes, medidas y maniobras de Beijing en el área; especialmente en el terreno militar. Anticipar riesgos es prevenir potenciales conflictos; exagerar acechanzas puede conducir a fricciones temerarias. En todo caso, para América Latina es clave no convertirse en territorio de una pugnacidad construida.  

Además es fundamental distinguir situaciones de manera comparativa. Por ejemplo, la influencia militar rusa en África que, como se observa en el cuadro siguiente, es importante. 

Mapa

Descripción generada automáticamente

Sin embargo, es habitual que varios funcionarios, legisladores, analistas y políticos en Estados Unidos identifiquen ese trío “maligno” y presenten escenarios amenazantes donde Washington es superado, o aún suplantado, en América Latina en materia de defensa y seguridad. Esta construcción del enemigo es desmedida y descaminada. Más aún, es posible afirmar que Estados Unidos viene reforzando, y con mucho con éxito, su preponderancia militar en el área: ni individualmente ni en conjunto aquellos tres países están cerca de afectar seriamente dicha supremacía.   

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Veamos alguna evidencia disponible. Según el más reciente informe del Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI) sobre transferencia de armamentos (Trend in International Arms Transfers, 2023) el mayor porcentaje de exportaciones mundiales de armas en el período 2019-2023 le corresponde a Estados Unidos (42%). A Rusia le cabe el 11% y a China el 5,8%. Al tiempo que, respecto al período 2014-2018, Estados Unidos incrementó en un 17% su participación en el mercado de armamentos, Rusia tuvo una caída de 53% y China una caída de 5,3%. El orden de los mayores proveedores de armas a América del Sur entre 2019 y 2023 fue: Francia (23%), Estados Unidos (14%) y el Reino Unido (12%). En esos años Rusia no suministró armamentos a Suramérica. Occidente ha sido y es el gran vendedor de armamentos a la región.

Si se consulta la base de datos del SIPRI para el período 2000-2022 se observará que Estados Unidos es el origen del 94,9% de la adquisición de armas de la Argentina, el 93,4% de las adquiridas por Colombia, el 90,7% de las adquiridas por México y el 82,7% de las adquiridas por Brasil. Esto es, las principales cuatro economías de América Latina han tenido en lo que va del siglo XXI a Estados Unidos como su mayor fuente para la compra de armamentos. Por su parte, Rusia ha sido el mayor proveedor de armas a Venezuela, Nicaragua y Cuba, pero los montos no son comparables: los compras de Caracas en ese período fueron de US$ 4.510 millones de dólares, las de Managua US$ 133 millones y las de Cuba US$ 8 millones. Mientras tanto China fue el mayor proveedor (66,2%) de los US$ 77 millones en armas que adquirió Bolivia. 

En los años recientes el Departamento de Estado ha autorizado—y la Defense Security Cooperation Agency informado al Congreso–la venta de armas a México (US$ 1.339 millones de dólares en 2018); a la Argentina (US$ 78 millones de dólares en 2019); a Brasil (US$ 70 millones de dólares en 2020), a la Argentina (US$ 100 millones de dólares en 2020) y a Chile (US$ 634 millones de dólares en 2020); a Chile (US$ 85 millones en 2021); a Brasil (US$ 74 millones de dólares en 2022) y a la Argentina (US$ 73 millones de dólares en 2022). En marzo de 2024 el gobierno del Presidente Javier Milei, que ya había rechazado la compra de aviones de combate de China, confirmó el compromiso de adquirir 24 F-16 provistos por Dinamarca con autorización de Estados Unidos. En síntesis, Estados Unidos sigue superando con creces a China y Rusia, individual y conjuntamente, en la venta de armamentos a Latinoamérica.

Estados Unidos posee en la región la Base de Guantánamo, Cuba, donde hay unas 6.000 personas entre soldados, personal civil del Departamento de Defensa, familiares y contratistas. Controla la Base de Soto Cano, Honduras, donde hay aproximadamente 500 soldados de Estados Unidos y unos 600 civiles estadounidenses y hondureños. En el caso de Honduras opera la Organización de Cooperación de Seguridad—en un complejo militar en las cercanías del Aeropuerto de Tegucigalpa–para efectuar servicios conjuntos con el propósito de llevar a cabo las políticas de defensa y seguridad de Estados Unidos en Honduras. El Comando Sur es responsable de dos “localizaciones de seguridad cooperativa”: una en El Salvador y otra en Aruba-Curaçao. En El Salvador se ubica, además, la Academia Internacional para el Cumplimiento de la Ley creada en 2005 durante el gobierno de Bill Clinton, para luchar contra los delitos transnacionales como el tráfico internacional de drogas, la criminalidad y el terrorismo. Ya en 2001 se había establecido el Instituto del Hemisferio Occidental para la Cooperación en Seguridad (WHINSEC) en Georgia—en remplazo de la infausta de la Escuela de las Américas—como centro de instrucción militar. En general, en los cursos que allí se imparten ha predominado la presencia de colombianos y centroamericanos. Conviene recordar que siete colombianos de los participantes en el asesinato en 2021 del Presidente de Haití Jovenel Moise habían recibido entrenamiento de Estados Unidos entre 2001 y 2015. Es, a su vez, relevante aludir al hecho de que, de acuerdo a lo señalado por Adam Isacson y Sarah Kinosian, entre 2007 y 2014, las Fuerzas Especiales de Estados Unidos triplicaron las misiones de entrenamiento en América Latina (U.S. Special Operations in Latin America: Parallel Diplomacy?, 2016). Adicionalmente, y como lo indican Camila Vidal y Luciana Wietchikoski (U.S. Hegemony in Latin America: The Southern Command as an Instrument of Consensus and Coercion, 2022), el US Southern Command, con sede en Miami y que alberga a unos 1.200 militares y civiles, opera estaciones de radares fijos y móviles a lo largo y ancho de América Latina.

Por su parte, en años recientes China, especialmente, ha venido incrementando la oferta de cursos y programas educativos para militares de América Latina como lo muestra el Mayor Matthew Hughes (Lessons in the Dragon’s Lair: The People’s Libertaion Army’s Professional Military Education Engagement with Latin America and the Caribbean, 2023). Ahora bien, nada semejante—en materia de bases, localizaciones militares y centros instructivos, así como respecto a la cuantía de cursos especializados y misiones de entrenamiento–ocurre en términos de las relaciones de la región con China (ni con Rusia). La Argentina acordó con China, durante el gobierno de Cristina Fernández el establecimiento de una Estación de Espacio Profundo en Neuquén; acuerdo ratificado por el Congreso y terminado de construir en 2017 durante el gobierno de Mauricio Macri. En 2018, en el gobierno de Cambiemos, se aprobó la construcción de un Centro de Operación y Coordinación de Emergencias en Neuquén, financiado por el Comando Sur como parte del programa de Asistencia Humanitaria y Respuesta de Desastres del Departamento de Defensa. 

A su turno, es importante subrayar que las Guardias Nacionales de 18 estados, más Puerto Rico y Washington DC, tienen acuerdos con las fuerzas armadas y de seguridad de 24 naciones de América Latina y el Caribe (25 países de Europa, 16 de África, y 14 del Indo-Pacífico, entre otros, han suscrito compromisos de ese tipo). Los tres más recientes de la región han sido los acuerdos con Colombia (Guardia Nacional de South Carolina, 2012), con la Argentina (Guardia Nacional de Georgia, 2016) y con Brasil (Guardia Nacional de New York, 2019). Asimismo, estos tres países son los únicos de Latinoamérica que han sido designados Aliados Extra-OTAN de Washington: la Argentina en 1998 (gobierno de Bill Clinton), Brasil en 2019 (gobierno de Donald Trump) y Colombia en 2022 (gobierno de Joe Biden). Hay que agregar que en 2017 Colombia fue invitado a ser “Socio Global” (Global Partner) de la OTAN. En este plano—el de los acuerdos en materia de defensa/seguridad y respecto a una condición militar especial otorgada–tampoco China (ni Rusia) tiene esa institucionalidad, intensidad y variedad de vínculos con los países del área. Sin referirse a ella la Doctrina Monroe pareciera seguir tácitamente vigente para Washington, Beijing y Moscú.

Sistemáticamente, por años y décadas, el U.S. Southern Command ha llevado a cabo distintos tipos de ejercicios militares, en tierra, mar y aire, de alcance multinacional (UNITAS, Tradewinds, PANAMAX, Southern Cross, entre otros) y bilateral (por ejemplo, Southern Vanguard con Brasil y Relámpago con Colombia, entre otros). Por su parte, Rusia ha tenido ocasionalmente ejercicios militares con Venezuela y Nicaragua en tiempos recientes. China (junto a otros países) participó de una prueba de francotiradores en Venezuela en 2022. En ese ámbito también las diferencias entre Estados Unidos y China-Rusia en sus vinculaciones con Latinoamérica son notables. 

En el marco de la Organización de Estados Americanos existe la Junta Interamericana de Defensa (JID), cuyo presidente actual es el General mexicano Marco Antonio Álvarez (el último presidente de origen estadounidense estuvo entre 2004-2006). Desde 1995 se ha establecido la Conferencia de Ministros de Defensa de las Américas, cuya sede pro tempore 2023-2024 le corresponde a la Argentina. En la Conferencia de 2022 realizada en Brasil se introdujo la noción de “disuasión integrada” entendiéndola como “un marco para mantener la paz y la estabilidad”. El concepto se incorporó en la Estrategia de Defensa Nacional estadounidense de ese año y se ha tornado uno que Washington busca consensuar y consolidar en todos los ámbitos militares colectivos (por ejemplo, la OTAN), regionales y bilaterales. El adversario más concreto, no único, es China y refleja un intento de adecuación e institucionalización de lo que en su momento, durante la administración de George W. Bush, se conocía como la “coalición de voluntarios” (coalition of the willing); lo cual suponía que Washington establecía la misión y llamaba socios para acompañarlo. Cabe destacar que solo la Argentina y Chile hicieron una reserva respecto al concepto de ”disuasión integrada” con la idea de contar “con un estudio del tema en mayor profundidad” a cargo de la JID. Nada similar—en términos institucionales e históricos—liga a América Latina con China u otro actor extra-regional adversario de Estados Unidos.

En materia de seguridad (principalmente vinculada al narcotráfico y al crimen organizado), Estados Unidos aportó significativamente, de acuerdo a los informes anuales del Congressional Research Service Reports, al financiamiento del Plan Colombia, a la Iniciativa Mérida de México, a la Iniciativa de Seguridad para la Cuenca del Caribe (CBSI) y a la Iniciativa de Seguridad Regional para América Central (CARSI). Para el período 2000-2022 la ayuda estadounidense al Plan Colombia fue superior a US$ 13.000 millones de dólares, mientras que para el período 2008-2021 la asistencia para la Iniciativa Mérida fue de US$ 3.500 millones de dólares. En el período 2010-2022 lo desembolsado para la iniciativa caribeña fue de US$ 832 millones de dólares, mientras que en el período 2008-2020 la iniciativa centroamericana recibió US$ 2.900 millones de dólares. Para 2024 la administración del Presidente Joe Biden solicitó US$ 440 millones de dólares para Colombia, US$ 341,3 millones de dólares para CARSI, US$ 111,4 millones de dólares para México y US$ 64,5 millones de dólares para CBSI. Es bueno mencionar que Estados Unidos incrementó, según InSight Crime (InSight Crime 2023 Cocaine Seizures Round-Up, 2024) la interdicción de cocaína en un 15,4% entre 2022 (31.9 toneladas) y 2023 (36.8 toneladas) en el marco de un récord de producción y de demanda de cocaína y en el contexto de un incremento de la violencia narco en América Latina y el Caribe. A pesar de los fracasos de la prohibición nada parece modificar la mentalidad de “guerra contra las drogas” en el exterior que sigue prevaleciente entre los tomadores de decisión en Washington.  

Del total de la asistencia al conjunto de América Latina por parte de Estados Unidos para 2024 lo correspondiente a seguridad asciende al 26.6%: US$ 658,3 millones de dólares. En la categoría seguridad se incluyen: International Narcotics Control and Law EnforcementNon-Proliferation, Anti-Terrorism, Demining, and Related ProgramsInternational Military Education and Training; y Foreign Military Financing. De ningún modo, China ha tenido la disposición y el interés de brindar tanta asistencia a la región en el área de la seguridad y que ello pudiera deteriorar aún más la relación entre Washington y Beijing. Tampoco parece motivado a desafiar a Washington con una mirada alternativa, por ejemplo, en el tema de las drogas: de hecho, Estados Unidos y China son a nivel internacional activamente prohibicionistas.  

Respecto a los mares y océanos es relevante referirse a la situación de Washington en la región. De los últimos seis comandantes del Southcom, tres han sido de la armada: el Almirante James Stavridis (2006-2009) quien en 2008 reactivó la IV Flota que había sido disuelta en 1950; el Almirante Kurt Tidd (2016-2018) quien enfatizó que Estados Unidos debía incrementar la vigilancia en la región; y el Almirante Craig Faller (2018-2021) quien insistió en que la presencia de gobiernos malignos en el área debía ser repelida. En 2010, Estados Unidos y los estados del Caribe establecieron lo que se conoce como Caribbean-United States Framework for Security Cooperation. En 2020, Colombia, Chile, Ecuador y Perú unieron esfuerzos para combatir la pesca ilegal en el Pacífico, recibiendo de inmediato un fuerte respaldo del entonces gobierno de Donald Trump. El objetivo era frenar la presencia pesquera de China. Desde 2020, en particular cuando presentó su estrategia frente a la pesca, la Guardia Costera estadounidense—la rama más pequeña de las seis que forman las fuerzas armadas—ha ampliado su presencia y operaciones en Centroamérica y Suramérica a los efectos de frenar las acciones ilegales en aquel campo. En ese mismo año, el Vice-Almirante Don Gabrielson (U.S. Naval Forces Southern Command) y el Brigadier General Philip Frietze (U.S. Marine Corps Forces) presentaron un Plan Integral de Apoyo a la Campaña Marítima para afrontar los retos generados por China y Rusia. En diciembre de 2020, se informó que se reactivaba la U.S. Atlantic Fleet para responder a la amenaza de Rusia. En enero de 2021, el Comandante Faller anunció que, como parte de la Estrategia de Defensa Nacional, el Comando Sur expandiría todos los espacios de competencia frente al avance de Beijing y Moscú (más Irán) en la región. En junio de 2022, Estados Unidos firmó (entre los signatarios estaba Jean Manes del Comando Sur) un Memorándum de Entendimiento con Costa Rica, Panamá, Colombia y Ecuador relativo al Eastern Tropical Pacific Maritime Corridor (CMAR). Este acuerdo tiene un componente de seguridad que apunta a luchar contra las acciones pesqueras ilegales en el Pacífico Sur. En septiembre de 2023, el Departamento de Estado lanzó la Asociación para la Cooperación Atlántica de la que forman parte, por la región, Argentina, Brasil, Costa Rica, Dominica, Guatemala, Guyana, República Dominicana y Uruguay. Una iniciativa–por ahora más informal que institucionalizada—que deja afuera de una eventual participación a Rusia y China y asegura un papel gravitante de Estados Unidos en el Atlántico Sur. China ha mostrado un interés creciente en el Atlántico Sur, pero la proyección de su presencia efectiva, en especial, del lado occidental, es modesta (en comparación con el lado oriental de la cuenca) como lo expresé en un texto al respecto (El Comando Sur, China y las Malvinas, 2021). ¿China pretende ser un poder naval con alcance global? Si. Y lo busca tanto por motivos de aspiración (reconocimiento, status, prestigio, etc.) como por razones de inseguridad (tanto histórica como actual). ¿Su proyección marítima en América Latina es elevada? No. Esto último obedece a las prioridades de Beijing y a la superioridad abrumadora de Estados Unidos en la región, así como a los logros de su estrategia. 

En breve, la estrategia de negación de espacio y anti-acceso estadounidense en el continente, y en lo que hace al ámbito marítimo, muestra signos elocuentes de fortaleza. Si se entiende tal estrategia como un diseño para limitar (negación) o evitar (anti-acceso) que una fuerza enemiga logre avanzar en su área operativa, Estados Unidos ha robustecido su posición en la reciente década. Paralelamente, el 1 de febrero de 2024 el Representante demócrata Scott Peters introdujo (con el auspicio de dos legisladores demócratas y dos republicanos) un proyecto de ley—el Caribbean and Latin American Maritime Security Initiative Act—dirigido contra China y contemplando un conjunto de sanciones. 

En cuanto a acuerdos relevantes en materia de seguridad y defensa entre Washington y los países latinoamericanos hay ejemplos sumamente interesantes. En 2009, Colombia y Estados Unidos firmaron un Acuerdo de Cooperación en Defensa que permitía el acceso de tropas estadounidenses a siete bases militares colombianas. En 2010, la Corte Constitucional lo declaró no vigente pues no era la extensión natural de previos tratados en la materia. Sin embargo, la relación militar entre Washington y Bogotá es muy estrecha desde entonces y se ha constituido en un caso singular de “triangulación” en materia de seguridad ya que Colombia ofrece entrenamiento policial y militar—principalmente en América Latina—en el marco de lo que Arlene Tickner y Mateo Morales han llamado una “cooperación dependiente asociada” entre los dos países (Cooperación dependiente asociada. Relaciones estratégicas asimétricas entre Colombia y Estados Unidos, 2015). Después de cuarenta años, en 2015 (gobiernos de Dilma Rousseff y Barack Obama) Estados Unidos y Brasil firmaron un Acuerdo de Cooperación en Defensa. Cuatro años más tarde, en 2019 (gobiernos de Jair Bolsonaro y Donald Trump) los dos países firmaron el Acuerdo de Salvaguardias Tecnológicas que permite que Estados Unidos autorice el lanzamiento, desde el Centro de Lanzamiento de Alcántara, de cohetes y satélites estadounidenses, brasileños o de otros países que utilicen o transporten equipos o sistemas de origen estadounidense. En marzo de 2022 en el caso de Brasil y en enero de 2023 en el caso de Chile, los respectivos congresos aprobaron los correspondientes Acuerdos de Cooperación Conjunta para la Investigación, Desarrollo, Prueba y Evaluación de proyectos en materia de Defensa (RDT&E). En julio de 2023, Estados Unidos y Ecuador firmaron un Memorándum de Entendimiento para la asistencia en materia de defensa al país andino. En febrero de 2024, Estados Unidos realizó una importante donación para incrementar la capacidad operativa de las fuerzas armadas ecuatorianas. También en febrero el presidente Daniel Noboa firmó dos decretos para habilitar operaciones conjuntas, en el ámbito terrestre, marítimo y aéreo, contra el crimen organizado. Después de veinte años sin un instrumento al respecto, en agosto de 2023, Perú y Estados Unidos firmaron un acuerdo de interceptación de aviones del narcotráfico. 

En 2013 el U.S. Army Corps of Engineers (USACE) acordó con la Agencia Nacional de Agua y Saneamiento de Brasil la provisión de asistencia técnica para el manejo de recursos hídricos. En 2021, el USACE firmó un acuerdo de cinco años con la Corporación Eléctrica de Ecuador relativo a la ingeniería de ríos. En junio de 2022, ingenieros militares de Estados Unidos, Chile, Colombia y Perú desarrollaron en Washington el National Level Exercise 22: el evento fue organizado por USACE. En marzo de 2024, Estados Unidos y la Argentina firmaron un Memorándum de Entendimiento entre los que gestionan la hidrovía del Misisipi (el mencionado Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos) y la Administración General de Puertos (AGP), para desarrollar intercambio de información y capacitaciones sobre hidrovía y ríos interiores. Además, existen las Security Force Assistance Brigades que realizan distintos tipos de misiones. Se encuentran distribuidas en seis comandos; uno de ellos es el Comando Sur. De acuerdo a un reciente informe (Army Security Force Assistance Brigades, SFABs, 2024) del Congressional Research Service, “la primera SFAB mantiene presencia persistente en Colombia, Honduras y Panamá, mientras también se expande episódicamente a Perú, Ecuador y Uruguay.” Otra vez, de ningún modo China tiene este variado y activo tipo de compromisos militares de Estados Unidos con América Latina. 

En resumen, la preponderancia militar de Estados Unidos en América Latina es indudable. Es comprensible que Washington pretenda describir y justificar la competencia con China como si se tratase de una nueva Guerra Fría, así no lo sea por las diferencias considerables entre la relación Estados Unidos-Unión Soviética del pasado y la actual relación Estados Unidos-China. En la práctica, en materia de defensa y seguridad Washington ha ido reafirmando y fortaleciendo su presencia en la región según los datos disponibles. Gobiernos demócratas y republicanos por igual, sin fisuras entre el Ejecutivo y el Legislativo, con claro compromiso militar y civil, han elevado la centralidad de China en la estrategia internacional de Estados Unidos y han coincidido en identificar a Beijing como el mayor y más delicado competidor de Washington. En Latinoamérica, donde la proyección, con tinte pragmático, de poder material—comercial, financiero, asistencial y tecnológico–de China ha tenido un avance incontrovertible, la preeminencia de Estados Unidos en el plano militar no se ha debilitado ni está próxima a ser suplantada. Lo que es evidente es que la noción de una inminente amenaza china es desmesurada y desatinada. Máxime cuando la proyección material, con ribetes ideológicos, de Estados Unidos en la región es menos significativa y más retórica.

Puede ser útil, desde el punto de vista burocrático-corporativo, por ejemplo, para que el Comando Sur solicite más recursos. Desde 2010 hasta la actualidad el promedio del presupuesto para Southcom se ubica en los US$ 200 millones de dólares al año. Con el argumento del peligro chino en marzo de este año el Comando Sur elaboró un documento de veintiocho páginas para congresistas en el que, a los fines del presupuesto de 2025, apunta a conseguir US$ 323 millones de dólares (In $323M Wishlist, SOUTHCOM Wants Money to Counter Chinses Influence, Drugs in South America, 2024). En los años noventa, terminada la Guerra Fría, el Comando Sur identificó un “nicho” de financiamiento a través de la promoción de un activo rol en tareas anti-drogas. Los sucesivos comandantes fueron asegurando e incrementando ese papel, acrecentando su influencia en la política exterior y de defensa de Estados Unidos hacia Latinoamérica. A partir de 2006 cuando llega al Comando Sur el primer hombre de la armada—el Almirante Stavridis que reactiva la IV Flota—la dimensión de comando naval se tornó relevante y también facilitó el incremento de recursos en momentos en que comenzaba una revalorización estratégica de los océanos y mares. En años recientes, en la presente coyuntura y en medio de una disputa geopolítica en franco aumento entre Washington y Beijing, el US Southern Command procura asegurar una tarea ambiciosa en aras de limitar a China en la región. El nivel de fractura intra-latinoamericano y el vaciamiento de mecanismos suramericanos (por ejemplo, UNASUR y su Consejo de Defensa) es un incentivo adicional para que el Comando Sur encuentre más eco y menos resistencia al respecto.  

En los tiempos por venir, desde el Pentágono en Washington y desde el Comando Sur en Miami, se insistirá con la idea de “ahí vienen los chinos, ahí vienen los chinos”. En serio, y con una mirada latinoamericana, ¿acá llegaron los chinos?

Informe económico mensual

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Disminuyó la inflación en enero y febrero pero siempre en la alta montaña. ¿Cuánto tiempo para encontrar una base estable y baja? Según Caputo, primero estabilizar, bajar la inflación, ordenar el balance del BCRA, eliminar el cepo, crecer y luego bajar impuestos. Así que deberemos esperar todos estos plazos y “no ser ansiosos”. ¡Qué tal!

En diciembre 2024 una de las medidas del nuevo gobierno fue una fuerte devaluación que llevó el peso a  $ 800 por dólar, o sea una depreciación pampa de nuestra moneda. Pero lo anterior es una parte de la historia, los dos meses del 2024 trajeron un incremento en los precios y especialmente en los Alimentos que ya le pisa los talones al dólar (hoy) de $ 854. Esto requiere que los precios (IPC) en los próximos meses disminuyan fuertemente, de lo contrario al dólar le entra el tembleque. ¿Persistirán con el módico porcentaje del 2 % mensual?

Pero algún logro puede mostrar Milei, la brecha entre el dólar oficial y el CCL se redujo, el riesgo país, bajó un escalón desde lo alto.

Todo el mundo (mejor, todos en Argentina) se pregunta cuánto será la inflación a fin de año. Para que el porcentaje se acerque a la conjetura del FMI se requiere una variación promedio mensual en los 10 meses que restan del 6 %. De lo contrario más sopa. No es una cifra que llene de medallas.

Veamos un pantallazo con seis números de febrero. Para el Nivel General el mensual ronda el 13 %, en los dos meses (enero y febrero) se acumulan el 36 % y en 12 meses (febrero 24 / febrero 23) el 275 %. Para los mismos periodos para en Alimentos los siguientes, en el mes 12 %, en el año 32 % y en 12 meses 285 %. ¡Agarrate Catalina!

Los Servicios (agua, gas, electricidad, transporte) vienen marchando, se supone que los meses por delante serán duros. ¿Esperando a Godot?

En un gráfico mostramos como vuelan los precios. ¡Y si!

El ITCRM sigue elevado, febrero mostró un paso atrás, pero en interanual continua con fuerte resto.

La tasa de interés real resultó negativo en los meses recientes. ¿Por cuánto tiempo? ¿O es parte del proceso de licuación de los pesos?

En el largo plazo desde el 2014 o sea 10 años, la tasa promedio mensual de inflación es del 4 %. Competimos en forma mensual con los porcentajes anuales de casi todos los países.

La inflación destroza el consumo y es lo que estamos viendo. ¿Licuando por cuánto tiempo?

SUBORDINACIÓN Y DEPENDENCIA

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La deuda es siempre un mecanismo de dominación. Fue a través del crédito de la Baring Brothers, contraído por el gobierno presidido por Bernardino Rivadavia en 1824, que Inglaterra diseñó un modelo agropecuario exportador para nuestro país. Modelo que fue reemplazado por el de industria de sustitución de importaciones (modelo ISI) desde el 4 de junio de 1943, con el derrocamiento del Presidente Ramón S. Castillo, merced a que la Argentina, tras la Segunda Guerra Mundial, al venderle alimentos y materias primas había pasado a ser acreedora de la rubia Albión.

Al independizarnos de la deuda dejamos de priorizar las ventas al mercado externo (el que vende sirve y el que compra manda decía José Martí [1]) para crecer sobre la base del mercado interno.

Manuel Belgrano lo señala clara y terminantemente en el Correo de Comercio del 6 de abril de 1811, donde escribe: “La nación China está dando a todas las del mundo conocido un ejemplo constante de lo que es el comercio interior auxiliado; no hay país más poblado que el que habita, ni nación más poderosa en el orbe: todas las que se llaman cultas van en busca de sus efectos. Llevándole la plata acuñada, principalmente la nuestra, para aumentar su grandeza, ostentación y lujo, su comercio interno es inmenso y el externo es insignificante respecto de la extensión del Imperio y el número de sus habitantes” [2].

La Argentina, desde 1943 y hasta nuestros días, lo ha demostrado siempre: el país crece y distribuye el ingreso sostenidamente si crece el consumo interno y, al revés, cuando se basa en el comercio externo, se frena y/o decrece la actividad, se excluyen partes importantes de la población, acumula riqueza una minoría que fuga capitales.

El comercio externo propicia un modelo extractivista, agropecuario-exportador donde se prioriza la obtención de divisas, que, por otra parte, se fugan y hasta se endeuda al país para poder convertir la parte de las ganancias que obtienen en pesos en dólares, con lo que no solamente beneficia a los sectores más ricos, sino que deja la deuda como hipoteca y condicionante de la economía nacional en su presente y su futuro.

Fue la política de endeudamiento propiciada por el gobierno de Cambiemos por más de 100.000 millones de dólares, en la que el BCRA, presidido primero por Federico Sturzenegger y después por Luis Caputo, financió la fuga de capitales y la AFIP no investigó quiénes fueron los que compraron los dólares durante la gestión de Cambiemos. Esto es de una gravedad extrema, porque se está permitiendo convalidar la evasión fiscal y la fuga de capitales y, a la vez, se está pagando la totalidad con el presupuesto nacional, a costa de menores haberes a los jubilados y pensionados, menor obra pública, menor asistencia a la población incluidas las limitaciones de los subsidios a la energía y al transporte.

El proyecto nacional y popular consiste en defender el mercado interno, el trabajo y la producción nacional y el modelo de subordinación y dependencia es el de propiciar la venta al exterior, a como dé lugar, de nuestros recursos y producción. La Argentina tiene lo que el pueblo necesita (energía, alimentos, agua, minerales, etc.) primero y no al revés como obliga el endeudamiento.

El acuerdo con el FMI

El 1 de febrero de 2024 el Fondo Monetario Internacional aprobó el acuerdo técnico para la séptima revisión del programa con el gobierno argentino (acuerdo firmado en junio de 2018) y gira un desembolso de 4.700 millones de dólares correspondientes a los vencimientos de capital de diciembre de 2023, febrero y abril de este año.

El retorno del acuerdo vuelve a someter al país a las revisiones trimestrales y cumplir con las exigencias del organismo internacional. La nueva hoja de ruta exigirá:

  1. La acumulación de reservas internacionales en el BCRA por 10.000 millones a lo largo del año.
  2. Un fuerte ajuste fiscal que trastoca el déficit primario [3] (de 1,9% del PIB en el año 2023) por un superávit primario de 2% del PIB (es en pesos, pero equivalente a 9.600 millones de dólares).
  3. Que el BCRA no puede financiar al Tesoro de la Nación (cuando en el año 2023 dicho financiamiento fue del 1,5% del PIB).

Es incompatible cumplir lo acordado con el FMI, una meta fiscal de 2% de superávit primario (sin financiamiento del BCRA) y, paralelamente, el acrecentamiento de las reservas internacionales del BCRA en 10.000 millones de dólares, cuando se tienen ingentes vencimientos de servicios de la deuda, externa e interna.

La devaluación del peso realizada no bien asumió el gobierno de Javier Milei perjudicó y perjudica tanto al Estado nacional como a las provincias endeudas en dólares, dado que, al recaudar en pesos, le es cada vez más caro comprar esas divisas. Por ende, la inflación licúa el gasto en pesos (salarios, jubilaciones y pensiones, etc.), a lo que se suma la suspensión de gran parte de la obra pública, disminuir las transferencias de la Nación a las provincias y el gasto social, por lo que si la población soporta estoicamente sin oponerse a las medidas, es probable cumplir la meta fiscal; pero no la cambiaria, máxime que en el año 2024, el Tesoro de la Nación deberá afrontar vencimientos en moneda extranjera por 4.407 millones de dólares (de los cuales 2.644 millones corresponden al pago de capital e intereses de la deuda con los bonistas y 1.763 millones de dólares son intereses con el FMI).

Los vencimientos acordados con el FMI por el gobierno de Alberto Fernández y refrendado por la ley 27.612 son los siguientes.

Se pagan los intereses de la deuda total con el FMI y a cada vencimiento de capital siempre y cuando se cumpla con las metas establecidas en las distintas revisiones técnicas, nos otorgan un crédito por ese capital financiado a diez años; de esa manera se convierte el stand by otorgado al gobierno de Cambiemos en un préstamo de facilidades extendidas.

A su vez, el cronograma previsto de pagos de deuda externa e interna (acrecentada en la gestión de Alberto Fernández que al no poder colocar títulos de deuda en el mercado externo lo hizo en pesos en el mercado local, pero ajustables por inflación o por dólar oficial, por lo que el resultado es similar) de la Administración nacional para el período 2024-2027 es el siguiente.


A ello debe sumarse la deuda con el Club de París y otros organismos internacionales de créditos por 5.000 millones de dólares y la deuda en swaps con la República Popular China por los tramos usados de esta [4].

El gobierno nacional podrá renegociar una parte de la deuda externa, pero no puede con los ingresos del erario público comprar la cantidad de dólares para pagar las obligaciones externas y a la vez acrecentar las reservas netas en 10.000 millones de dólares, no tiene el superávit fiscal necesario para comprar esos dólares y tampoco el superávit comercial suficiente para proveer esas divisas (ni siquiera si el “campo” vendiese todo lo que tiene para exportar).

Salvo, y allí reside el porqué del DNU 70/23 y del malogrado proyecto denominado “Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos”, que se realice la venta de las acciones de empresas públicas (incluido el Banco de la Nación Argentina) y que el Tesoro de la Nación se apropie del Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la ANSES, como consta en la “ley Ómnibus” [5].

En síntesis

El gobierno de Javier Milei realiza un irracional ajuste de las cuentas públicas con su correlato sobre el consumo y la inversión en la economía argentina para garantizar tres objetivos que se interrelacionan entre sí:

  1. Hacerse cargo a través del presupuesto nacional una deuda que no se investigó (y que se está pagando) beneficiando a los que tomaron esa deuda porque el pueblo argentino cubre su endeudamiento.
  2. La enajenación del patrimonio nacional en beneficio de grandes fondos que, a cambio de esa deuda, van a exigir nuestros recursos naturales y nuestras principales empresas (YPF; ARSAT, Banco de la Nación Argentina, Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la ANSES, etc.).
  3. De esa manera, como interrelación entre los puntos a y b, garantizar un modelo extractivista, agropecuario y financiero exportador que no genera trabajo y beneficia exclusivamente al gran capital financiero.

El primer paso para salir de esta situación es inspeccionar las compras de dólares que se hicieron en todos estos años. El BCRA tiene todos los datos (quiénes compraron y cuánto), para llamar a los administradores de esas empresas y a las personas físicas y preguntarles de donde detrajeron el dinero que no surge de sus balances y/o de sus declaraciones juradas.

Se debe empezar por el Informe del BCRA “Mercado de cambios deuda y formación de activos externos, 2015-2019”, publicado el 21 de mayo de 2020 en El Cohete, que demuestra que, en el período comprendido entre diciembre de 2015 y octubre de 2019, el BCRA (Sturzenegger y Caputo) vendió 86.200 millones de dólares, y se sabe quiénes son los que más compraron. Es más, existe el proyecto del senador Oscar Parrilli con sanción de esa Cámara y que tiene dictamen de mayoría a favor y de minoría en contra en Diputados, y nunca fue llevado al recinto de la Cámara de Diputados para su discusión y que se convierta en ley, por la que deberían pagar esa deuda de la que se beneficiaron.

[1] Revista Nuestra América, 1891.
[2] Finalizadas las guerras del Opio, China firmó con el Reino Unido, Francia, Rusia y Estados Unidos, los tratados desiguales. Desde su firma hasta 1870 fue la fase de dominación del imperialismo de libre comercio británico. Paradójicamente es el partido y el Estado comunista chino, que desde 1970 negocia de igual a igual con el capital extranjero, tratados de inversión en China con la obligación de asociación y de desarrollo del conocimiento en el país, lo que explica el crecimiento por exportaciones y que, gracias a los motores de crecimiento de innovación científica, consumo y desarrollo verde, la economía china se ha duplicado en los últimos diez años y la renta media disponible por habitante creció un 6,1% en términos reales (Wang Wei, embajador de la República Popular China en la Argentina).
[3] Es el gasto público total antes de pagar los servicios de la deuda.
[4] En el año 2009 se realizó el primer acuerdo entre la República Popular China y la Argentina por el cual nos concedían financiamiento para importar productos de ese país por 70.000 millones de yuanes (unos 9.300 millones de dólares), pero tenían esa asignación específica (no eran de libre disponibilidad).
En julio de 2017, el Banco de la República Popular de China y el Banco Central de la República Argentina firmaron un acuerdo suplementario de «swap» de monedas por 63.000 millones de yuanes (equivalente a 8.700 millones de dólares). Por lo tanto el monto es, convertido a dólares, de unos 18.000 millones de dólares
En junio del 2023, Argentina y China renovaron hasta mediados del 2026 el contrato de intercambio de monedas entre el BCRA y el Banco Popular de la República asiática. Pero dividido en tres partes, cada desembolso tiene una fecha de vencimiento propia.
En ese marco, China le concedió a la Argentina la disponibilidad de utilizar los yuanes para pagarle al FMI: a) parte de la cuota de capital de junio de 2023 (por el equivalente a 1.000 millones de dólares) y b) parte de los intereses en julio de 2023 (por 1.600 millones de dólares). Que a su vez la Argentina canceló ambos créditos de China en el mes de agosto de 2023.
En octubre de 2023, el Presidente Alberto Fernández anunció la ampliación del swap con China por 47.000 millones de yuanes, que equivalen a unos 6.500 millones dólares, pero de libre disponibilidad. 
Tras la llegada del nuevo gobierno y de una serie de sucesos que afectaron las relaciones comerciales y diplomáticas con China, dicho país decidió suspender la ampliación de los 47.000 millones de yuanes de libre disponibilidad acordado con el gobierno de Alberto Fernández, pero no exigió adelantar el pago de los tramos del swap ya utilizados ni que se cancelaran los inactivos.
Esto es el monto vigente (equivalente a 18.000 millones de dólares) es solo para importar bienes y servicios de China, y se divide en tres tramos hasta 2026, el primero de ellos vence el 30 de junio de 2024 y sería el menor (de un poco menos de 5.000 millones de dólares), es más que probable que no se renueve y obligue al país su cancelación.
[5] En su artículo 226, el proyecto enviado al Congreso por el gobierno señala: “Dispóngase la transferencia de los activos del Fondo de Garantía y Sustentabilidad creado por el Decreto 897/07 al Tesoro Nacional. Facultase el Poder Ejecutivo Nacional a adoptar todas las medidas necesarias para la instrumentación de lo previsto en el presente artículo”.

Informe económico mensual

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En este documento tratamos de observar los comportamientos de algunas variables, vinculadas con las cuentas del PBI (en pesos constantes y corrientes), dolarizando la mayoría de los valores. Además incluimos indicadores del sector externo, en particular de la Balanza de Pagos y del Intercambio Comercial Argentino (ICA) e índices.

Como la economía argentina es anormal, o sea que no es sencillo encontrar regularidades y sí imprevistos y saltos, bajas y subas, graficamos algunas variables (indicadores) para observar, como primera aproximación, las medidas que los diversos gobiernos fueron tomando y que en definitiva se reflejan en los movimientos de las mismas. Y por si fuera poco, entre otras cosas, permitieron el surgimiento del presidente Milei que con sus críticas a los partidos políticos, denominados la casta, acumuló el 56 % de los votos.

Todos los datos hasta el 2023 son los observados y publicados (se excluyen los del cuarto trimestre del Producto y del Balance de Pagos, estimados estos), algunos convertidos a dólares o índices. Incluimos, a pura conjetura, una especie de andarivel de valores para el 2024. Esto nos facilitará la tarea de ir corrigiendo las desviaciones, cuando se publiquen los definitivos.

Hemos contado con números del IMF Country Report nº 24/37 de febrero del 2024. Suponemos que los respaldan con la mejor información disponible, pero no los consideramos literalmente. También seguimos en algunos casos el Relevamiento de Expectativas de Mercado de enero/febrero 2024, que publica el Banco Central y cosecha propia en la mayoría de los casos para las conjeturas.

Pero vayamos a los desarrollos macroeconómicos que nos interesan. Dani Rodrik, economista que suele ser urticante en sus libros, recientemente publicó un artículo en el boletín del FMI: “En las últimas décadas, la economía dominante se ha asociado estrechamente con un conjunto particular de políticas denominadas “neoliberalismo”. El paradigma de la política neoliberal favorece la ampliación del alcance de los mercados (incluidos los mercados globales) y la restricción del papel de la acción gubernamental. Hoy en día se reconoce ampliamente que este enfoque fracasó en varios aspectos importantes. Amplió la desigualdad dentro de las naciones, hizo poco para promover la transición climática y creó puntos ciegos que van desde la salud pública mundial hasta la resiliencia de las cadenas de suministro”.

En economía, continúa Dani Rodrik, la respuesta válida a casi cualquier pregunta de política económica es «depende». “El análisis económico cobra importancia precisamente cuando analiza esta dependencia contextual: cómo y por qué las diferencias en el entorno económico afectan los resultados, como las consecuencias de las políticas. El pecado original del paradigma neoliberal fue la creencia en unas pocas reglas generales simples y universales que podían aplicarse en todas partes. Si el neoliberalismo era economía en acción, lo que se exhibía era mala economía”.

LOS PRECIOS, UN ANCLA FISCAL Y MONETARIA

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El martes 12 de marzo 2024, en la reunión anual de AmCham (Cámara de Comercio de los Estados Unidos en la Argentina), su presidente, Facundo Gómez Minujín, dijo que la Cámara adhiere a “los objetivos y a la dirección de las medidas anunciadas” por el gobierno de Javier Milei, así como también apoya “la eliminación de trabas regulatorias y obstáculos para desarrollar sus actividades y la libertad a las empresas para decidir su plan de negocios».

Gómez Minujín, que es también titular de JP Morgan en la Argentina [1], agregó que «no es sostenible una economía basada en el subsidio a los alimentos, la salud, la educación, la seguridad, el transporte, la vivienda, el combustible, la luz y el gas», y afirmó que «el tamaño del Estado, el déficit fiscal generado y la emisión monetaria” hicieron que la Argentina fuera “un país no viable».

En ningún momento mencionó que el peso de la deuda pública es una hipoteca costosa para el erario nacional. Tampoco dijo nada de que la deuda externa contraída en el gobierno de Macri y la deuda interna del gobierno de Alberto Fernández son causas principales del gasto estatal, y menos habló de que entre las 720 empresas asociadas a AmCham se encuentran 25 empresas que son a su vez las principales compradoras de dólares en la gestión de Cambiemos, lista publicada por el BCRA [2]El Cohete dio el listado de las 100 empresas que compraron 24.679 millones de dólares [3], donde se destacan esas empresas.

Es más, tampoco dijo que muchas de esas firmas, no solo fueron las mayores compradoras de dólares entre 2016 y 2019, sino que después, en el período 2020- 2023, recibieron del BCRA dólares a precio oficial para pagar sus deudas supuestas o reales en el exterior, adquiriéndolos a la mitad del precio de los dólares paralelos, como lo convalidó el gobierno de Milei al devaluar nuestra moneda en un 118% el 12 de diciembre de 2023 [4].

Esto es, un grupo parásito y rentista (donde las empresas asociadas a AmCham son de las más importantes) se apropió de 100.000 millones de dólares en la gestión de Cambiemos. A los que deben sumarse los llamados inversores institucionales (bancos, compañías de seguros, fondos comunes de inversión, etc.) que compraron en la gestión del Frente de Todos títulos de deuda del Tesoro de la Nación por 54,4 billones de pesos (son bonos en pesos ajustables, por ende, equivalentes a unos 54.000 millones de dólares. En CER [5]: $26,4 billones; dólar linked: $5,2 billones, y dual: $22,8 billones). Es más, el ministro Caputo les propone a sus tenedores extender el vencimiento (vencen a lo largo de este año y en el 2025) para los años 2026-2027 y a todos ellos les otorga la cláusula puts (seguro de liquidez), por la cual, ante cualquier necesidad, presentan los bonos referidos al BCRA y cobran en efectivo al día siguiente (con los intereses incluidos).

El ministro de Economía, Luis Caputo, y el presidente del BCRA, Santiago Bausili [6], gracias al apoyo de los grandes fondos de cobertura, en tres meses devaluaron nuestra moneda en un 124% (el jueves 7 de diciembre de 2023 el precio oficial era de 400 pesos y el viernes 15 de marzo de 2024 fue de 896 pesos) y disminuyeron la tasa de interés de referencia del BCRA de 110 a 80% anual. De esa manera no solo consiguieron que los sectores con ahorro en divisas las tengan que cambiar por pesos (a precios cada vez menores) para mantener el mismo nivel de vida y/o financiar el stock de mercaderías que no venden, sino que los que ahorran en pesos cobran una tasa menor que la inflación.

Obviamente se beneficia el BCRA, que paga menos intereses por los encajes remunerados, cuyo stock suma más de 30 billones de pesos a mediados de marzo de 2024, de los cuales, en pases de uno a seis días, alcanzan los 29,9 billones de pesos, aminorando de esa manera su déficit para-fiscal o cuasi-fiscal.

El sideral ajuste monetario genera como reflejo la depreciación cambiaria, dado que la base monetaria es de 10,7 billones de pesos al 15 de marzo de 2024 y el 7 de diciembre de 2023 era de 10,1billones de pesos (creció en un 5,9% contra una inflación acumulada de no menos del 70% en el período) y el tipo de cambio oficial se incrementó en 124%.

Según la OPC (Oficina de Presupuesto del Congreso de la Nación), la Administración nacional pagó en concepto de intereses de la deuda, en el primer bimestre de 2024, la suma de 2,46 billones de pesos, que representó el 25,5% del gasto total y, comparando con igual lapso del año pasado, creció en un 34,2% (que es obvio, porque la devaluación obliga a juntar más pesos para pagar los intereses de la deuda en divisas). Dicho incremento del gasto en intereses de la deuda se contrasta con un gasto primario (todo el gasto público de la Administración nacional exceptuado los intereses de la deuda), que descendió en un 33,6% en igual lapso.

Sin embargo, en ese marco, Javier Milei en su discurso del 1 de marzo de 2024, al sostener que la causa de la inflación es el déficit fiscal, propone llevar todo el gasto público consolidado (se denomina Gasto Público Argentino) al 25% del PIB (no dice en qué tiempo). Y pretende comprometer a las provincias en ese objetivo con la firma de un pacto el 25 de mayo de 2024, cuando la Secretaría de Hacienda de la Nación informa que el gasto consolidado del gobierno nacional del año 2023, base caja, alcanza el 24,4% del PIB, el de la CABA y las provincias, el 15,7%, y el de los municipios, el 3,3%, que significa un 43,5% del PIB.

Cuando el descenso de la actividad económica generalizada hace caer la recaudación de los impuestos e ingresos previsionales en términos reales, eso deriva inevitablemente en un nuevo ajuste para conseguir el equilibrio fiscal.

Si la inflación de febrero de 2024 medida por el IPC del INDEC fue realmente del 13,2%, observamos que anualizada es de 276,2%, porcentaje muy superior a la recaudación en general, pero esencialmente comparándola con la recaudación en seguridad social, lo que demuestra cómo la combinación de la devaluación de nuestra moneda y la liberación de los precios impacta en sueldos y salarios. El descenso en la recaudación de las cargas y aportes previsionales nos permite explicar que está disminuyendo el consumo interno y con ello se reduce y se reducirá aún más la recaudación del IVA en las cuentas de Estado nacional y del Impuesto a los Ingresos Brutos en la recaudación de las provincias.

También, al descender los recursos previsionales y dado que el índice de movilidad se ajusta por dos variables (crecimiento del salario real y la recaudación de la ANSES) y como esas dos variables bajan a la par, si no se cambia la fórmula, disminuyen en términos reales las jubilaciones y pensiones. Paralelamente los sueldos y salarios muestran una caída considerable en términos reales, ante la estampida de los precios.

El gobierno se esfuerza por reducir el gasto primario que, según la OPC y su lectura del SIDIF (Sistema Integrado de Información Financiera) de la Secretaría de Hacienda de la Nación del primer bimestre de 2024, y dado su propio índice de deflación, lo hizo en una disminución de las erogaciones en un tercio (33,6%). Principalmente la disminución del gasto es en:

  1. pago de jubilaciones y pensiones (en un 33%);
  2. subsidios económicos (54,2%);
  3. transferencias a las provincias (en un 73%);
  4. obra pública (el gasto de capital desciende interanualmente en un 82,4%).

El fuerte ajuste fiscal permitió, siempre según la OPC, un resultado financiero positivo de un billón de pesos. Pero debe contemplarse que es base caja y debería verse el final con todos los gastos devengados.

Obviamente, el superávit primario y financiero logrado en el primer bimestre de 2024 es a costa de la población, que percibe menor haberes previsionales y aportes del Estado nacional, política que el gobierno de Javier Milei pretende continuar y de la que el mismo Presidente se jacta: “Yo vine para hacer las reformas que nadie se anima a hacer”. Milei se ufana sobre su política económica de “motosierra y licuadora”. Asimismo, remarca que el Fondo Monetario Internacional validó lo que está haciendo.

Lo que nunca explica es para qué se realiza semejante ajuste de las cuentas públicas y su impacto sobre el consumo y la inversión en la economía argentina. Y la respuesta es para garantizar tres objetivos que se interrelacionan entre sí:

  1. Pagar, a través del presupuesto nacional, una deuda que no se investigó (y que se está pagando), beneficiando a los deudores, porque el pueblo argentino les paga su endeudamiento.
  2. La enajenación del patrimonio nacional en beneficio de grandes fondos que, a cambio de esa deuda, van a exigir nuestros recursos naturales y nuestras principales empresas (YPF; ARSAT, Banco de la Nación Argentina, etc.).
  3. De esa manera, como interrelación entre los puntos a y b, garantizar un modelo extractivista, agropecuario y financiero exportador que no genera trabajo y beneficia exclusivamente al gran capital financiero.

Disciplina laboral y comercial

Es el mismo Luis Caputo que se opone a las tratativas que habían realizado los trabajadores de Aerolíneas Argentinas con la empresa el 28 de febrero de 2024. Es más, había un principio de acuerdo para que los trabajadores aeronáuticos percibiesen un 16% de mejora salarial ese mes y otro 12% en marzo, y casi estaba convenido con Trabajo, pero intervino el Ministerio de Economía y todo quedó en la nada.

Desde el Ministerio de Economía, la orden no escrita pero imperante es no validar aumentos mayores al 14% en marzo y 9% en abril. Daniel Yofra, secretario general de la Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso, Desmotadores de Algodón y Afines de la República Argentina, más conocidos como el gremio aceitero, industria exportadora y una de las claves del modelo, que habían acordado con las empresas del ramo tasas de aumentos en las remuneraciones para compensar la suba de los precios, ante la pasividad de la Secretaría de Trabajo sostuvo que “hay una decisión política de licuar los salarios, por eso no homologan nada».

Igual sucede con los bancarios, camioneros, trabajadores de edificios, etc. El nuevo secretario de Trabajo, Julio Cordero, abogado de Techint y de la UIA y, por ende, no ajeno a la redacción del Capítulo IV del DNU 70/23 de flexibilidad laboral que la Justicia suspendió en su ejecución, deberá aceptar o rechazar los acuerdos, pero el objetivo de Caputo es que desciendan los salarios y con ello el consumo y, por esa vía, moderar la tasa de inflación y aumentar los saldos exportables.

El jefe del Palacio de Hacienda, después de que devaluaron y liberaron los precios, consideró que hubo remarcaciones excesivas por parte de las empresas alimenticias y los fabricantes de artículos de limpieza y tocador, de manera tal que son muchos los productos que tienen un precio en la Argentina, al tipo de cambio oficial, mayor que en el exterior. El viernes 8 de marzo de 2024 se reunió con el sector industrial, y el lunes 11 con los supermercadistas: «Nosotros cumplimos a rajatabla el programa de equilibrio fiscal y recomposición del balance del Banco Central. Pero hay una suba desmedida de precios, de la que toda la cadena es responsable” y les amenazó con permitir la libre importación, que comienza a cumplirse mediante la Comunicación A 7980 del BCRA que determinó las importaciones de una serie de alimentos que pasarán a disponer de las divisas necesarias para poder concretar esa operación en un plazo de 30 días.

También se determinó suspender, por un plazo de 120 días, el cobro de la percepción de IVA adicional e Impuesto a las Ganancias a las importaciones de los alimentos básicos comprendidos en la medida oficial (lácteos; carnes vacuna, porcina, aviar y ovina; yerba; azúcar; harina de trigo; arroz; aceites de oliva y de girasol, etc.), con lo que se subsidia por la vía cambiaria y tributaria a los importadores con el propósito de intentar contener la inflación en alimentos. Como pasó con Martínez de Hoz y con Menem, las grandes empresas son las que van a traer los alimentos del exterior.

En síntesis

Los funcionarios de los fondos de cobertura, que ocupan formalmente cargos en el actual gobierno, cumplen a rajatabla con lo trazado para imponer un modelo extractivista, agropecuario, financiero, exportador que sobreviva a la actual administración, para beneficio exclusivo de sus mandantes, cuando debería ser a favor del pueblo argentino.

[1] Los principales accionistas del JP Morgan Chase & Co. (JPM) son Vanguard Group Inc; Blackrock Inc; State Street Corporation; Morgan Stanley; y Fidelity Fund. En la mayoría de las empresas asociadas a AmCham, los fondos de cobertura (BlackRock, Vanguard, Fidelity, PIMCO – Allianz, Franklin Templeton, Gramercy; Greylock, etc.) participan como socios y/o financistas de estas.
[2] Con fecha 21 de mayo de 2020, el BCRA publicó el informe «Mercado de cambios, deuda y formación de activos externos, 2015-2019”, en el que demuestra que, de la deuda tomada en la gestión de Cambiemos, la “fuga de capitales” del período comprendido entre diciembre de 2015 y octubre de 2019 alcanzó los 86.200 millones de dólares —prácticamente el incremento del endeudamiento fiscal nacional—.
[3] Las empresas que forman parte de las 100 y que son miembro de la AmCham son: Western Union Financial Services Argentina S. R. L.; American Express Argentina S. A.; General Motors de Argentina; Shell Cia Argentina de Petroleo S. A.; Cohen S. A. sociedad de bolsa; Monsanto Argentina S. A. I. C (hoy fusionada con bayer S. A.); Telecom Argentina S. A.; AES Alicura S. A.; Procter & Gamble Argentina; Acindar Industria Argentina de Aceros S. A.; Industrias John Deere Argentina S. A.; Arcor S. A. I. C.; Chevrolet S. A. De ahorro para fines determinados; Dow Agrosciences Argentina S. A.; Syngenta Agro S. A.; CNH Industrial Capital Argentina S. A.; Dow Quimica Argentina S. A.; Halliburton Argentina S. A.; Minera Argentina Gold S. A.; Colgate Palmolive Argentina S. A.; Embotelladora del Atlántico S. A.; SC Johnson & Son de Argentina S. A. Industrial Comercial; Pfizer S. R. L.; Newsan S. A.; Transportadora de Gas del Norte S. A.
[4] El caso del Grupo ARCOR que compró, entre los años 2016-2019, 360,7 millones de dólares y puede demostrar en sus memorias y balances solo 65,4 millones de dólares, que es el 18,13 % de esa suma. O el caso de Telecom S. A. compró 647,5 millones de dólares y contaba con recursos efectivos, según sus estados contables, por 434,5 millones de dólares, el 67,1 % del total. O Transportadora Gas del Norte S. A. compró 231,4 millones de dólares y puede demostrar en sus estados contables solo el 53,9 % de esa suma. O el de Shell Argentina S. A., los activos líquidos declarados en los estados contables de esos años suman 133.091.061 dólares, cifra coincidente con la liquidez resultante de cada ejercicio (diferencia entre la posición inicial y final), pero sólo representa el 18,23 % de los 730.134.892 dólares que informa el BCRA que la empresa compró al MULC en igual lapso.
[5] CER: Coeficiente de Estabilización de Referencia, ajusta los bonos partir de la tasa de variación promedio-diario del Índice de Precios al Consumidor (IPC) correspondiente al mes previo. Dólar linked es el precio oficial de la divisa, por ende se beneficiaron y se benefician con la devaluación de nuestra moneda. Y bonos dual son títulos públicos que se ajustan por la inflación o por la devaluación a opción de su tenedor.
[6] Ambos son socios en la Consultora Anker Latinoamérica, agente de mercado abierto.

¿Cómo se construye una estafa?

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En principio debemos definir ¿qué es una estafa?

Una estafa es una mentira interactiva en la que el estafador miente y el estafado acepta de buen grado su mentira.

¿Cuáles son los elementos que juegan para que esto sea posible?

Inicialmente, al elaborar el estafador su plan, debe seleccionar a su o sus víctimas según sus características.

La primera condición de la víctima es tener un deseo insatisfecho, entendiendo que todo deseo partirá de una carencia. Así como la sed es una carencia de la que nos avisa nuestro sistema nervioso generando el deseo de beber; hay otros deseos más sofisticados que surgen como consecuencia de la vida en comunidad.

La vida en comunidad implica pertenencia y aquí aparece hay una contradicción entre lo individual y lo comunitario en lo atinente a la solidaridad. Recordemos que solidaridad es ser uno con el otro, la limosna da lo que nos sobra, la solidaridad comparte lo que tenemos. Lo individual nos impulsa a buscar que nuestra presencia sea considerada por la mirada de los demás. Esto provocará otros deseos que buscarán esa consideración y nos harán sentir poderosos en algún aspecto. El deseo puede ser específico como la potencia sexual, la salud, la belleza, el éxito, la posesión de algún objeto que genere prestigio o placer, la mágica adquisición de un idioma, etcétera. O puede ser inespecífico como el dinero o el poder. Acerca del dinero y el poder simbolizado por el dinero debemos recordar que con su adquisición viene incluido el miedo, miedo a perder el dinero o el poder

Entonces, el otro elemento fundamental además del deseo insatisfecho, particularmente útil para el estafador será el miedo. Miedo a perder algo que se posee o “que se cree poseer”.

El estafador es necesariamente un conocedor analítico o intuitivo de la condición humana y de sus pasiones. Es un predador que analiza a su presa para darle caza, ya que vive de ella, ella es su alimento.

¿Pero, qué características tiene que tener el deseo de la víctima? 

Invariablemente el deseo está acompañado de una conducta ansiosa para su consecución, puede inclusive saltar alguna norma ética (está el recuerdo de los estafadores que vendían carpetas falsas de fondos estatales de viviendas), o teniendo expectativas de soluciones en muchos casos cuasi mágicas, aquí entran las sectas o las brujerías. También  cosas absurdamente baratas, o que prometen ganancias increíbles como los esquemas Ponzi. 

Lamentablemente las promesas políticas, económicas y sociales de candidatos políticos pueden también configurar estafas. Después de la inflación durante el gobierno de Alfonsín, Carlos Menen engañó con el “síganme que no los voy a defraudar” y generó la ‘Ley de Reforma del Estado’ que cercenó derechos y produjo desocupación. Logró por seducción lo que la dictadura intentó lograr con desapariciones y asesinatos. Mintió peronismo y entregó Alsogaray. Generó luego un veranito económico vendiendo las empresas del estado, ‘las joyas de la abuela’, y con la convertibilidad de Cavallo y la apertura de importaciones provocó un daño  a la industria con quiebras y cierres que hizo que pasáramos de una desocupación del 6% a cifras entre el 16 y el 18% con la consecuente caída de la producción industrial.Llegó posteriormente el el inoperante gobierno de De La Rúa que no pudo ni supo salir de las políticas neoliberales desembocando en la la crisis del 2001, con varias decenas de muertos por la represión de los radicales y una desocupación de aproximadamente 25%.

Mucho fue el esfuerzo que hubo que hacer para revertir esta situación, en la que supuestamente se produjo una alianza entre los pobres y los sectores ‘auto percibidos’ como clase media; ‘piquete y cacerola la lucha es una sola’ se cantaba ante el corralito de Cavallo y De La Rúa. A partir de la administración de Duhalde, que logró cierta estabilidad política, no sin costos para los sectores populares, recordemos los asesinatos de Kosteki y Santillán, volvimos a la gimnasia electoral y con las elecciones el ascenso de Kirchner con el 22% de los votos, recordemos que Menem decidió no competir en la segunda vuelta para no sufrir una derrota humillante. En ese momento parecía haber una conciencia generalizada de quien era un estafador.

Un planteo totalmente diferente de planificación económica generó la recuperación industrial sostenida por las retenciones al agro beneficiado por los buenos precios de los comodities. Se vivieron 12 años de un estado de bienestar en el que la población mejoró su calidad de vida, la autopercibida clase media recuperó sus ahorros o al menos su capacidad de ahorro y los sectores más pobres fueron contenidos por planes sociales que progresivamente fueron disminuyendo a medida que disminuyó la tasa de desempleo. Los niños de los sectores económicos menos favorecidos dejaron de comer en las escuelas para comer en sus casas, básicamente porque tenían que comer. La desocupación bajó del 25% en el 2001 al 6% en 2015. Mientras tanto los medios de comunicación hegemónicos, casualmente coherentes con ‘la embajada’, hicieron un bombardeo constante sobre la condición corrupta de un gobierno que entre otras cosas produjo crecimiento económico real y desendeudamiento externo. De todas las acusaciones de corrupción no se encontraron pruebas y en el caso de los bolsos de López hay pruebas de que era dinero recibido puerta a puerta por un ex tesorero de Boca Juniors en la gestión Macri, seguramente casualidad. 

Se llegó así a la segunda gran estafa; Macri prometiendo que no se tocaría ‘lo bueno’ hecho por el gobierno peronista, que en una semana solucionaría la inflación, ya que era algo muy fácil de lograr y que su objetivo era “pobreza cero”. Por increíble que parezca las ovejas volvieron a votar al lobo.Se repite el mecanismo de la solución mágica para lograr un deseo, pero no fue lo que pasó. Lo primero que hizo fue devaluar y generar más inflación, empezó su gobierno con un 25% y terminó con el 40%. Las cifras de pobreza que eran aproximadamente del 20 o 23% terminaron también en 40%, las tarifas se incrementaron a niveles intolerables beneficiando a las empresas de energía de los amigos de Macri, Marcelo Mindlin y Nicolás Caputo. Se encontró con un país que al decir de su ministro de hacienda, Dujovne,estaba asombrosamente desendeudado y lo endeudó en más de 100.000 millones de dólares, con el FMI solamente, contrajo un préstamo de 57000 millones de los que ingresaron a nuestro país solo 45000, que rápidamente fueron fugados por la grandes empresas y los amigos del poder, en el año que ingresaron esos 45000 millones dólares salieron 85000 a paraísos fiscales. Cuando Macri levantó el cepo cambiario que existía en el Gobierno de Cristina informó que en defensa de la libertad ahora podríamos comprar, si lo deseábamos, 5 millones de dólares y no los magros 200 dólares del cepo. Está claro quiénes podrían hacer esas operaciones. También eliminó la obligación de los exportadores de liquidar los dólares de las exportaciones. Inicialmente redujo el tiempo de 30 días a 365, luego a 10 años y finalmente lo eliminó; con lo que logró eliminar la posibilidad de que el banco central acumulara reservas. En la primera semana de gobierno les perdonó a Edesur y Edenor 19.000 millones de pesos de multas que tenían acumuladas por incumplimientos de contrato, ‘planeros de alto nivel’.

La ciudadanía pareció haber advertido que Macri había venido para perjudicarla y votó la fórmula Fernández Fernández. Un gobierno tibiamente socialdemócrata con poca suerte. No solo heredó 40% de inflación y 40% de pobreza, sino  que tuvo la pandemia COVID19 y la mayor sequía de la historia, a pesar de lo cual se verificó crecimiento macroeconómico , pero nada de ese crecimiento llegó a las mesas populares.Faltó pan en la mesa de los pobres. A poco de iniciado el gobierno se descubrió una escandalosa estafa por parte de la multinacional Vicentín en complicidad con el director del Banco Nación en la gestión de Macri, González Fraga, el mismo que había dicho que el peronismo le había hecho creer al pueblo que podía comprar equipos de aire acondicionado, televisores led, automóviles o viajar al extranjero. González Fraga les dio un préstamo de 18000 millones de pesos una semana antes del cambio de gobierno y Vicentin presentó quiebra a la semana. Obviamente los avales, o eran fraudulentos o no se verificaron. Se anunció la intervención y la consiguiente expropiación, pero nada pasó. A partir de ese momento quedó claro que Alberto Fernández no estaba dispuesto a tocar los intereses del gran capital. Posiblemente fue la consecuencia de tener un presidente elegido como candidato a dedo y no por un proceso de democracia interna.

Y ahora, el gran estafador, mentiroso contumaz, diciendo que Argentina era la primera o la tercera potencia mundial a principios del siglo XX, lo real es que el PBI era el 13°, pero con una distribución del ingreso monstruosamente desigual, con un 80% de pobres y una oligarquía impúdicamente rica. Que el nos vino a salvar de una inflación del 15000%, mentira absolutamente descabellada que ni siquiera su gobierno, que en tres meses triplicó la inflación que veníamos sufriendo, podría lograr. Hoy estamos en proceso deflacionario pero solo por causa de la brutal contracción del consumo logrado a fuerza de generar la mayor pobreza popular en lo que va del siglo. La canasta familiar tiene precios europeos con salarios que equivalen al 20% de los salarios europeos. La inflación de enero bajó del 20% al 13,2% en febrero como consecuencia de la caída del consumo. También dijo en Davos que desde el año cero (sic) el PBI mundial sólo había crecido el 2% hasta la aparición del capitalismo, casi una burla, las estadísticas se iniciaron a mediados del siglo XVIII. Mintió que venía a castigar a la casta política y la principal causa de contracción del déficit fiscal está en la caída del 43% de los haberes jubilatorios. Decidió quitarle la comida a los comedores comunitarios y eso solo logrará que el narcotráfico haga beneficencia con los sectores postergados ante el abandono del estado. Gracias a las políticas del gobierno de Milei el narcotráfico reclutará entre los pobres de hoy a los dealers y sicarios de mañana.

Ahora con el pretexto de controlar los aumentos de precios de los monopolios alimenticios liberalizó la importación y les quita impuestos a los importadores. Esto generará el achicamiento industrial y la pérdida de puestos de trabajo, igual que Cavallo, con el hambre consiguiente. El trabajo que le han encargado sus patrones es destruir la capacidad industrial y primarizar la economía, destruir el tejido social y poner al país todo de rodillas, su plan es que seamos la India de fines del siglo XIX y principios del siglo XX. Los intereses económicos de las corporaciones multinacionales que lo manejan tienen sólo interés en los recursos energéticos y la minería, y en menor medida en la producción agropecuaria, ya que son dueños de más del 60% de las ricas tierras cultivables de Ucrania que han adquirido por financiar una guerra que solo les sirve a ellos.

Todos hemos votado legisladores, es el congreso el que permite que las distintas opiniones debatan y se hagan públicas sus propuestas. Hay un gran estafador que pretende ser rey o dictador acaparando la suma del poder público, es peor que Menem o Macri, es el mal. Seremos capaces de ver la estafa o toleraremos este mesías trucho.

Por una izquierda laica

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El poeta salvadoreño Roque Dalton, que a la postre será fusilado por sus propios compañeros de militancia, se pregunta ¿Habrá alguna vez lugar en la izquierda para las personas maduras? Esa pregunta desde que la leí por primera vez a comienzos de los años ’80 del siglo pasado no ha dejado de retumbar. Desde entonces se acumularon los acontecimientos y las ruinas a las que sólo se puede mirar como el ángelus novus Benjamiano[1]: la caída del muro, el menemismo, el atentado a la AMIA, el 19 y 20 de Diciembre de 2001, el renacer del sujeto pueblo, la banalización y la demonización de un proceso de liberación, que culmina en la entronización mesiánica de un sujeto que probablemente se encuentre hors de discours.[2]

Para que todo lo sólido se desvanezca en el aire y aun las insignias básicas de la modernidad, ciencia y democracia, se encuentren en entredicho, no basta con el capitalismo. Para que la distopía sea posible son también nuestros mitos, nuestras tradiciones y nuestras rencillas domésticas las que han colaborado. El fascismo no es un destino ni tampoco una parusía.

De allí que la pregunta de Dalton se hace más acuciante. En particular, en el contraste con una de las frases que se hizo una insignia en mí en los últimos años de la dictadura genocida: “Cuando culmine el proceso revolucionario argentino, se iluminará el aporte de cada episodio y ningún esfuerzo será en vano, ningún sacrificio estéril, y el éxito final redimirá de todas las frustraciones”[3].

¿Qué hacer cuando no hay redención, cuando el éxito final es una fantasía homeostática, cuando ningún proceso revolucionario tiene una culminación y cuando la desmemoria oscurece los aportes, muchos esfuerzos son en vano y los sacrificios pueden ser estériles?

No es este un llamado al posibilismo o a la desesperanza. Es simplemente preguntarnos ¿Qué hacer? Invitar al análisis materialista concreto de una situación concreta. Para ello es esencial desnudar los mitos y el idealismo que nos parieron.

Einstein, ya enfrascado en hallar su grial de la Everything Theory y molesto con los hallazgos de la teoría cuántica exclamó: Dios no juega a los dados con el Universo, a lo que Niehls Bohr respondió ¿Quién es el señor Einstein para decirle a Dios qué hacer? La ciencia actual, por el contrario, parece decir que Dios consiste en juegos de dados que al caer determinan, en universos enteros o en fracciones infinitesimales, lo que ha de ser lo necesario, lo imposible, lo posible y lo contingente,

 lo existente y lo inexistente.

Es una vuelta a la Tyché de los griegos que, según Píndaro, era hija de Zeus Liberador y según Alcmán, el poeta espartano, hija de Promatea (la previsión) y hermana de Peitho (la persuasión) y Eunomia (las buenas normas).

La Tyché es hija de Zeus Liberador, porque la contingencia se enfrenta a la repetición eterna de lo mismo o a la inmovilidad de las formas que está en el fondo de todas las ideologías conservadoras.

Para Aristóteles, la Fortuna es un hecho que no se produce siempre ni la mayor parte del tiempo y, por consiguiente, es una causa accidental. La fortuna es entonces un accidente de la finalidad misma. Por el contrario, la idea de Fortuna que me parece necesario retomar es más antigua, es la que recoge Píndaro. En palabras de Martha Nussbaum

La excelencia de la persona buena es como la de la planta joven: crece en un mundo débil y quebradiza, en necesidad constante de alimento exterior. Para desarrollarse bien, la vid debe proceder de una buena cepa. Pero además necesita, para mantenerse sana y perfecta, una meteorología favorable (rocío y lluvias suaves, ausencia de heladas repentinas y de vientos fuertes), y la dedicación de cuidadores solícitos e inteligentes. Lo mismo sucede con los seres humanos.[4]

En esta concepción la Fortuna es una constante (sea ella buena o mala) y pasa de ser causa accidental a causa material. En otras palabras, la fortuna actúa permanentemente e interfiere en todos los proyectos. Pero una vez que se han jugado los dados deja de ser causa accidental para ser causa material. Por eso no se puede pensar en proyecto sin tener en cuenta las condiciones históricas concretas de las que se parte. Pero este mismo proyecto va a ser influido por todos los acontecimientos que se le suceden. Parafraseando a Sun Tzu se puede decir que no es posible entrar a una batalla sin un plan ni atenerse rigurosamente a él una vez que la batalla ha comenzado.

La Fortuna hace imposible que el futuro se convierta en destino y que los límites actuales sean efectivamente los que determinan los límites de lo posible. Por eso no es posible una teleología de la historia al estilo de los “socialismos democráticos” o del DIAMAT del siglo XX o los cálculos de almacenero de los administradores de la gestión.

No hay discusión entre las viejas y las nuevas melodías, porque sencillamente la vieja canción es imposible. Si cambia el campo armónico la canción nunca será la misma. En ese sentido, una izquierda laica sólo es posible en la afirmación de lo contingente contra el resabio religioso de lo inmutable, de lo necesario y de lo imposible.

Cualquier figura del destino es, por el contrario, el material sobre el que se construyen los mesianismos y los conformismos. Por otra parte, una vez caídos los dados, son éstos los que brindan las categorías polares de lo existente y lo inexistente, que permiten el análisis concreto de situaciones concretas (el estado de la situación) que hace posible transformar lo existente en lo aún inexistente.

El discurso de transformación materialista requiere adscribir lo existente a lo necesario, a lo que no cesa de escribirse en el estado de situación (al estilo de Parménides: lo que es es y lo que no es no es) y lo inexistente a la contingencia (lo que cesa de no escribirse) y no a la imposibilidad (lo que no cesa de no escribirse).

Lo existente es necesario sólo una vez que han caído los dados. Pero la Tyché (o lo Real lacaniano) es aquello que nunca cesa de no inscribirse, aquello que no puede ser integrado a un universo de discurso. Por tanto, lo real sólo puede ser cernido por las dimensiones simbólica e imaginaria. Lo Real, diría Badiou, es aquello que, estando presentado en el estado de situación, no puede ser representado. Por eso los dados nunca dejan de estar en el aire desde la situación concreta de la que se trate. Por eso la Fortuna, lo Real, no es causa accidental de lo existente sino su causa material.

¿Era necesaria la caída de la URSS o el advenimiento del menemismo? No tiene sentido plantearlo hoy, porque los dados se han jugado y forman parte de lo necesario, de lo existente. Por eso no es posible hablar de las viejas melodías o de las canciones tradicionales.

Esta es la diferencia entre el denominado por Marx, socialismo científico respecto del socialismo utópico. El socialismo utópico parte de una situación ideal, deseable, y desde allí trata de construir una realidad otra en la que, como Aristóteles pensaba, lo determinante es la causa final. De allí surge la filiación aristotélica de los socialismos del siglo XX. El socialismo científico, por el contrario, no es determinado por la causa final (…un día cualquiera, casi sin darnos cuenta, habremos creado, junto con los otros pueblos del mundo, la sociedad comunista, nuestro ideal)[5], sino por la causa material, por lo existente en tanto necesario y su transformación mediante la aparición de lo inexistente como contingencia.

De lo inexistente sólo se tiene conciencia en el après-coup, como la falta en ser de lo existente. Se adquiere lo inexistente a partir del conocimiento de lo existente. Esto es lo que caracteriza al sujeto que ha de transformar lo que se presenta hoy como necesario en el estado de situación. Esta falta en ser devela a lo existente como no-todo y hace nacer al deseo que, como tal, permanecerá siempre insatisfecho porque la incompletitud de lo existente es un problema de estructura.

Por eso el deseo está siempre insatisfecho, porque los seres parlantes gozamos del deseo (la revolución permanente de Marx). Por eso el deseo transforma lo existente y el socialismo no puede ser nunca alcanzado como realización ni hay parusía ni epifanía. Hay un sendero del deseo, una transformación de lo existente en un tiempo lógico posterior. En la medida en que se trata de tiempo lógico, los pasos no los determina una finalidad en la que la historia terminaría de desenvolverse, sino la apuesta por el nacimiento del sujeto y la conciencia del deseo.

Por eso una izquierda laica es dialéctica y materialista. Por eso el materialismo dialéctico no es historicista, y el camino de la transformación y del deseo exige una nueva canción.


[1] BENJAMIN, Walter, Tesis sobre la historia, Tesis IX: “Hay un cuadro de Klee que se llama Angelus Novus. En él se muestra a un ángel que parece a punto de alejarse de algo que le tiene paralizado. Sus ojos miran fijamente, tiene la boca abierta y las alas extendidas; así es como uno se imagina al Ángel de la Historia. Su rostro está vuelto hacia el pasado. Donde nosotros percibimos una cadena de acontecimientos, él ve una catástrofe única que amontona ruina sobre ruina y la arroja a sus pies. Bien quisiera él detenerse, despertar a los muertos y recomponer lo despedazado, pero desde el Paraíso sopla un huracán que se enreda en sus alas, y que es tan fuerte que el ángel ya no puede cerrarlas. Este huracán le empuja irreteniblemente hacia el futuro, al cual da la espalda, mientras los escombros se elevan ante él hasta el cielo. Ese huracán es lo que nosotros llamamos progreso.”

[2] LACAN, Jacques, El Seminario, Libro 3, Las psicosis

[3] COOKE, John William, Peronismo y Revolución.

[4] NUSSBAUM, Martha C., La fragilidad del bien. Fortuna y ética en la tragedia y en la filosofía griega, 2015, La balsa de la Medusa, páginas 27 y 28.

[5] GUEVARA, Ernesto, Discurso en la conmemoración del segundo aniversario de la integración de las Organizaciones Juveniles, celebrada el 20 de octubre de 1962. “

Argentina, un país que se encoge

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Un dato introductorio: la Argentina cuenta con una superficie de 3.761.264 km2, 46.234.830 habitantes y un PIB de US$ 621 mil millones de dólares. Es el octavo en dimensión, el 33avo en población y el 24avo en tamaño económico.

Una idea central: la autoestima es una condición necesaria para que una país se cohesione y acumule poder. Cuando esa autoestima–ligada a la dignidad, la identidad y el carácter nacional–se erosiona una sociedad se desorienta.

Eso la lleva a creer que la razón de su declive proviene de actores externos o de unos pocos agentes internos generadores de todos los males. Esto, a su turno, obstaculiza el establecimiento de consensos mínimos, impide propiciar incentivos grupales para revertir la caída y deteriora la confianza indispensable para recuperar cohesión y poder.

En la Argentina se ha quebrado la autoestima y predomina un sentir profundo de declive. Una de las manifestaciones de la pérdida de autoestima es la recurrente búsqueda de soluciones expeditivas y simples emulando a otros países, como si cualquier experiencia de otras naciones pudieran ser importada.

A lo largo del tiempo se ha producido un proceso de encogimiento del país con múltiples expresiones. Recurro al término encogimiento pues los países que se busca emular son naciones de dimensiones pequeñas, reducida población y bajo tamaño económico. Es claro que esos países tienen sus realidades; el punto acá es preguntarse, sin el ánimo de buscar una causalidad, sobre la caída de la autoestima nacional y por qué se escogen los ejemplos que se escogen.

Tomemos el caso de la defensa. Las cíclicas crisis económicas del país han afectado severamente la posibilidad de dotar de recursos importantes al re-equipamiento y la modernización de las fuerzas armadas.

El escenario mundial y regional actual demanda un debate serio sobre la defensa y la urgencia de contar con los medios para fortalecer la capacidad militar: el peligro mayor es quedar en un estado de indefensión.

Sin embargo, vuelve la idea de comprometer a las fuerzas armadas en cuestiones de orden público y se preanuncian decretos al respecto. Por esa vía se las convertirá, más temprano que tarde, en una especie de guardia nacional combatiente de modalidades de criminalidad.

No es inusual entonces que en algunos círculos civiles se pregunten periódicamente si en realidad necesitamos a las fuerzas armadas; algo sin duda insólito. Costa Rica (puesto 126 por tamaño), Vanuatu (157), Dominica (174), Santa Lucía (178), Andorra (179), Tuvalu (192) y varios otros países no las tienen. Ninguno de ellos se asemeja a la Argentina. Mientras tanto, el mensaje del poder político pareciera ser que, como “no hay plata”, sobrevivan con lo que puedan.

Otro ejemplo es el dolarización que ya no es parte de una discusión electoral sino que es un componente esencial de la política pública a corto y mediano plazos.

En este caso, los ejemplos invocados son Ecuador (puesto 76 por tamaño, puesto 72 por población y 64 por su PIB) y El Salvador (puesto 149 por tamaño, puesto 108 por población y 101 por su PIB).

Poco se indaga sobre el vínculo dolarización-crimen organizado en un país como la Argentina donde viene creciendo el narcotráfico. Y como bien lo señaló recientemente Pablo Gerchunoff, “después de la dolarización, la Argentina sería una Grecia pero aislada, una Grecia sin Europa y sin Banco Central Europeo; por lo tanto, probablemente condenada a cesaciones de pago recurrentes y a la ausencia de un proyecto colectivo. Un país inmunosuprimido.”

En tiempos más recientes, El Salvador nuevamente parece ser referente, en especial, en cuestión de seguridad pública. No importa mucho que la evidencia mundial muestre el vínculo entre desigualdad y violencia criminal, social y política y que su perpetuación afecte desmedidamente a los sectores vulnerables.

Tampoco parecen interesar explorar las “buenas prácticas” no coercitivas para superar los problemas de seguridad. Cabe recordar asimismo que según el informe de la Oficina de Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito de 2023 la tasa de homicidios de El Salvador es cuatro veces mayor a la de la Argentina: 18,17 cada 100.000 habitantes frente a 4,62 cada 100.000.

En asuntos como los acuerdos institucionales, en términos políticos, en modelos de innovación y desarrollo, y en tantas otras áreas es frecuente oír la comparación con países de la región y extra-regionales a imitar para, por fin, detener el declive.

Es evidente que las sociedades pueden recoger experiencias valiosas de otras y adaptarlas a la realidad propia. Es claro que hay lecciones trascendentales tanto de éxitos y fracasos de otras naciones que se pueden aprender y evitar.

Sin embargo, lo singular de la Argentina del primer cuarto del siglo XXI —y a diferencia del mismo período del siglo XX cuando varios en y fuera de la región admiraban sus logros y hasta querían imitarla— es que busca un norte, cualquier norte, en países pequeños.

La Argentina se encoge a la misma velocidad en la que disminuye su autoestima. Y parece prevalecer, no apenas ahora sino desde años, un síndrome autodestructivo que consiste en proclamar que esta es una nación de fracasados habitada por una mayoría de indeseables y con solo un puñado de gente de bien. Sin autoestima colectiva será difícil reconstruir cohesión y poder; dos componentes fundamentales en un contexto mundial incierto y pugnaz.

https://www.clarin.com/opinion/argentina-pais-encoge_0_XEnZ0gGFh7.html