Estas dos palabras, totalmente distantes del uso coloquial, definen dos situaciones con claridad. Lo heurístico es el momento del hallazgo largamente buscado, un concepto utilizado en la ciencia para definir el momento en que, finalmente, después del esfuerzo investigativo, el resultado esperado surge. Lo serendípico en cambio, palabra que es una castellanización del término inglés serendipity, define el hallazgo casual, el no buscado pero útil. 

Demás está decir que la política práctica es dinámica y las tácticas fluctúan permanentemente en el tablero analítico, generando incluso modificaciones de importantes planes estratégicos, según los intereses que están manejando ese tablero. Menciono deliberadamente la palabra intereses recordando una frase de Benjamín Disraeli, primer ministro de la reina Victoria de Inglaterra en el siglo XIX, “no tenemos amigos permanentes, tenemos intereses permanentes”. 

Desde siempre, en la medida que han existido pueblos y naciones, lo geopolítico ha sido determinante en la historia de la humanidad, y a nosotros, por supuesto, la geopolítica nos convierte en un integrante más del tablero global.

Parece haber en la metrópoli de las corporaciones dos proyectos imperiales que se oponen, y si bien son las dos caras de una misma moneda, el mundo sufre sus planes ineluctablemente. Uno de ellos, el representado por Biden como mascarón de proa; insiste en la unipolaridad en el control mundial conseguida después de la caída de la URSS. Esto explica por que obligó a la invasión rusa de Ucrania tras la amenaza de instalar misiles apuntando a Moscú, siendo que el verdadero enemigo al que querían perjudicar era Alemania, que con el Nord Stream 2 lograría la independencia económica de la Unión Europea y su consecuente liderazgo. Paradójicamente lograron la unidad entre Rusia y China, tan temida por ellos, sin mencionar los Brics y que además, el trámite de la guerra les está resultando dificultoso.

El otro proyecto, detrás del cuál están los fondos de inversión, la tercera economía del mundo, tenía como ideólogo al fallecido Henry Kissinger y como representantes políticos a Steve Bannon y al inefable Donald Trump, en los EEUU y a Bolsonaro y Macri en América Latina. Para Kissinger era tolerable la bipolaridad con China, a la que intentaban aislar consiguiendo una alianza con Rusia; todos recordamos las acusaciones de los demócratas sobre la colaboración informática de los hackers rusos en la elección de Trump en 2017.

Veamos entonces cómo se refleja esta lucha entre los malos en nuestro país. La embajada siempre respetó el potencial electoral del peronismo, desde el Braden o Perón en adelante, pasando por la proscripción, la dictadura y los múltiples procesos de lawfare al kirchnerismo. Idearon entonces una forma de correr el tablero a la derecha para que Larreta, uno de sus posibles candidatos, pareciera de centro y así quitarle votos al peronismo. Buscaron un personaje bizarro y pintoresco, portador de un trastorno de personalidad antisocial, para que vociferara como panelista desde los programas basura de sus multimedios.

El mal saldo del enfrentamiento entre Cristina y Alberto Fernández trajo como consecuencia la renuncia de Guzmán y que se disparara la inflación. En esos momentos la presidencia tambaleaba y Cristina tendría que hacerse cargo de la presidencia ante la renuncia o eyección de Alberto; con un banco central en rojo y la inflación disparada. Amablemente, la embajada, siempre dispuesta a colaborar, ofreció la opción de un superministro que previamente había estado en Davos con Macri y había rotado seis meses por universidades norteamericanas como parte de su formación. Este se convirtió para la embajada en plan A, quién mejor para controlar la protesta social en un eventual nuevo gobierno. El plan B, Larreta, se enfureció ante tal desconsideración de su madre patria, se dice que intentaron calmarlo sugiriéndole una fórmula conjunta con el superministro. Él no se arredró y decidió pelear por la dirección del que creía su propio espacio, que por otra parte, ya tenía dueño. Así, el dueño impulsó a la más violenta de su grupo  en contra de Larreta. ¿Pero, por qué hizo eso? ¿Sólo por cuestiones personales, celos, o había un proyecto político detrás de esa conducta? 

Y aquí aparece la serendipia. Al circo le crecieron los enanos. El personaje Bizarro, puesto por el sector de Biden comenzó a medir fuertemente en las encuestas, pero por otra parte su discurso tenía más que ver con Trump o Bolsonaro, entonces: plin, caja. Macri, como el hombre de Black Rock y de Vanguard en estas pampas se lo apropió e hizo una campaña esquizofrénica, para Patricia y para Milei, total, con ambos ganaba.

Ahora nosotros. ¿Hallazgo heurístico o serendípico? Milei hizo el trabajo sucio que quería Macri, el gran ajuste, la destrucción de las garantías constitucionales con la colaboración de la justicia adicta y el silencio cómplice de los supremos, y continuando con sus desbordes hoy se enfrenta a los gobernadores. Creerá que sus amos lo van a bancar todo el tiempo, o será la cobertura, el forro, de una máquina más precisa e inteligente. Posiblemente estemos ante la última etapa de Milei antes del ascenso de su vicepresidenta; o tal vez estemos ante un riesgo de secesión de la patagonia en aras de intereses extranacionales.

No olvidemos que así como EEUU tiene en Israel su portaaviones en tierra en el medio oriente, no le disgustaría un portaaviones en la Patagonia Argentina, además del que ya tienen en Malvinas.

Debemos tener presente que en la primera reunión de la trilateral commission en 1973, su miembro relator, David Rockefeller, dijo que en el año 2000 el combustible serían los alimentos  y debían impedir, “a como de lugar”, que los países productores de materias primas en los que tuvieran influencia se industrializaran. Ese fue el inicio formal del neoliberalismo y el punto de partida del plan Cóndor. En la segunda reunión, que tuvo lugar en 1975, el miembro relator fue el barón Rothschild. Este dijo que habían desaparecido las razones para la existencia de las fronteras políticas (lo que implica la desaparición de los estados), que el mundo debía ser gobernado por las corporaciones. El nacimiento formal del anarco capitalismo, o sea la dictadura del capitalismo concentrado y la esclavitud del planeta.

Quedan las preguntas: ¿Es un plan de Milei, como un atentado de falsa bandera a los que la derecha es afecta para justificar múltiples agresiones posteriores? ¿Fue casual que se iniciara a partir de el gobernador chubutense, un gobernador cambiemita, facción política que no ha demostrado ser popular y tampoco nacional?¿O es una reivindicación razonable de las provincias que caerían en asfixia administrativa?