El presente, al igual que las personas, tiene una historia que lo ha generado. Las
personas, no solo no nacieron solas, no solo se originaron en otras, sino que su historia es
una consecuencia de la interacción con otras personas. Los países, al igual que las
personas, no solo tienen historia sino que esta estará influida por su relación con el resto de los países, lo que llamamos geopolítica. Así entonces podemos afirmar que nuestro
presente es el producto final de nuestra historia.
Repasemos entonces algunos antecedentes. En 1973, después de la finalización de
los acuerdos de Breton Woods en 1972, que habían sido suscriptos al final de la segunda
guerra mundial, y que establecieron la convertibilidad del dólar en oro, sacralizando virtual y literalmente al dólar como moneda de cambio para el comercio mundial, lo que demostró
que los EEUU fueron el gran triunfador occidental de la segunda guerra; los países
productores de petróleo del tercer mundo constituyeron la OPEP.
La organización de los países exportadores de petróleo le quitó en ese momento a
Texaco, Shell, Standard oil y otras grandes petroleras del primer mundo, la potestad de
establecer el precio del barril de petróleo. La respuesta no solo no se hizo esperar, sino que
fue mucho más abarcativa en cuanto al plan económico para el mundo por parte de un
capitalismo plenamente inscrito en su etapa de acumulación y concentración del capital.
En 1973 tuvo lugar la primera reunión de la Trilateral commission, que se venía
preparando desde 1970 por iniciativa de David Rockefeller, a su vez miembro del Grupo
Bilderberg.
Las tres patas de la comisión estuvieron formadas por representantes de capitales
norteamericanos, europeos y japoneses. La organización de la reunión estuvo a cargo de
Zbigniew Brzezinski, luego canciller de Carter, quien sin pudor alguno dijo que la comisión
se había hecho como defensa ante el “chantaje del tercer mundo”. El relator a cargo fue
David Rockefeller quién expresó que el combustible del año 2000 serían los alimentos, por
lo que había que evitar que los países en los que “tuvieran influencia” se industrializaran,
debían ser solo productores de materias primas. Se ocupó de aclarar que este objetivo
debía cumplirse “a como de lugar”, esa expresión y la sucesión de golpes de estado y
dictaduras parecen haber tenido una relación directa. La receta económica fue la escuela de Chicago, neoliberalismo explícito.
En 1975 se produjo la segunda reunión de la Trilateral Commission, en esta
oportunidad el relato estuvo a cargo del Barón Rothschild, quien afirmó que había
desaparecido el sentido de las divisiones políticas entre los países, y por lo tanto de los
estados, el mundo debía ser manejado por las corporaciones. Está claro que aunque los
estados tengan como máximo objetivo la defensa de la propiedad privada, por encima de la
vida de los ciudadanos, también representan un freno a una cantidad de conductas
abusivas de las empresas a través de diversos cuerpos legales. Si los estados no existiesen
esto sería, descarnadamente, la ley de la selva en donde sin ningún límite, el fuerte se
comería al débil esclavizándolo. Esto es claramente anarco-capitalismo y hoy en nuestro
presente tenemos a un sociópata que lo vocifera.
Y continuando con la historia, algunos personajes de los anarco capitalistas de la
libertad avanza han sugerido que José de San Martín era un agente inglés. Cabe hacer
algunas aclaraciones porque hay afirmaciones que se pueden achacar a la ignorancia; pero
en este caso solo podemos pensar en la mala intención o en lo que técnicamente llamamos
discurso perverso.
Hay varias maneras de analizar la historia, se puede hacer desde las palabras o se
puede hacer desde los hechos. San Martín escribió solo cartas, muy reveladoras de sus
puntos de vista, pero fundamentalmente hizo mucho y habló por sus hechos.
Mencionamos al principio de este artículo la geopolítica y desde la geopolítica
tenemos que analizar la historia de nuestro país. El 25 de mayo de 1810 fue posible por la
invasión de Napoleón a España, dada la situación de acefalía en la metrópoli. Como
siempre las causas de este movimiento fueron económicas. Los que pretenden romantizar
la realidad, con conciencia o no de estar ocultando las causas reales de los sucesos de
mayo de 1810 insistirán en el primer grito de libertad. Lo real es que detrás del pretexto de
cuidar la colonia hasta que volviera el rey, hubo una potente razón económica. Una de las
actividades económicas más importantes de los comerciantes del puerto de Santa María de
los Buenos aires era el contrabando, y de ser posible todos pretendían eludir a la aduana de
Buenos Aires creada por las reformas borbónicas de 1776, fecha de creación también del
Virreinato del Río de la Plata con sede en Buenos Aires.
Los ingleses, además de robar los galeones españoles que transportaban oro y plata
desde América a España, a través de sus corsarios (piratas autorizados por la monarquía),
también querían adueñarse económicamente de estas colonias a través del comercio.
Si bien fracasaron en sus intentos de invasión militar en 1806 y 1807, oportunidad en
la que José Alfredo Martínez de Hoz, jefe de la aduana porteña y bisabuelo o tatarabuelo
del José Alfredo Martínez de Hoz que tuvimos la mala fortuna de conocer, besó la mano de
John Carr Beresford y se puso a su disposición; no abandonaron su proyecto de comerciar
colocando sus producciones industriales y tenían sus barcos siempre dispuestos cercanos a
nuestras costas.
El 29 de mayo de 1810, la junta constituida el 25, decretó el libre comercio. Esto era
renunciar al proteccionismo y abrir la puerta a los ingleses, lo que afectaba seriamente a las
producciones autóctonas de factura artesanal que venían de las ciudades del interior de las
provincias del virreinato. También había dentro de la junta integrantes que abogaban por
una defensa de las producciones del interior y así se creó la Junta Grande, con
representantes del interior del virreinato, en adelante Provincias Unidas. Esto fue resistido
por los sectores porteños que se irían perfilando como el partido unitario. En la medida en
que estos se fortalecieron, la Junta grande fue reemplazada por el primer Triunvirato elegido
por el Cabildo, desplazando a los diputados del interior. El hombre fuerte del triunvirato no
fue ninguno de los triunviros sino una suerte de “cuarto triunviro”, su secretario, Bernardino
Rivadavia.
En el ejército español había gran actividad política y se destacaban dos bandos; los
que sostenían el absolutismo monárquico de los borbones y los que se oponían a él desde
ideas liberales y republicanas influidas por las ideas de la revolución francesa. José de San
Martín y muchos americanos que combatían para el ejército español se contaban entre
estos últimos. Constituyeron en principio la logia de Cádiz y luego la sociedad de los
caballeros racionales, con impronta masónica, desde donde nació la decisión de volver a
América para plegarse a los movimientos revolucionarios en gestación. Cuando en 1811
San Martín consiguió la baja del ejército español mintiendo que viajaría a Perú para atender
negocios personales, se dirigió inicialmente a Inglaterra. En Londres tomó contacto con la
Sociedad de los caballeros racionales fundada por el Caraqueño Francisco de Miranda,
que seguía funcionando aunque él se encontraba en Caracas. Ya en España se había
integrado a estas logias masónicas y por otra parte sólo desde Inglaterra podía viajar a
Buenos Aires donde los españoles americanos, como se autotitulaban, vieron la posibilidad
de, ante la acefalía del gobierno español, realizar el libre comercio con los ingleses.
El acompañante de José de San Martín, Carlos María de Alvear, sí se comportó
como un agente inglés, al igual que Rivadavia, de quien se puso a disposición. A San Martín
se le encomendó la formación de un cuerpo militar profesional, ya que hasta ese momento
las estructuras militares eran solo de milicias que habían quedado como resultado de la
defensa de Buenos Aires en las invasiones inglesas. La primera actividad de este cuerpo
profesional fue deponer al primer triunvirato que venía, merced a Rivadavia, ejerciendo una
conducta despótica y centralista. Esto le ganó el odio de Rivadavia a perpetuidad, este no
solo intentó perjudicarlo en todo momento sino que inclusive lo mandó a matar y fue el
responsable de que tuviera que marchar al exilio. Pretendieron que detuviera a Belgrano y
le quitara el mando del ejército del norte, no solo no lo hizo, sino que dijo de Belgrano que
era el más importante general de Sudamérica. Lo mandaron a detener a Artigas, no lo hizo,
jamás levantó su sable en contra de otros latino americanos no realistas. Si los ingleses
pensaron en algún momento que San Martín les sería funcional se equivocaron. Logró la
libertad de Argentina, Chile y Perú. Ellos preferían una latino america con múltiples países,
él busco como proyecto la patria grande sudamericana. Al margen de lo que conversó con
Bolívar en Guayaquil, no tenía más remedio que retirarse ya que Buenos Aires, cuando no
Rivadavía, le había quitado todo el apoyo. Finalmente ganaron ellos, los unitarios y sus
amos ingleses, pasamos de ser una colonia española a una semicolonia inglesa. Tuvimos
dos momentos de independencia de los ingleses; uno fue el segundo gobierno de Rosas,
que inclusive los enfrentó militarmente en la batalla de la Vuelta de Obligado, en la que
casualmente a bordo de los barcos franceses e ingleses había algunos argentinos,
casualmente unitarios, aliados a potencias extranjeras en contra del país. También es dable
recordar que el “ejército grande” que derrota a Rosas en 1952 en la batalla de Caseros
estuvo formado por tropas de Entre Ríos, Brasil, Uruguay, unitarios y casualmente coincidía
con los intereses de Inglaterra. Esto obviamente merece un análisis más pormenorizado y
no la simplificación maniquea. El segundo momento de independencia se da con los
primeros gobiernos de Perón, entre 1946 y 1955, porque independencia siempre es
independencia económica, que cada país pueda organizar su economía según sus
intereses locales y no de alguna metrópoli. Hemos pasado de ser colonia española, a
semicolonia inglesa con Rivadavia y la generación del 80 y neocolonia norteamericana
después de la segunda guerra mundial, cuando con el golpe de estado de 1955, a la
semana, los mandantes de los militares dieron la orden de ingresar y tomar crédito del
Fondo monetario internacional.
Esperemos no quedar anclados a este esquema por el voto de octubre. Como dijimos en otras oportunidades no hay dos proyectos de país, hay un proyecto de país y otro de colonia.