• Los partidos que no se jugarán: Son los encuentros de la Copa América 2021 organizada por la Confederación Sudamericana de Fútbol (CONMEBOL), que originariamente se iba a realizar de manera conjunta entre Argentina y Colombia, y que finalmente no tendrán lugar ni aquí ni allá, sino –en caso de concretarse– en el Brasil de Bolsonaro. El gobierno de Bogotá debió deponer sus ansias de espectáculo, forzado por la acuciante situación sanitaria de la pandemia (peor que en Argentina) y por la explosiva situación política, con luchas populares diseminadas por casi todo su territorio. El neoliberal Iván Duque, pocos días antes que se desatara la revuelta social, no había dudado en mantener un fuerte contrapunto con Alberto Fernández, cuando éste planteó sus reservas acerca del desarrollo de la competencia, debido al impacto de la COVID 19 en ambos países y en toda la región. El presidente colombiano, en esa ocasión, se había manifestado petitero y provocativo, mostrando la hilacha de su animadversión ideológica, afirmando que si Buenos Aires desistía de la idea original, su país asumiría la concreción de todo el torneo. La realidad, que suele ser cruel con las intenciones de la soberbia humana, frustró de manera fulminante sus pretensiones; su gobierno, con las manos tintas en sangre por la despiadada represión que desató, apeló a la pandemia para justificar el abrupto renunciamiento a su rol organizativo en el evento. Duque quedó entonces expuesto como un fantoche rey desnudo, muy a su pesar el adverso contexto político impidió que se ejecutara su voluntad, la resistencia popular abortó primero su reforma fiscal e impositiva, y pocos días después su fiesta deportiva. Ante el desistimiento colombiano, CONMEBOL intentó que se disputaran todos los partidos en Argentina. El gobierno del presidente Fernández consideró tal posibilidad, pero finalmente anunció que no estaban dadas las condiciones para ello. La Copa América quedaba sin sede, ante tal emergencia, el titular de la CONMEBOL, el paraguayo Alejandro Domínguez levantó el teléfono y habló con Jair Bolsonaro; y éste aceptó ipso facto el convite futbolero, al que se aferra como una potencial tabla de salvación -éxito deportivo mediante- para surfear la ola de desaprobación popular en la que se está hundiendo. Por supuesto, en o país tropical se desató una enorme tormenta política por lo inconsulto de la medida, varios gobiernos estaduales se negaron a participar, Lula anunció su repudio; y hace pocas horas, los integrantes del scratch dejaron traslucir de manera ostensible su oposición al evento, dada la gravedad de la crisis sanitaria que atraviesa Brasil. Por cierto, los futbolistas de la verdeamarelha muestran una destacable conciencia humanitaria, la misma que brilla por su ausencia en muchos de los miembros de la clase política de su país.

 

  • Los partidos que continúan en cartelera en Argentina: Parece una escena extraída de un cuento de Eduardo Sacheri, como la palomita eterna de Aldo Pedro Poy para los canallas, o el paseo en andas al Loco Bielsa campeón para los leprosos; cuando haya pasado la pandemia será tema de discusión en la mesa de los galanes, en el mítico bar El Cairo de Rosario, y en todos los cafés del país. No está del todo claro si fue por presión interna o por autoconvencimiento, el hecho es que a último momento el gobierno argentino desistió de realizar la copa América, decisión que blanqueó mediante declaraciones en tal sentido del Ministro del Interior, Wado de Pedro. El olfato político del presidente, lo hizo acertar respetando la máxima maradoniana de no manchar la pelota; no hacerlo hubiera acarreado una sangría política de imprevisible y peligrosa evolución. El Frente de Todos, muy atinadamente transitó con solvencia una curva de la historia en la que arriesgaba despistarse. Era patente que se registraba una oposición mayoritaria a la competencia. La contradicción que se planteaba, en trazos gruesos, residía en lo inconveniente de celebrar el torneo mientras la sociedad afrontaba varias y severas restricciones. La oposición no se privó de acometer con esta excusa contra el oficialismo, como paradigmáticamente mostró el ex presidente Macri, en la misma cena pituca televisiva en la que se ufanó recordando que en su pasada gestión, se desconectaba para poder descansar y veía Netflix a partir de las 19:00- horas. Con el mismo eje discursivo, la ministra de educación porteña, Soledad Acuña, sobreactuando su rol de mosquita muerta, se preguntaba cómo podía ser que se quisiera suprimir las clases presenciales, pero a la par se pretendiera jugar partidos de fútbol. Como siempre, la disputa política pasa en gran medida por imprimir el sentido de la subjetividad colectiva; más allá de las anteojeras y el odio ideológico, esa es la razón estratégica del atrabiliario estallido amariyo apostrofando al oficialismo de cualquier cosa en relación con las vacunas. Como con la realidad es imposible pelearse, dada la notable y exitosa recuperación que el gobierno nacional ha logrado con la campaña de inmunización, recobrándose a ojos vista de las patinadas iniciales; entonces el objeto de la impresionante e inicua catarata de falacias y absurdos volcados por los cambiemitas sobre la opinión pública merced a la complicidad de los medios hegemónicos, apunta a tratar de deslegitimarla, o al menos, a minimizar su impacto positivo en el ánimo popular.

 

  • La final del campeonato, las elecciones: Es que el partido de fondo, la final del campeonato, son las elecciones de medio término a celebrarse este año en el último trimestre. Y los cotejos que marcan el camino a esa final, cuando todo parecía indicar un panorama muy tormentoso para el Frente de Todos, comienzan a brindar incipientes indicios de que no solo la pelota sigue en el aire, sino que los resultados pueden llegar a ser muy distintos de aquellos planteados por los pájaros de mal agüero (con perdón del Kun). Porque la vacunación está avanzando a paso sostenido, y a pesar de estar atravesándose lo peor de la pandemia en cuanto al número de casos y de fallecimientos, paradojalmente se comienza a avizorar el horizonte de salida, y la economía continúa rebotando. Claro que, como ya se ha señalado reiteradamente en La Capitana, tanto en esta columna como en las de economía, política y sociedad, la marcha del programa de vacunación es una de las dos macrovariables principales determinantes del futuro. La otra es el dominio de la presión inflacionaria, transformada en un arma política destructiva en manos de los poderes concentrados de la economía. Ese es el punto crítico a solucionar para el gobierno nacional, el de asegurar la capacidad adquisitiva de los bolsillos de los humildes y los sectores medios, muy acosados por la dureza de la suba de precios, sobre todo en ciertos productos alimenticios, principalmente la carne. Probablemente en esa batalla, se dirima el resultado de las elecciones, y se comiencen a delinear los marcos políticos que balizarán la marcha hacia el 2023. Ergo, a condición de mantener el actual ritmo de vacunación, paulatinamente se irá disminuyendo el agobio social y económico de la pandemia, muy a pesar de la vocación en contrario de la pléyade opositora. Luego, parafraseando al Bambino Veira, puede decirse que la base está. Hace falta eso si, que los delanteros encabezados por el ministro Martín Guzmán conviertan los goles antiinflacionarios. Siempre hay que tener presente que los tantos a favor que se pierden, exponen al riesgo de recibirlos en contra.

 

  • Datos de la campaña de vacunación: Al cierre de este informe y al corte de las 18:00- horas del día de la fecha (sábado 05/06/2021) del Monitor Público de Vacunación del Ministerio de Salud de la Nación, y del Centro de datos de Coronavirus de la Universidad John Hopkins, la última actualización arroja que:
  • Dosis aplicadas globales (Mundo): 2.081.718.731-
  • Dosis aplicadas totales en Argentina: 13.984.755-
  • Proporción población Argentina/Mundo: 0,6% (45.000.000/7.500.000.000 x 100)
  • Proporción dosis aplicadas Argentina/Mundo: 0,671%
  • Primer población objetivo Rep. Arg.: 12.500.000- (ampliada: 15.000.000)
  • Dosis recibidas en Rep. Argentina: 18.450.150-
  • Dosis distribuidas a las provincias: 17.585.490-
  • Personas inmunizadas (con 1 o las 2 dosis): 10.970.220- (24,378% pob. arg.)
  • Personas que recibieron la 1° dosis: 10.970.220- (24,378% pob. arg.)-
  • Personas que recibieron solo la 1° dosis: 7.955.685- (17,679% pob. arg.)-
  • Personas que recibieron 1° y 2° dosis: 3.014.535-(6,698%)-
  • Dosis distribuidas pendientes de aplicación: 3.600.735-
  • Dosis recibidas pendientes de distribución: 660-
  • Dosis pendientes totales: 4.465.395-
  • Proporción de población inmunizada sobre primer población objetivo: (10.970.220/12.500.000 x 100 = 87,761%-)(amp./15.000.000 = 73,134%)
  • Proporción de población completamente inmunizada sobre primer pob. obj. (las 2 dosis): 3.014.535/12.500.000 = 24,116%- (amp./15.000.000 = 20,096%).
  • Proporción de población parcialmente inmunizada sobre primer población objetivo (1 dosis): 7.955.685/12.500.000 = 63,645%- (amp./15.000.000=53,04%).