La deuda externa y la extranjerización y concentración económica, imponen en nuestro país una matriz extractivista agropecuaria-exportadora, razón por la cual no se desarrollan industrias que sustituyan importaciones, no genera trabajo y no se integra a la sociedad. Al contrario, se subordina toda la economía a satisfacer la demanda del exterior, y el sector externo refleja claramente esa situación.

En consecuencia, Argentina aparece con problemas estructurales propios de una economía sesgada a las exportaciones primarias, con cada vez menos actores con capacidad de insertarse en un mundo con exigencias crecientes como efecto del entorno en el que se desenvuelve, por ende, la macroeconomía y la matriz comercial priorizan la venta de materias primas y alimentos.

Por ende, los cambios macroeconómicos, aún los esperados (en materia de inflación, déficit fiscal, presión tributaria, tasa de interés, tipo de cambio, marco regulatorio, infraestructura, exigencias administrativas públicas), son funcionales a la matriz productivo-comercial de subordinación a los mercados externos.

En un marco en que el objetivo es garantizar el superávit comercial para financiar el pago de una deuda externa (con fuertes vencimientos a corto plazo), que obliga a reprogramar los mismos en un estado de negociación permanente, donde el gobierno ofrece, en primer término, que las exportaciones (a como dé lugar) superen a las importaciones y, a la vez, que el déficit fiscal primario sea el menor posible para no agravar el endeudamiento.

Esto implica un brutal ajuste a la economía nacional, por ende, debe exportarse lo que sea, sin miramientos y sin importar cómo afecta al consumo interno. Un ejemplos claros: la exportación de 37 millones de toneladas de granos de maíz en el año 2020 y su impacto sobre los precios de la carne aviar y porcina y hasta en la bovina en el mercado local.  Otro ejemplo, la exportación de un millón de toneladas de reses enteras el año pasado y el crecimiento de su precio interno un 75% según asevera el Instituto de Promoción de la Venta de Carne Vacuna que depende de la Bolsa de Comercio de Rosario-Santa Fe.

Es inaudito el nivel de endeudamiento cuando la Argentina ha tenido un comercio exterior en este siglo XXI que, sumando desde el año 2000 inclusive hasta abril de 2021, acumula un superávit comercial de 175.000 millones de dólares, máxime, teniendo en cuenta que en el año 2005 y 2010 se realizó una exitosa conversión de títulos de deuda disminuyéndola sensiblemente y reescalonando sus pagos. Sin embargo, en el gobierno de Macri la deuda se aumentó en más de 100.000 millones de dólares y con ese aumento no se hicieron obras de infraestructura, sino que se fugaron, según estudios del BCRA, 86.200 millones de dólares.  Es más, los cien primeros fugadores lo hicieron por 24.679 millones de dólares en cuatro años[1] y aún no se los investiga para saber cómo hicieron para comprar esa cantidad de divisas en cuatro años, cuando sus empresas no declararon ganancias que justifiquen fondos por esa magnitud.

En el año 2020 exportamos por 54.884 millones de dólares, e importamos 42.356 millones de dólares, la diferencia, el saldo es 12.528 millones de dólares. Sin embargo, en el año 2020 las reservas internacionales del BCRA descendieron en 5.780 millones de esa moneda[2].

Paralelamente, la recaudación por Derechos de Exportación (Retenciones) en el año 2020 fue menor en términos nominales (con una inflación según el INDEC del 36,1% y una devaluación de nuestra moneda del 42% en el año pasado) que en el año 2019, lo que no puede explicarse solamente con que se hayan exportaron más productos primarios y manufacturas de origen agropecuario, porque la diferencia no es tan significativa por un lado, y tampoco porque hayan adelantado el pago de esos derechos en el año 2019 por temor a un fuerte incremento en la alícuota de las retenciones, por el otro. En efecto, lo recaudado por la AFIP por Derechos de Exportación en el año 2019 ascendió a $ 398.311,9 millones y en el año 2020 fue de $ 387.642,7 millones, un 2,7% menos

Obviamente, que unas de las causas que explica la menor recaudación es que se hayan detectado operaciones de exportación realizadas por empresas no inscriptas en el Registro Único de Operadores de la Cadena Agroindustrial (RUCA), con lo que se logró desnudar la operatoria de varias organizaciones que se dedicaban a la exportación de carne y granos con la finalidad de evadir los controles del Estado Nacional para su propio beneficio, en competencia desleal con el resto de los operadores y en grave perjuicio para las arcas públicas.

En los primeros cuatro meses del año 2021 las exportaciones sumaron 21.550 millones de dólares y las importaciones fueron por 17.549 millones, por lo que el superávit se redujo a 4.001 millones de la divisa estadounidense, y las reservas internacionales del BCRA sólo se acrecentaron en 950 millones de dólares[3], por el pago de los intereses de la deuda pública y por las divisas que debe transferirle a los importadores, a las empresas y a las provincias para que paguen su deudas externas.

LA COMPOSICION DE LAS EXPORTACIONES Y DE LAS IMPORTACIONES

En el año 2020 y en los primeros cuatro meses del año 2021 se observa una fuerte caída en las exportaciones industriales (Manufacturas de Origen Industrial).

Paralelamente, se incrementa la venta de productos primarios, el complejo sojero representó en el año 2020 el 27,1% de nuestras exportaciones y, si lo sumamos a todo el sector oleaginoso (harina, pellet, aceite y biodiesel de soja; más los complejos de girasol, maní, y olivo) significa el 30,5%.  El sector cerealero (complejo maíz, trigo, cebada y arroz) es el 17,4%; el sector bovino el 8%; el sector minero metalífero y litio (donde más del 60% es la exportación de oro) es el 6,8%; el complejo petrolero-petroquímico representa el 6,7%; el sector frutícola contribuye con el 4%; y el pesquero con el 3,2%.  Solo aparece en la faz industrial el sector automotriz por la fuerte interrelación del sector con la región (esencialmente Brasil y México) que fue el 7,9% (exportaciones por 4.309 millones de dólares en el año 2020).

    Acumul.
COMERCIO EXTERIOR ARGENTINO 2.019 2020 abr-21
Exportaciones 65.115 54.884 21.550
Productos primarios 17.540 16.216 5.518
Manufacturas de origen agropecuario 23.981 21.788 9.853
Manufacturas de origen industrial 19.221 13.313 5.013
Combustibles y energía 4.374 3.568 1.166
Importaciones 49.125 42.356 17.549
Bienes de capital 8.478 7.374 3.047
Bienes intermedios 17.132 16.765 7.020
Combustibles y Energía 4.446 2.640 1.030
Piezas y accesorios para bienes de capital 10.124 7.592 3.485
Bienes de consumo 6.314 6.015 2.156
Vehículo Automotor 2.362 1.614 655
Resto 268 356 157
SUPERAVIT COMERCIAL 15.990 12.528 4.001
Fuente: INDEC, Dirección Nacional de Estadísticas del Sector Externo.

En el caso de las importaciones es exactamente todo lo contrario, compramos productos industriales con alto valor agregado.  En el año 2020 los productos industriales representaron el 86% de nuestras compras al exterior, unos 36.426 millones de dólares que, superan holgadamente los 4.309 millones de dólares de exportación de automóviles de nuestro país, por más que se agreguen a ese total, el complejo textil (en el año 2020 se exportó por 325 millones de dólares); el farmacéutico (por 864 millones de dólares); y otros menores que conforman un total de manufacturas de Origen Industrial de 13.313 millones, cifra que representa solo el 36,5% de las importaciones industriales y, repetimos, incluso las importaciones son de mayor complejidad y de mayor valor agregado.

En los cuatro meses del año 2021 sucede exactamente igual, es más se incrementa en dólares por encima del 45% con respecto a igual lapso del año 2020, la adquisición de máquinas y herramientas del exterior; de piezas y accesorios para esos equipos; y de bienes intermedios.

Y lo notable es que pese a la fuerte devaluación de nuestra moneda que desde el 30 de diciembre de 2019 en que el dólar determinado por el Banco de la Nación Argentina valía $ 62,95, al valor del 30 de abril de 2021 de $ 98,5, es del 56,5%, más el descenso del PIB del año 2020 y el leve repunte del año 2021, las importaciones se incrementaron sideralmente, reduciendo el superávit comercial.

Tenemos una economía parada, con desocupación de trabajadores y de equipos y, sin embargo las importaciones siguen creciendo porque las grandes empresas (Techint, Ford, Molino Agro, Renova, Refinor, YPF, Pan American Energy, Pampa Energía, etc.) prefieren importar máquinas y equipos con sus respectivas piezas y accesorios y bienes intermedios, que producirlos en el país.

Lo antedicho se refleja en el déficit comercial de tendencia creciente con los principales socios, caso Brasil, en que el déficit comercial con el hermano país es de 518 millones de dólares en el primer cuatrimestre 2021 (cuando en todo el año 2020 el déficit comercial fue de 729 millones). Con China el déficit en el primer cuatrimestre 2021 fue de 2.325 millones, contra los 3.270 millones de todo el año 2020. Y con Alemania las importaciones procedentes de ese país superaron a las exportaciones Argentinas en 651 millones de dólares en el primer cuatrimestre del año 2021 y  alcanzó los 1.264 millones en todo el año 2020

Principales Socios Comerciales – Primer Cuatrimestre 2021  
       
PAIS Exportaciones Importaciones Saldo
BRASIL 3.151 3.669 -518
CHINA 1.442 3.767 -2.325
EEUU 1.207 1.401 -194
INDIA 1.226 330 896
VIETNAM 1.088 380 708
PARAGUAY 321 997 -675
CHILE 1.067 195 872
ALEMANIA 196 757 -651
Total Países elegidos 9.698 11.496 -1.887
Total Intercambio Comercial 21.550 17.549 4.001
Porcentaje 45,0% 65,5%  
       
Fuente: INDEC, Dirección Nacional de Estadísticas del Sector Externo.

 EN SINTESIS:

La suba sideral de los precios de la soja y sus derivados (por encima del 90% de un año a esta parte), del maíz, del trigo, etc. sólo beneficia a las grandes empresas acopiadoras y comercializadoras y en cambio, hizo que subiera fuertemente el precio de los alimentos en el mercado argentino, produciendo vía precios un ajuste en su consumo y con ello el aumento de los saldos exportables.

La matriz extractivista (Por ejemplo, se refleja en las exportaciones declaradas de oro, que en el año 2020 fueron por 2.366 millones de dólares) y la presión para que suban las tarifas del petróleo, del gas y de la electricidad para disminuir su consumo y con ello la necesidad de importar, todo ello en el altar de maximizar el superávit comercial para pagar los servicios de la deuda externa.

Es una economía rentista que abusa de la ganancia en lo que extrae de nuestro suelo y subsuelo y genera poco trabajo y de baja calidad, condenando a la pobreza y a la exclusión a la mitad de la población. No puede sostenerse en el tiempo una nación que exporta alimentos y hambrea a su pueblo. Debe ser reemplazado por un modelo que defienda el mercado interno, el trabajo y la producción nacional.

Cuando el radicalismo era un partido nacional y popular lo escribió en la llamada Declaración de Avellaneda[4]:

“…La tierra será para los que la trabajen, individual o cooperativamente, es decir, dejará de ser un medio de renta y especulación para transformarse en un instrumento de trabajo y de beneficio nacional, y la producción agraria será defendida de la acción de los monopolios y de los acaparadores, haciendo que su circulación y comercialización estén a cargo de grandes cooperativas de productores y consumidores con el contralor y participación del Estado.

Nacionalización de todas las fuentes de energía natural de los servicios públicos y de los monopolios extranjeros y nacionales que obstaculicen el progreso económico del país, entregando su manejo a la Nación, a las provincias, a las municipalidades o a cooperativas según los casos”

No hay forma de salir de la maraña a la que nos somete la deuda, la permisiva legislación heredada de la dictadura y perfeccionada en los 90 bajo la tutela técnica del FMI y el poder económico en la Argentina, si el Estado no toma decisivas y planificadas medidas al respecto que, en conjunto, permitan una salida distinta a la que nos llevan.

Las medidas deben básicamente ser:

1) Auditar a los grandes compradores de dólares de los cuatro años de la gestión de Cambiemos en base al Informe “Mercado de cambios, deuda y formación de activos externos, 2015-2019” del BCRA, para que expliquen si no declararon ganancias por la suma que compraron de divisas, como pudieron hacerlo.

2) Decretar la Emergencia Cambiaria, anulando el Decreto 893/2017 y de esa manera se restablece el Decreto 2581/1964 y de esa manera se exige perentoriamente que ingresen las divisas de las exportaciones.

3) Se debe frenar con la constante devaluación de nuestra moneda, ya la devaluación la hizo el gobierno de Cambiemos cuando ajustó el tipo de cambio entre fines de abril y fines de julio de 2018 en un 100%, no se requiere de mayor devaluación, al contrario se requiere de recuperar el valor del peso.  Néstor Kirchner cuando asumió el 25 de mayo de 2003, el dólar oficial estaba a $ 3,50.- y cuando dejó de ser Presidente de la República, el 9 de diciembre de 2007, el dólar oficial valía $ 3,22.- Revalorizó nuestra moneda y con ello los activos y el trabajo argentino.

4) Se deben aumentar fuertemente los Derechos de Exportación (retenciones) se desacoplan los precios y el Estado nacional obtiene mayores recursos de las exportaciones.

5) Se debe imponer un cupo máximo de exportaciones para resguardar el mercado local. Primero satisfacer el mercado local y el saldo se exporta y no al revés como se está haciendo.

6) Transformar el stock de LELIQS (Letras de Liquidez del BCRA) que supera los 2 billones de pesos (equivalente a unos 20.000 millones de dólares) en stock de otro activo remunerado, a un plazo de un año y a una tasa mensual variable similar a la tasa pasiva promedio, e ir liberando en cuotas tal tenencia, de ese modo y a una tasa regulada y administrada por el BCRA, el enorme stock de LELIQs se transformaría en un factor de financiamiento a las familias, a las Pymes y al Estado y no ser objeto de renta financiera como es en la actualidad.

7) Restablecer el Art. 6to de la Ley 20.840 de Abastecimiento de 1974, que básicamente preveía sanciones privativas de libertad y multa, respecto de comportamientos que afectaren el patrimonio o bienes de capital de un establecimiento. Considerándose como agravantes de estas acciones, a los efectos de aumentar la pena, los casos en que se produjera desabastecimiento de bienes o servicios de uso común, estafas, el cierre, liquidación o quiebra de empresas o el perjuicio para la economía nacional

Si no se adoptan medidas regulatorias y preventivas, quedamos expuestos a los llamados “golpes de mercado” como fueron en 1975, 1980, 1982, 1989, 1995, 2001 y 2018.

No se produjeron “golpes de mercado” cuando el Estado determinaba las reglas de juego y se defendía el trabajo y la producción nacional, como hizo el Kirchnerismo.

 

 

[1] “Formación de activos externos 2015-2019” BCRA 14 de mayo 2020.

[2]  Las Reservas Internacionales del BCRA era de U$S 45.190 millones al 30 de diciembre de 2019 y pasó a ser de U$S  39.410 millones al 30 de diciembre de 2020.

[3]  Las Reservas Internacionales del BCRA al 30 de abril 2021 ascendían a U$S 40.360 millones.

[4] Programa presentado por el sector liderado por Moisés Lebensohn en Avellaneda, Provincia de Buenos Aires, el 4 de abril de 1945.

 

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