Los analistas internacionales suelen definir el actual escenario como de una “nueva” Guerra Fría con los “viejos” bloques contendientes. De un lado, los EE.UU. con el Reino Unido separado de la Unión Europea y acompañado por el Commonwealth “blanco”, siguiendo una política con iniciativas geopolíticas de peso militar antes que económico. Del otro, Rusia y China promoviendo una neoglobalización desarrollista en el marco de la Ruta de la Seda.
El bloque anglosajón enfrenta un desafío en el plano económico inédito en el pasado. En 1990, al finalizar la Guerra Fría, el PIB de EE.UU. más que duplicaba al bloque soviético y China. En el presente, el PIB del bloque anglosajón (EEUU+Reino Unido) es un 43,9% superior al del bloque euroasiático (China+Rusia), con una proyección de las tasas de crecimiento respectivas que tienden a la igualación en la próxima década. El cuadro que sigue muestra esta comparación: