Con el diario del lunes, literalmente hablando, tenemos el dato de la realidad; lo que no tenemos con la misma claridad es la causa de la realidad a la que asistimos.
El análisis político suele ser resistente a la mirada epistémica, ya que al lado de lo ocurrido hay un sinnúmero de ‘podría haber sido, no verificables’.
Lo primero que pensé la noche del domingo, al conocer los resultados de la elección, fue que habían ganado la extorsión y el miedo. El miedo a que el dólar se disparara y eso trajera un aumento desmesurado de precios, la vuelta a la inflación; que en realidad nunca se fue, porque estamos entre el 2 y 3% mensuales, casualmente parecido a lo que había con Massa, si hacemos memoria.
Por otra parte la extorsión del jefe virtual de campaña de Milei, Donald Trump, diciendo que Argentina agonizaba y que estaba dispuesto a ayudar solo si Milei ganaba. Esto logró tapar los ‘errores’ de la ultraderecha libertaria. Ya no importó el narcodiputado, el Garraham, los discapacitados, las coimas ni los jubilados.
Ahora bien, sería infantil pensar que esta estrategia precisa y efectiva por parte del imperio, los mandantes de Milei, surgió como una casualidad. Todo indicaría que, entre otras cosas, además del fracaso del no plan económico, fue la consecuencia de una buena lectura de la realidad que le dimos nosotros con el desdoblamiento de las elecciones en la provincia de Buenos Aires. Mientras nosotros, inocentes y con candidez política celebramos y creímos, yo incluído, que ampliaríamos esa exitosa diferencia en la elección de octubre; le mostramos al imperio cual era el punto débil de su pupilo.
Recuerdo que alguna vez escuche una frase arrabalera que me quedó grabada: “el que aviva un gil, mata cuatro héroes”. Y ellos, teniendo claro su interés en tierras raras, litio, cobre y uranio, además del petróleo y el gas que por ahora son para ellos secundarios, ya tienen el agua con Mekorot; generaron entonces esta exitosa estrategia de miedo y extorsión.
Siempre el hilo se corta por lo más delgado, y lo más delgado es en este caso el miedo a la pobreza que podría suceder a partir de una devaluación. Incluso nosotros alentamos el tema cuando pensamos que el lunes, post elección, sería un estallido económico que se llevaría puesto a Milei; no notamos que estábamos también alentando el miedo.
¿Y nosotros? ¿Con que estrategia llegamos a la elección? ¿Cuáles fueron las propuestas movilizadoras que ofrecimos a nuestro pueblo para encolumnarnos en un plan de lucha y mejoría de la situación actual? ¿Tuvimos alguna propuesta o solo nos dedicamos a ser oposición, contemplando inermes como el oficialismo fija agenda y solo se discute los que ellos plantean? Ellos ya nos han mostrado que pueden bombardearnos con propuestas, mucha veces absurdas, pero que nos tienen ocupados en discutirlas mientras lo real va por otra puerta. Lamentablemente el peronismo agotó sus propuestas en la gestión de Alberto Fernández, con dos agravantes: 1- Con las dos propuestas más llamativas se dio marcha atrás en pocos días. La primera fue la expropiación de Vicentín, en la que también debería haber sido denunciado el delincuente González Fraga, que una semana antes de que se presentara en quiebra le dio a Vicentín un préstamo del Banco Nación, que él presidía, de 18.000 millones de pesos, estafa o latrocinio absoluto. La segunda fue el sonado impuesto a las grandes fortunas, que nunca se materializó. Por otra parte, a pesar de la pandemia y la sequía hubo crecimiento económico con aumento del PBI, pero ese crecimiento solo se verificó en lo macroeconómico, en la microeconomía, en la mesa popular, no se vio.
¡Un gobierno peronista en el que importantes sectores de la población no llegaban a fin de mes!
Y si bien el gran incremento de la pobreza se había dado con Macri, manteniéndose con Alberto más o menos en las mismas cifras, en la subjetividad social, pobreza con un gobierno de derecha es esperable; pero con un gobierno peronista resulta escandaloso.
2- El segundo agravante fue que si bien Cristina como vicepresidenta estuvo todo el tiempo reclamándole a Alberto la lapicera y demás, para la gente, ella formaba parte del mismo gobierno y se la veía como responsable a la misma altura o parecida.
En definitiva, para un gran porcentaje de la población el gobierno peronista no solo no cumplió sus propias propuestas sino que no respaldó la mesa popular. Seguramente esta fue en gran parte la génesis del voto bronca del 2023.
Ahora en 2025 toda propuesta, todo programa, aunque se habló muchas veces sobre la necesidad de una propuesta programática, estuvo ausente; solo hubo discursos de oposición, de denuncia ética y moral, pero con una conducta reaccionaria ante la agenda que plantea la derecha, la dueña de las propuestas.
Obviamente, en un país que tiene en su historia la década infame con el fraude patriótico y la complicidad de varios partidos políticos, casualmente algunos de ellos hoy colaboracionistas de esta ultra derecha libertaria, la posibilidad de fraude no puede excluirse; más considerando que estos fungen como representantes o cipayos de un imperio que planificó golpes de estado desde el 55 en adelante y, en dictadura o en democracia nos ha atenazado a través de una deuda externa falaz e impagable.
Oh, casualidad, el enjambre de aviones con directivos de JP Morgan que vinieron a monitorear sus últimas adquisiciones coloniales, no puede resultar menos que sospechoso. Además comienzan a aparecer evidencias de fraude que considerando la banda de delincuentes que son los militantes de la libertad bla bla, narcos, corruptos, violentos y demás, no resulta extraño.
Pero hasta aquí el rasgarse las vestiduras y mesarse los cabellos por lo que pasó ayer. ¿Que tenemos para hoy y para mañana? Posiblemente lo primero será bajar de los caballos, abandonar la militancia testimonial y bajar al llano, a lo territorial.
La historia nos mostró que cuando las burocracias sindicales cómodamente sentadas en sus despachos dejaron de representar a los trabajadores de sus gremios, en muchos de ellos florecieron cuerpos de delegados que se manejaban con mandatos de asambleas y verdadera representación de sus bases; lo mismo ocurre cuando hay militancia territorial. Allí donde el estado no da respuesta debe ser la organización popular la que la de y eso ya es una propuesta en sí misma. El poder parece ser que se construye de abajo, por lo menos el poder popular, y tener propuestas serias es dar respuestas a los problemas. Posiblemente volveremos a encontrarnos con las propuestas en la medida que tengamos un contacto cotidiano y visceral con la realidad, ver el problema de piel a piel nos puede sugerir propuestas y soluciones que no sean difíciles de comunicar. Tal vez imaginar los problemas detrás de la computadora solo nos genere elaborar propuestas extemporáneas o disociadas del sentimiento popular.

