Pandemia es un término «populista». Su origen griego podría ser equivalente a una enfermedad que afecta a la totalidad del pueblo. Por consiguiente, perturba a todos y cada uno de los individuos que lo componen. A diferencia de las epidemias -que tienen un ámbito territorial determinado- se caracteriza por las dificultades de su control y prevención.
Existen muchos antecedentes históricos. La peste bubónica diezmó al imperio bizantino y 800 años después reapareció en Europa provocando una mortalidad sin precedentes. La viruela importada de Europa fue implacable con los mayas y los aztecas; el cólera en los años 1800; la gripe española en 1918; el SIDA aún en nuestros días; el ébola en África. Y ahora el COVID-19.
El abordaje de una pandemia depende del estado de la ciencia, de la organización del pueblo y de las motivaciones de los individuos. La organización social es una deriva de la política, las motivaciones individuales son estudiadas por la microeconomía. La conducta individual es egoísta; el comportamiento social es solidario. Los individuos se mueven en los mercados, la sociedad se organiza en el Estado.
Egoístas y colectividades solidarias
El estudio sobre cómo se transforman los individuos egoístas en colectividades solidarias pertenece al campo de la eco-sociología, y parece que tiene que ver con el mantenimiento de la especie. La denominada sustentabilidad en la que lo colectivo priva sobre lo individual. Lo público por sobre lo privado. Sin esta prevalencia no hay sustentabilidad.
Un poderoso puede comprarse todas las existencias de jabones y alcohol en gel. Será inútil. Se infectará de inmediato. El contagio del virus es insensible a las clases sociales. Son virus muy irreverentes.
Los mercados se mueven en base a criterios de rentabilidad y conveniencia, los Estados en base a preceptos de productividad y equidad social. Por eso la política difiere de la economía y ambas se enfrentan en el campo de lo social. La solución política no siempre es económica. La economía de la salud pública es un ejemplo.
Si el mercado tuviera a su cargo la solución de la pandemia aplicaría un criterio de selección darwiniano -en realidad Darwin toma de Malthus el concepto de selección natural del más fuerte-. Los mejor dotados económicamente tendrían más oportunidades para salvarse. Podrían, por ejemplo, contratar un pulmotor de avanzada. Pero transformar dinero en salud no es sencillo. La leyenda urbana de Walt Disney es un ejemplo de lo que no puede el capital financiero.
Fiel a su mirada financiera, el FMI considera que la buena noticia es -a pesar de la incertidumbre- que los sistemas financieros son más resistentes que antes de la crisis financiera mundial. No se sabe si esa resistencia que proclama el FMI y que implica que la salud de los bancos es a costa de los usuarios, es también para los virus. El riesgo de default argentino es ahora mayor. A tasa cero en los bonos USA, el sistema financiero global deberá compensarse con tasas ultras en las periferias.
Pérdidas de todo tipo
Un informe del FMI (2 marzo de 2020) reconoce que un tercio de las pérdidas económicas causadas por la enfermedad serán costos directos. Pérdida de vidas humanas, cierre de lugares de trabajo y cuarentenas.
Los dos tercios restantes serán indirectos, lo que reflejará una reducción en la confianza del consumidor y el comportamiento comercial y un ajuste en los mercados financieros.
El virus también destruye los precios. El petróleo ni hablar. La soja, otro tanto. Los bonos y acciones en picada. Incluso el precio del dinero, la tasa de interés. La Reserva Federal (Fed, en la jerga financiera) disminuyó la tasa de interés de referencia hasta el rango del 0-0,25%. El mismo rango utilizado a fines de 2008 con la debacle desatada por la crisis financiera global.
Parece que uno de los efectos del coronavirus será poner en el tapete el acceso al poder del neoliberalismo.
La pandemia ideológica
En Argentina -y en buena parte de América Latina- la verdadera pandemia fue ideológica y electa. Recordemos que el neoliberalismo eliminó el ministerio de salud pública y lo transformó en secretaría; deterioró sistemáticamente el sistema hospitalario, desatendió la prevención del plan de vacunación de la OMS, justificó aumentos desmedidos en las prepagas en contra del interés sanitario público, generó fuertes incentivos para el traslado de personal idóneo al sector privado.
El FMI informa que tiene recursos disponibles de alrededor de u$ 1.000 millones en capacidad de préstamo general. Dispone también de un financiamiento de emergencia de desembolso rápido de hasta $ 10 mil millones al que se puede acceder sin un programa completo del FMI. Estas estrategias de financiamiento rápido pueden implicar oportunidades de rediseño multipolar del mundo.
En la Post Pandemia el mundo puede reconocer la necesidad de mostrar un rostro humano y políticas económicas solidarias que permitan superar las inequidades del egoísmo financiero y la dictadura de los mercados.
https://www.elextremosur.com/nota/23420-pandemias-y-finanzas-los-virus-son-irreverentes-y-tambien-insensibles-a-las-clases-sociales/