Veamos los  grandes ciclos  que caracterizan el desarrollo de la economía mundial capitalista:

Entre 1945 a 1970 aproximadamente, tuvo lugar un ciclo largo ascendente con estado de bienestar para el mundo, con un crecimiento relativamente alto. Pero con una característica: la economía de USA, que al principio de este ciclo era dominante, pasó a tener que competir con Alemania y Japón. Por ese motivo  este ciclo terminó con la crisis del dólar de esa época y la salida de la relación fija con el oro, que le daba estabilidad al sistema.

Se inició así un nuevo ciclo de gran competencia y aumento de la inversión extranjera. Período marcado por la tercera revolución industrial que fue la electrónica,  que modificó también -aunque parcialmente- las técnicas industriales, en la que se inició una lenta pérdida de capacidad competitiva de USA, a causa no  sólo del desarrollo de  Alemania (más la CEE y después la UE y su moneda común, el euro) y Japón, sino también por la disparada de la inversión desde USA hacia esas zonas y muy lentamente hacia los países en desarrollo.

Este ciclo determinó el atraso de la URSS, que se sintetizó en el retraso de la electrónica y que  culminó alrededor de los noventa con la desaparición  misma de la URSS. Lo descripto derivó en la consolidación de la política financiera y monetaria en el centro, como bien lo demuestra la aparición de la crisis bursátil de 1987 en USA y  las sucesivas  crisis acaecidas en los países emergentes con sus respectivas monedas, a saber: el tequila en 1994, la asiática en 1997, la del rublo y de Rusia en 1998, la de Brasil en 1999 y la de Turquía en 2000, seguida por la Argentina en 2001

Estas crisis predominantemente financiera frenó la posibilidad de crecimiento en el mundo. Asimismo se necesitaba expandir la producción, pero  todavía no habían madurado las condiciones para el uso de la electrónica en un nuevo sistema de producción (el automatismo), todo lo cual dio origen  un crecimiento más lento, y  a su vez  a una mayor disparada de la inversión hacia las finanzas,  que en definitiva  aumentaba un capital ficticio  que no tenía que ver con la producción y que inevitablemente se debía apoyar en políticas monetarias. Estas, necesariamente, bajaban los salarios, no sólo directa sino indirectamente.

Eso fue lo que precipitó la crisis de las punto com, disimulada con el ataque terrorista a las torres, pero que igual llevó a una crisis bursátil en 2002 en USA.

Ese ciclo, ahora determinado en mayor medida por el crecimiento financiero  que por el productivo, y  por supuesto con una  política monetarista conveniente  para afirmarlo, fue salvado por China, que se convirtió en atractivo de las inversiones productivas.

China lo usó para crecer como nadie lo había hecho antes y el capitalismo lo vio como una salvación, junto con los países emergentes, pero llevó a China a condiciones de competir paulatinamente con USA. Sin embargo este panorama se frenó en 2008 con la crisis financiera,  porque el crecimiento financiero descomunal lleva precisamente al aumento de la deuda soberana y la imposibilidad de pagarla. Las crisis en serie de la década de los noventa marcan la característica esencial de las nuevas crisis e inicia un nuevo ciclo,  de crecimiento casi nulo y con crisis periódicas, marcadas por la de Grecia en 2009 y por otra en ciernes…

Este ciclo de bajo crecimiento mundial que estamos viviendo y de pérdida de competitividad de USA frente a China se dirime en la 4ª Revolución Industrial, que es la incorporación de la electrónica y las comunicaciones a velocidad automática y máquinas robots que desalojan mano de obra de la producción directa.

Trump interrumpe de manera particular este proceso para recrear una globalización con proteccionismo en favor de USA, a través de una guerra económica destinada a impedir el programa China 2030, que es la conversión de China en el país más desarrollado.

China encara entonces un propio Plan Marshall  (la Ruta de la Seda) destinado al crecimiento general, dando prioridad  al área intermedia entre China y Europa, que involucra a Rusia, a la India y sobre todo el Medio Oriente, con el objetivo de atraer a ese modelo de crecimiento a Europa, incluida Alemania.

La guerra de Trump contra China, es también una guerra contra todo lo que puede apoyar su programa mundial de desarrollo, que es ante todo, atacar a Rusia por su poderío militar y encerrarla quitándole territorio, como sucedió con el Este y con las repúblicas ex soviéticas que se separaron.

Cabe mencionar que EEUU,  afirmado  en el petróleo shale,  establece una diferencia de precio entre el petróleo interno de su país con en el resto del mundo (el primero en baja y el segundo en alza), ya que la nueva revolución industrial va a depender en gran parte del costo de la energía.

Como China se encaminaba a sostener su dependencia alimentaria con el Mercosur, el programa de Trump es también desmantelar este mercado común latinoamericano, atrayendo a Brasil para convertirlo en un proveedor de industria como México y limitar el desarrollo argentino a través de la desindustrialización (encarada por Macri) y sólo atraer su petróleo shale con inversiones directas de USA en Vaca Muerta.

Esto es lo que va a acompañar Macri si sale electo, junto con la profundización del plan monetarista, que es la otra parte de lo que estoy explicando en mis notas en Grupo La Capitana.com , pero que no se termina de entender si no se ven las dos partes (la local y su relación con la internacional), que es lo que no se tiene en cuenta más que de una manera muy general.

La particularidad de esta nueva situación es que implica una agravante a la situación del medio ambiente y cambio climático, que sólo se podría atenuar si esos dos países  ( EEUU y China) llegaran a un acuerdo energético. La mayor contaminación y perjuicio se debe a que el petróleo shale es más contaminante que el otro y que también implicaría  un uso mayor del petróleo tradicional a través de la OPEP, Irán y Rusia por parte de China.

La respuesta de China, que en definitiva se expresa en los contratos de petróleo en petroyuanes, se asocia a otra cosa que se está preparando:  el intento de crear una moneda atada al metal oro y apoyada en el petróleo (en eso va la pelea con Venezuela). Esto se sustenta en que el desarrollo financiero (que baja el crecimiento y que potencia las crisis) se basa en la liquidación de la paridad fija con el oro, dictada por Nixon. Esto fue lo que potenció la  sube y baja de las divisas, la especulación cambiaria y a partir de allí la especulación financiera, la deuda creciente y la continuidad de las crisis. Todo esto pone a América Latina en un frente de lucha China-USA que hay que tener en cuenta muy cuidadosamente.

1 Comentario

  1. Me resultó muy interesante para abordar nuestras relaciones con el exterior desde el campo democrático, nacional y popular

Comments are closed.