La expresión eje del mal fue utilizada por el entonces Presidente de los Estados Unidos George W. Bush​ en su discurso del 29 de enero de 2002, para describir a los regímenes que supuestamente apoyan el terrorismo. En su primer discurso como primer mandatario de ese país y ante las Naciones Unidas, el 11 de septiembre de 2017, Donald Trump sumó al “eje del mal” a la República Bolivariana de Venezuela, Irán, Siria y Corea del Norte,  pero su obsesión en el final de su mandato es la República Popular China. Trump

  • denominó como virus chino a Covid-19 cuando en los Estados Unidos a septiembre de 2020 hay 203.000 muertos y 6.980.000 infectados, cifra que supera los caídos en batalla en las guerras cubiertas y encubiertas en que estuvo desde que es una nación independiente;
  • afirmó, en su último discurso en las Naciones Unidas, 23 de septiembre de 2020, que el gobierno de ese país y la Organización Mundial de la Salud son cómplices de ocultar pruebas sobre la enfermedad;
  • acusó a China de  construir un gran complejo militar;
  • sostuvo que la empresa de juego TikTok, que tiene más de 100 millones de usuarios en Norteamérica, espía para el régimen chino;
  • alega que China usa competencia desleal en su comercio y hasta quiso imponer aranceles de 50.000 millones de dólares a los productos chinos bajo el artículo 301 de la Ley de Comercialización de 1974, argumentando un historial de prácticas desleales de comercio, robo de propiedad intelectual y una transferencia forzada de tecnología americana a China, etc., etc.

Lo cierto es que en la gestión de Trump, su país logró disminuir el déficit comercial con China, de 375.000 millones de dólares en 2017 a 220.000 millones de dólares anualizados para 2020. No obstante, China sigue siendo su mayor socio comercial y, pese al menor nivel de actividad por la pandemia, los números al primer semestre de 2020 dicen que su déficit comercial acumulado con todo el mundo fue de 274.300 millones de su moneda. (La proyección es de 500.000 millones de dólares para todo el año 2020.) La estrategia de Trump fue tratar de reemplazar a China, pero China aún le vende más que México y que Canadá.

Entonces en la guerra comercial declarada por Trump juegan un rol estratégico las relaciones comerciales y de inversión de China con Nuestra América, sabiendo que somos complementarios con un país que necesita alimentar, vestir, transportar, guarecer, etc. etc., a más de 1.400 millones de habitantes. Si China se vuelve a transformar en motor de crecimiento de la economía mundial, Nuestra América vuelve a crecer como sucedió desde 2003.

Y esto explica la irracional y alevosa presión sobre nuestros países que hace su embassy, ante cualquier medida que demuestre cierta independencia de la tutela o de los designios de los Estados Unidos.

La batalla del dólar  

En el marco descripto, la dispersión entre el tipo de cambio oficial (de $ 79,80 por dólar al viernes 25 de septiembre 2020) y el Contado con Liqui y otros paralelos o informales (por arriba de los $ 145) tiene tres causas distintas pero que se concatenan entre sí:

  1. La salida “atropellada” de quienes quedaron con títulos argentinos de deuda y los venden a como dé lugar. En efecto, en la última semana transcurrida de septiembre 2020 hubo una ola de venta de bonos que llevó el riesgo país hasta los 1.400 puntos. Y los que básicamente vendieron son los que le creyeron a Luis “Toto” Caputo y a Gustavo Cañonero, en abril de 2018, en que eran presidente y vice del BCRA respectivamente, de que el dólar se frenaba en $ 25. Pero en junio de 2018 superó los $ 40. Dado el acuerdo con los acreedores logrado por el Ministro Martín Guzmán, se canjean esos títulos por otros y pierden más plata todavía, razón por la que tomaron la decisión de irse del país y malvenden en contado con liqui en los mercados en el exterior donde esos títulos cotizan, de allí que implícitamente el dólar es de 145 pesos. Gustavo Cañonero era antes de asumir en el BCRA, el representante de Franklin Templeton, fondo que reconoció que había comprado, en esa época, títulos de deuda argentinos en pesos por unos 4.000 millones de dólares. A mayo de este año habían mal vendido unos 1.500 millones, quiere decir que actualmente aun debe poseer más de 2.000 millones de dólares de esos bonos. Al sobrevender, hace que el rendimiento de la deuda argentina se ubique en torno del 14 por ciento (un 40 por ciento por encima de la tasa de descuento utilizada al momento de la reestructuración para calcular el valor de recupero de los títulos del canje), tras el acuerdo del 4 de agosto de 2020 con los acreedores, la cotización era a 55 dólares por bono, ahora cotiza en torno de 41 dólares.
  2. Los cien mayores compradores, que adquirieron en menos de cuatro años de la gestión de Cambiemos 24.679 millones de dólares y los fugaron. Si bien es cierto que no se dieron a conocer sus nombres, sabemos que los que le compraron los dólares al BCRA para fugar ellos o para que fuguen sus clientes, fueron los bancos, principalmente los privados más grandes (Galicia, Macro, Santander, Bilbao Vizcaya, City, HSBC, BNP Paribas, Patagonia, Supervielle), y que en todas las investigaciones anteriores que realizaron distintas comisiones investigadoras del Congreso de la Nación, había tres empresas con sus principales socios y CEOs que encabezaban la fuga: los Arrieta-Blaquier del Ingenio Ledesma; los Magnetto, Aranda, Rendo, Herrera de Noble y Pagliaro del Grupo Clarín;  y los Rocca, Betnaza y Zavaleta del Grupo Techint. Si a lo conocido le sumamos que compañías como Tenaris (Techint), Pan American Energy (de los Bulgheroni), Laboratorios Bagó y Grupo Insud (Hugo Sigman) y Petroquímica Comodoro Rivadavia (PCR) pasaron por los radares de la FinCEN [1] por haber girado o recibido fondos de otras empresas extranjeras que, para el organismo, no parecían tener propósito comercial o porque las compañías que intervinieron en las operaciones bancarias (las argentinas o sus contrapartes extranjeras) estaban siendo investigadas por presunto pago de sobornos a gobiernos extranjeros u otros supuestos delitos, comprendemos que su negocio fue fugar capitales. Todos los residentes del país que tienen capitales afuera si los traen quieren hacerlo al precio paralelo y no al oficial, para comprar por la mitad lo que vale el doble. Entre ellos, juegan su partido aparte Techint y el Grupo Clarín por distintas razones. El primero pretende un tipo de cambio “recontra alto” como barrera natural ante las importaciones de laminados de acero de China que en el mercado internacional en dólar se cotiza entre un 25 y un 30% más barato que los que las vende Techint en el mercado local. Clarín pelea cuerpo a cuerpo con el Grupo Claro,  de Carlos Slim, por el 5G y, presiona al  gobierno para que falle a su favor. Sabe que la inestabilidad cambiaria es una muestra de vulnerabilidad del gobierno de Alberto Fernández, y apuesta a ello.
  3. La Embajada, que no ve con buenos ojos que la Argentina se haya retirado del Grupo de Lima, que no haya reconocido al gobierno golpista de Jeanine Añez en Bolivia y que reconozca como gobierno legítimo al de Nicolás Maduro en Venezuela. El acrecentamiento comercial y de inversiones con el país asiático, a lo que se suma la renovación de los swaps chinos y sin quedar sujeto a revisión por el FMI, excedió su nivel de tolerancia.

Dos caminos

La cotización del dólar refleja una puja mucho más gravitante que la oferta y la demanda, es una cuestión de qué país vamos a ser. De allí que se hagan circular noticias falsas, como que los bancos no venden dólares (en parte es cierto, porque quieren imponer las reglas de juego) cuando los bancos argentinoss tienen depósitos en dólares, al 21 de septiembre de 2020, por 19.478 millones de dólares y créditos por 6.051 millones de dólares. Esto implica que hay un margen de liquidez de 13.427 millones de dólares, de los cuales están depositados en el Banco Central en carácter de encajes un total de 12.136 millones, y el resto en caja de los bancos por 1.291 millones de dólares.

En estas circunstancias y desnudada la prédica de los que buscan la devaluación de nuestra moneda, cuando el año pasado se obtuvo un superávit comercial de 15.990 millones de dólares, para este año 2020 se espera que las exportaciones superen a las importaciones en 17.260 millones de dólares y, para el año 2021 en 15.087 millones de la divisa norteamericana, es solo para asegurar su modelo rentístico, de especulación y de fuga, cuando está demostrado hasta el cansancio con nuestra propia historia y es la lectura que hace el Ministro Martín Guzmán y su equipo: no hay estabilización macroeconómica posible sin una recuperación de la actividad económica.

Si se elige el camino propuesto por la Embajada y en segundo término por los grupos encabezado por Ledesma, Techint y Clarín, los grandes bancos privados y todos los que fugaron capitales, la combinación de devaluación y suba de la tasa de interés producirá de hecho un aumento de los precios, y eso implicará menores ventas y menor consumo, profundizando la depresión económica y el padecimiento de nuestro pueblo, sin trabajo y el poco que se genera mal remunerado.

En cambio, para el gobierno, el camino es defender el mercado interno y la inserción internacional que le corresponde a la Argentina, donde China, Brasil, Rusia e Irán deben ser nuestros principales socios comerciales por la complementariedad de nuestras economías y en ejercicio de nuestra independencia y soberanía.

Hay varios pasos que se están realizando, el primero fue el de negociar con los tenedores de títulos de deuda externa argentina que solo se les pagará el interés y se comienza a amortizar capital desde el segundo semestre del año 2024. El segundo paso fue el de ir reemplazando los títulos que vencían en divisas por nuevos en moneda nacional. El tercero es la presentación del Proyecto de Ley de Presupuesto con claras metas cambiarias, de ingresos y gastos fiscales que no solo conforman una base y punto de partida, sino un rumbo a seguir.

En la práctica debe corroborarse con dos elementos principales, uno que los exportadores ingresen al país las ventas realizadas y al tipo de cambio oficial, y otro, que se convierta la inmovilización de la Letras de Liquidez del BCRA (LELIQs) en créditos a la producción y al consumo, condiciones sine qua non para lograr la recuperación de la economía nacional y de esa manera poner fin a la especulación y a la fuga.

 

[1]  Es una oficina del Departamento del Tesoro de Estados Unidos que recopila y analiza información sobre transacciones financieras para combatir el lavado de dinero. 

 

 

LOS EJES DEL MAL