La columna pasada planteamos la necesidad imprescindible de un shock redistributivo ante los datos de pobreza e indigencia del año 2020 informados por el INDEC. La Encuesta Permanente de Hogares (EPA) proyectada al total de la población arroja que 19 millones de argentinos y argentinas se encuentra bajo la línea de pobreza.
Un determinante de la insuficiencia de ingresos populares es la suba del precio de los alimentos, por encima del promedio de la inflación minorista.
El cuadro que continúa revela el impacto del aumento de la canasta alimentaria en el deterioro de los ingresos de los más humildes: