Escucho nuestra música, tangos (también podría extenderlo al Folklore), que demuestran que este país tuvo su personalidad, su característica definida, que miraba hacia adentro, profunda y lentamente generando su propia cultura, autores como Homero Manzi, Enrique S. Discepolo, Enrique Cadícamo, Celedonio Flores, Catulo Castillo, Pascual y José María Contursi, compositores como Sebastián Piana, Juan C. Cobián, Gerardo Matos Rodríguez, Ángel Villoldo, Lucas Demare, Mariano Mores, orquestas (y también grandes compositores) como la de Don Carlos Di Sarli, Aníbal Troilo, Osvaldo Pugliese, Osvaldo Fresedo, Juan Darienzo, la dupla Ángel Vargas con Ángel Dagostino, cantores como Héctor Maure, Nelly Omar, Floreal Ruíz, Jorge Casal, Roberto “Polaco” Goyeneche, Edmundo Rivero, Francisco Fiorentino y Alberto Marino, en fin, una pléyade de artistas que reflejaban nítidamente el cultivo del espíritu humano alcanzado.

Bien, ese país de la década de 1940 y 1950, se basaba en el mercado interno y en la defensa acérrima del trabajo y la producción nacional, los impuestos gravaban principalmente al comercio exterior y a los beneficios empresarios, a las ganancias de capital, al exceso de beneficios y a la riqueza personal.

El golpe de Estado de 1955 no pudo cambiar el modelo económico pero si hizo más regresivo el sistema tributario alcanzando más al trabajo que al capital, sin embargo como la economía dependía del consumo interno se cuidaron de “no matar la gallina de los huevos de oro” y, dado que los empresarios aumentaban sus precios, por un lado se incrementó el impuesto al consumo, y por el otro,  incurrían en déficit fiscal que a su vez se monetizaba profundizando el proceso inflacionario, que se corregía con periódicos incrementos salariales y, dada la estructura impositiva el país crecía  en valores nominales cuando los precios lo hacían en forma más que proporcional (impuesto inflacionario).

En un sentido estricto las reglas sociales vigentes en la esfera económica se denominan instituciones económicas (propiedad, contrato, esquema impositivo, etc.). La consideración conjunta de reglas sociales y técnicas en la esfera económica, es lo que los estructuralistas latinoamericanos usualmente denominan estructuras económicas, por ende el sistema impositivo iba reflejando el cambio estructural que implicaba la puja constante entre los salarios y los precios.

Es el golpe militar de 1976, con intentos frustrados antes, como el llamado “Rodrigazo”, el que logra tras una brutal represión destruir ese modelo virtuoso que amalgamaba los intereses de los empresarios con el mercado interno, para proponerse insertar en el mundo con la producción primaria y algunos enclaves industriales, implicando con ello la incapacidad de generar trabajo y trabajo de calidad, y la dependencia de insumos, tecnología y financiamiento del exterior.

Diseñaron un país que se abre al comercio internacional “regalando” su mercado interno, baja los aranceles y sube la tasa de interés para castigar el trabajo y la producción local (haciéndolos competir de manera desventajosa), y premia el ingreso especulativo de capital. Este diseño significó y significa el trillado camino de la dependencia y el enriquecimiento de una minoría, a costa de la población y su futuro.

Entonces si se cambia el eje económico, la política tributaria se hace funcional a ese cambio y se grava cada vez más al trabajo, al consumo y a la población, mientras que el Estado reduce su participación en el PIB. David Ratto publicista de la dictadura militar hilvanó la frase “Achicar al Estado es agrandar la Nación”, para que el que determine las reglas sea el capital privado.

Salvo la honrosa gestión del Ministro Bernardo Grinspún en 1984, durante 27 años se llevó adelante la misma cantinela y el resultado no pudo ser otro que la implosión en las aciagas jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001.

El ajuste fiscal implicó menores gastos en educación y salud, en obras y en tecnología, en un Estado cada vez mas ausente, que menos gravaba a los ricos y proporcionalmente la mayor recaudación quedaba a atada al consumo (IVA, impuestos internos, combustible) y al salario, donde entra a jugar un mínimo no imponible ridículo que hace que paguen impuesto a la ganancia cada vez más trabajadores, mientras paralelamente los sectores beneficiados por el modelo tienen argucias legales y no legales para no pagar el gravamen, sino que nos digan cuando pagaron por año del Impuesto a las Ganancias las cien empresas que fugaron 24.769 millones de dólares como informó el BCRA, durante los cuatro años de mandato de Mauricio Macri,

Solo con el kirchnerismo y después de la hecatombe volvió a crecer la economía y mejoró la participación de los asalariados en el ingreso, y también se incrementó la participación del Estado en el PIB,  de representar el gasto público consolidado solo el 27% en el año 2002, pasa a ser de más del 40% en el año 2010 por ejemplo, lo que permitió acrecentar la obra pública, los gastos en educación, en investigación y en salud, y sobre todo una estrategia estatal de orientación de la economía, que estimulaba la producción y el trabajo.  Dicho gasto fue financiado básicamente con impuestos.  El total de la recaudación tributaria nacional de la Argentina  2010 fue de $ 409.899,6 Millones,  en dólares serían más de U$s 100.000 Millones, suma que es casi el doble del año de mayor recaudación del plan de convertibilidad del peso de los años 1991-2001 y,  de los gobiernos que vinieron después, de Macri y de Alberto Fernández, cuya recaudación no superó nunca (la recaudación es en pesos) equivalente a los U$s 60.000 Millones anuales.

De esa manera la presión tributaria nacional en al año 2010 fue del 28,7% del PIB, que es un 11,8% superior al promedio de los años 90, en que la presión tributaria nacional era del 16,9% de la producción anual y, en el año 2020 fue del 22,4 % del PIB, incluyendo contribuciones previsionales en todos los casos.

SCHOCK DITRIBUTIVO

Con todos sus errores (y también sus grandes aciertos) el Kirchnerismo en la Argentina (y otros movimientos nacionales y populares en América Latina) lograron demostrar que se puede producir más bienes y servicios, crear empleo, que se distribuya el ingreso con mejoras en la participación de los asalariados en el PIB, con impulso a las economías regionales, con imprescindibles obras de infraestructura en todo el país, y con integración comercial entre los países latinoamericanos, partiendo de un shock distributivo, esto es poner plata en el bolsillo de la gente y evitar que las grandes corporaciones aumenten los precios y se queden con ese mayor ingreso y apuntalando al mercado interno y regional.

Como podemos aceptar que el INDEC nos diga que en el mes de febrero 2021 una familia compuesta por el matrimonio y dos hijos en edad escolar necesita un ingreso mensual de $ 58.000.- para no ser pobres y, el salario mínimo vital y móvil, que es operativo sobre todo en el interior del país y en el tercer cordón bonaerense, sea de $ 21.600  por mes y para un jornalero $ 108.- por hora.  Que la jubilación mínima y el 60% de los jubilados y  pensionados cobran la mínima o cerca de la mínima, sea de  solo $ 20.571.- mensuales.  Trabajan y son pobres, trabajaron toda la vida y son pobres.  El salario mensual promedio en blanco en la Argentina actual supera levemente los $ 60.000.-  unos 600 dólares, cuando era el doble en el año 2010

Es más en un inteligente indicador, percibiendo el salario mínimo vital y móvil en el año 2002 se podía comprar 34,1 kgm de asado.  Con Kirchner se llegó a comprar con el ese salario mínimo 109 kgm de asado y, en febrero –marzo del 2021 solo 34,1 kgm de asado.

Se exporta lo que consumimos, por eso el ajuste económico, lo demuestra clara y palpablemente el precio de la carne vacuna. En el año 2020 según el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, se faenaron 3.163.000 de toneladas de res con huesos, se exportó por 900.609 toneladas a China, Japón, Corea del Sur, Tailandia, Filipina, Vietnam, Taiwán y Hong Kong, destinándose al mercado interno 2.276.000 toneladas, a razón de 200.000 toneladas por mes. El Consorcio ABC liderado por el Frigorífico Rioplatense SA de la familia Constantini, realiza el 80% de las exportaciones de carnes argentinas, por lo que al exportarse toda la res, el precio interno se incrementó sobre manera, reduciendo el consumo per cápita anual de carne vacuna en la Argentina a solo 50,1kgms por habitante, el más bajo de los últimos cien años

Un modelo extractivista y agropecuario exportador no necesita de muchos trabajadores y sí requiere reducir el Estado y el mercado interno.  Que no se controle nada, por eso no dejaron que el Estado intervenga en Vicentin SAIC y ahora pretenden renovar la licitación de la mal llamada hidrovía del Paraná y que el Estado nacional y provincial no participe mediante el Decreto 409/2020.

Como se puede aceptar que se discuta el precio de las tarifas de los servicios públicos, que son una parte relevante no solo del gasto de las familias sino de los costos de producción, logística y comercialización del entramado productivo y, dado el grado de concentración entre extractivistas, transportadores y distribuidores de gas, se termina aceptando la propuesta de ellos, cuando no se sabe cuál es el costo real de la extracción del petróleo o del gas, obviamente no es lo mismo extraerlo de cuencas ricas en ambos, que sacarlo debajo de la plataforma marina.

En el caso del gas, que en la semana del 15 al 19 de marzo se realizan las audiencias públicas de la Secretaría de Energía de la Nación y del ENARGAS, después del tarifazo de la gestión de Macri que, explica porque dentro de las cien empresas fugadoras de capital de esa gestión, están las mismas compañías que en la etapa de extracción (producción) de gas son: YPF (sociedad mixta), Total Austral, Pan American Energy (PAE), Petrobras, Pluspetrol, LF Company, Tecpetrol (de Techint) , Apache y Chevron.  En el transporte Transportadora General del Norte (TGN) de Techint y Eurnekían, y Transportadora General del Sur (TGS) de Pampa Energía (Marcelo Mindlin y Joseph Lewis y de las familias Sielecki y Werthein), que conectan las cinco cuencas que existen en el país. Y en la distribución es manejado por nueve empresas que son Metrogas, Gas Natural Fenosa, Camuzzi Gas Pampeana, Camuzzi Gas del Sur, Ecogas Centro, Ecogas Cuyana, Litoral Gas, GasNor y Gas Nea. En  un informe del año 2018 la fundación FIEL (cuna del liberalismo en la Argentina) concluyo que durante los primeros dos años de gobierno de Macri esa transferencia  alcanzó a U$s 16.000 millones, equivalente a 5 puntos del  PBI.

La pobreza de más de un 40% de nuestra población se refleja en la riqueza y fuga de menos del 2% de los que viven en este país.

Si queremos tener un destino y un país más justo, donde no convivamos con la degradación de la pobreza, hay que llamar a los responsables de las primeras cien empresas que fugaron 24.679 millones de dólares durante el macrismo y que el gobierno sabe quiénes son e inquiridles cómo amasaron esa fortuna y cuanto de la misma declararon y pagaron el impuesto a las ganancias.  Y no hacer de cuenta que acá nada ha pasado como pretenden y han hecho con la deuda generada en la dictadura militar y con la pesificación asimétrica de su deuda en dólares en el gobierno de Duhalde.

Sigo escuchando tango y me digo a mi mismo y le digo a mí país, la primera estrofa de “Nieblas del Riachuelo” de Cobián y Cadícamo:

Turbio fondeadero donde van a recalar, barcos que en el muelle para siempre han de quedar… Puentes y cordajes donde el viento viene a aullar, barcos carboneros que jamás han de zarpar… Torvo cementerio de las naves que al morir, 
sueñan sin embargo que hacia el mar han de partir
… “

 

EconomíaEste fue un país maravilloso