Es nuestro deseo ofrecerle al lector el agudo pensamiento de CARLOS ABALO sobre el comportamiento de las economías en el mundo actual. En el medio del proceso que va desde las PASO y las elecciones legislativas de medio término, es interesante revisar lo que pasa en capitalismo mundial y en la economía local.

En la segunda parte se explayará sobre ARGENTINA y su historia. Como se observa, este reportaje es anterior al nombramiento de ROBERTO FELETTI en la Secretaria de Comercio Interior, nada casual.

HUGO GARNERO: En estos días te acerqué un informe sobre los fundamentos de la economía vistos por economistas dedicados a los temas bancarios y financieros.

CARLOS ABALO: Ante todo, me pareció que los informes de las consultoras privadas cada vez se centran más en alertar contra la emisión monetaria. En contraposición, el gobierno se centra en aumentar la producción, las exportaciones y el consumo. El mercado sólo ve los desequilibrios, empezando por la emisión monetaria, pero no ve la deuda en dólares ni la dolarización como desequilibrios.

HG: ¿En Estados Unidos los inversores están tan preocupados como aquí por los desequilibrios?

CA: Puede decirse que en Estados Unidos también el gobierno apunta a crecer y así estar en mejores condiciones frente a China y el equilibrio viene después, pero allá el mercado lo sigue, porque no hay nada arriba del dólar. El dólar sólo puede emitirse porque no crece mucho en reservas y no puede hacerlo porque en una economía global el conjunto de países industrializados constituyen casi un bloque único, de ahí lo de economía global o mundializada cada vez más integrada.

Esa es la gran diferencia, porque aquí el mercado va atrás del dólar porque es lo único que está arriba del peso. Allá el mercado apoya la búsqueda de una continuidad más desequilibrada porque ese mayor desequilibrio garantiza que se vuelva a producir más y que el país se afirme frente a China. La mayoría de los inversores lo sigue, y las mayores resistencias están en el mismo Estado regulador, como los republicanos, que –con una mirada ideológica con un trasfondo político interno- ven la emisión como un peligro y no miran tanto un cierto equilibrio social en la crisis, que los demócratas creen esencial para evitar una disconformidad peligrosa para el sistema.

HG: En el medio hay una fenomenal crisis, pero ¿ésta es productiva o financiera? ¿Es la misma crisis u otra crisis diferente?

CA: Si, atrás está la crisis. En principio, la crisis siempre fue un gran desequilibrio entre la oferta y la demanda, si entendemos que la oferta les pertenece a las empresas en inversión, con la que hay producción. Mientras sube la demanda, producir más con los mismos salarios conduce a menores ganancias, hasta que llega un momento en que se frena la inversión y la producción, y la baja en el ritmo de producción o la recesión reducen la demanda final por la caída del poder de compra de los salarios y del empleo y se vende menos. Éste es siempre el trasfondo de la crisis, pero las crisis pueden revertirse con una mejora tecnológica que produzca más con menor costo.

Pero el paso de la crisis a la vuelta a una mayor producción por el cambio tecnológico no es inmediato: en el medio hay un período de fuerte crecimiento financiero que suele conducir a una crisis financiera. Las empresas que no pueden enfrentar el mayor costo y la menor rentabilidad, tratan de subsistir pidiendo más créditos, y los capitales ociosos o los que integran el universo financiero pueden otorgar mayores préstamos y obtener más ganancias por esa vía, hasta que empiezan los problemas para pagarlos, y si no vuelve un crecimiento lo suficientemente fuerte, aparece la crisis financiera.

HG: ¿Cuándo se pasó en el mundo de la crisis productiva a la financiera, en 2001 o en 2008?

La crisis financiera ya había aparecido en 2001, y se expresó en la crisis de las tecnológicas. Lo que sucedió fue que las tecnológicas se habían valorizado en exceso, lo que hubiera requerido que el cambio tecnológico se aplicara masivamente a la producción de vanguardia, pero esto no fue posible porque un crecimiento de largo plazo basado en una nueva matriz tecnológica generalizada necesitaba una mayor demanda, una madurez tecnológica más completa y, sobre todo, saber cuáles serían las reglas de producción, lo que no estaba nada claro.

Sin embargo, la crisis financiera no se profundizó y eso permitió ocultarla, disfrazada por el terrorismo con el ataque a las Torres Gemelas. El ataque era cierto, pero al concentrar el análisis en el mismo, quedaba oculta la gravedad de la crisis financiera, y no aclararla del todo pareció mejor al poder dominante porque era ocultar la gravedad de la crisis del sistema capitalista. Y esto fue ayudado por la demanda china que ya en los noventa posibilitó la industrialización fuera de los países industriales. Es decir, quebró la división antigua del mundo y reactivó la economía, aunque a la larga la situación iba a empeorar por dos razones: 1) Hay más producción industrial competitiva por la presencia china y de los países emergentes, y 2) la nueva inversión no puede menos que ir incorporando el gran cambio tecnológico disruptivo de la actual forma en que funciona el sistema.

HG: ¿Por eso se podría decir que las empresas cambiaron el sentido de la acumulación?

CA: Ante esa situación, las empresas eligieron cada vez más acumular, que es aumentar el capital pero no para una inversión inmediata. Antes, la valorización del capital se asentaba en el trabajo incorporado a la producción y el mercado lo valorizaba en función de esa situación presente o una situación futura concretada no demasiado después, por lo que siempre hubo una valorización del capital por el mercado, pero lo nuevo es que se empezó a valorizar el capital exclusivamente por el mercado. Lo que antes se lograba porque una empresa tenía mayor producción y mayor demanda, ahora basta que el mercado lo valorice y por eso, al no concretarse en la producción, del alza proveniente de la valorización del mercado, surge una burbuja de valor no concretado que tiende indefectiblemente a deshacerse.

Este capital valorizado por el mercado crece con mucha más velocidad que la demanda final debida a la mayor producción. En los países industrializados, si la acumulación por mayor producción origina una ganancia aceptable para la empresa, ésta tiende a subir mínimamente los precios de manera preventiva porque la producción calculada estará lista dentro del nuevo período anual, por lo que esa inflación suele ser mínima o incluso desaparecer si no se produce a pleno. En cambio, la acumulación por valorización exclusiva del mercado no se traduce en inflación porque no aumenta la presión sobre los precios finales al no surgir de la producción: por eso  llamó la atención durante largo tiempo que en esos países no hubiera inflación.

En los países no industrializados, la valorización del mercado es menor y de corto plazo, por lo que sube el endeudamiento y la deuda en instrumentos financieros, siguen subiendo los precios, y aunque el endeudamiento aumenta mucho, en parte es sustituido por la acumulación de capital en acciones.

Pero en unos y otros, la deuda crece más que la producción y genera una continua imposibilidad de pagarla. Por eso reapareció la crisis financiera mundial en 2008, que estaba contenida desde 2001 por la mayor demanda proveniente de la mayor producción asociada a China y a los países emergentes, que venía escalando desde los años noventa, cuando tuvieron sus crisis financieras propias, como la crisis mexicana o la rusa. En cambio, la crisis financiera de 2008 no se pudo dar vuelta en los años siguientes, aunque se profundizó la política de ajuste, y sólo fue superada por los países que al mismo tiempo amplían la demanda final, los salarios y la producción, como China y los emergentes, pero éstos son emergentes por pasar a industrializarse, y no los emergentes que define el mercado, que son los abiertos a la colocación de deuda externa para los inversores internacionales.

HG: Desde el 2008 este modo de acumulación se profundizó y se modificó el funcionamiento del sistema: ¿qué es lo que trastocó?

CA: El funcionamiento del sistema es cada vez más integrado, lo que no se puede lograr sólo por mayores compras y ventas de mercancías entre los países, sino que requiere empresas que se entrelacen entre sí, y que inviertan en otras y reciban inversiones de capital extranjero. Por eso China afirmó el capitalismo empresario al que recurrió desde 1978, en el post maoísmo. Esta mayor integración y las consecuentes mayores perspectivas de negocios, en los países industrializados facilitó la acumulación por valorización del mercado. Y también explica por qué desde la aparición de los países emergentes, la industria es para el mercado global, proviene de la integración del capitalismo y deja cada vez menos espacio a la industria sustitutiva sólo dirigida al mercado interno, de la cual, a diferencia de México, que se integró a Estados Unidos, y de Brasil, que la completó, la Argentina no pudo salir.

HG: ¿Cómo sobrevivió Argentina en tamaño cambio estructural de acumulación del capital?

CA: El final del capitalismo pre crisis financiera sobrevino definitivamente en 2008. Por eso el kirchnerismo pudo recuperar el gran crecimiento que inició en 2003, en que salió de la política de ajuste, hasta 2008. Pero en 2008 el límite vino por la crisis financiera internacional, el peso de la acumulación por sobre la inversión y porque la recesión local a que dio lugar en 2009, Cristina la levantó a un costo de mayor inflación y más endeudamiento, que tuvo efecto inmediato y llevó a la pérdida de las elecciones presidenciales por el peronismo en 2015, y a tratar de recuperar mercado interno con menor mercado regional del Mercosur, como también hizo Brasil, con Dilma Rouseff, sucesora de Lula.

En todo el mundo fue imposible salir de la recesión y bajo crecimiento que siguió a la crisis financiera, pero fue ocultada por la pandemia, que dio lugar a una recesión mayor, y por eso ocultó la otra. Pero la otra existe, es menos percibida y está tan presente en Estados Unidos como en la Argentina.

HG: ¿Podemos decir que en la crisis recesiva derivada del súper financiamiento, el endeudamiento es como un embudo inexorable?

El endeudamiento argentino, promovido por la deuda y por la dolarización de los precios, y de los capitales y los ahorros, es una fuga hacia el dólar como alternativa a los pesos. Pero en Estados Unidos esa alternativa no existe, porque el dólar no tiene nada encima, por eso está condenado a la emisión, salvo que Estados Unidos y los países industrializados puedan volver al mundo antiguo de división internacional del trabajo al que se aferra la oligarquía local y sus gobiernos. Sin embargo, tampoco Estados Unidos puede volver plenamente a la división internacional del trabajo. Puede ir en esa dirección si lograra torcerle el brazo a China, pero no es un objetivo que aprueben las empresas, que necesitan la integración, y tampoco puede prescindir de la industrialización de los emergentes, como sucede con México, ni puede ir a una política de súper concentración, como lo intentan las grandes tecnológicas. De ahí que una parte grande del capital apoya la política del gobierno estadounidense, que por primera vez no es una política única para el capital sino una política diferenciada.

Esa otra parte del capital que busca la súper concentración va hacia el extremo de que el Estado deje de regular y que el capital valorice lo que elige valorizar. Las grandes tecnológicas son las que están súper concentrando el capital para decidir por encima del Estado y por eso, por primera vez, Estados Unidos pone un límite a este capital súper concentrado. Y la tendencia a superar el Estado por el capital o a sustituirlo por el mercado, también está presente en las criptomonedas, que de gran capital tecnológico productivo y de valor no tienen nada.

HG: ¿Cómo se podría explicar el funcionamiento de este proceso en la Argentina actual?

CA: Ante todo, es grave la mayor influencia de la derecha, que pareciera que permitió a gran parte de la sociedad olvidar masivamente la miseria a la que nos arrojó Macri y que, con la pandemia, le atribuyó al peronismo, concretado en la política de Alberto, la imposibilidad de mejorar la situación. Claro que, si vuelven, les va a pasar como a Bolsonaro, aunque van a dejar el país irrecuperable, que fue el objetivo del crédito del FMI a Macri en el sentido de que el FMI y la mayoría de los gobiernos de los países industrializados creen que hay una única manera de manejo político, que es la que tienen ellos, y en que los criterios del gobierno y la oposición son similares. Pero esto es una ideología, no una realidad del sistema mundial, donde los países industrializados no son lo mismo que el resto ni pueden serlo, aparte de que es un modo de dominio del conjunto del sistema mundial. Y el objetivo era terminar con el peronismo, porque éste ha sido siempre, en sus expresiones más genuinas, un crítico permanente del sistema mundial.

El crédito del FMI a Macri, empeoró tanto la situación en ese momento, que no les sirvió y condujo al triunfo del peronismo en 2019, pero la pandemia y la profundización de la recesión en el primer año de la vuelta del peronismo, cumplió el objetivo que se había fijado el FMI, porque el peronismo no pudo mejorar la situación económica y perdió las PASO. Aunque su política de crecimiento y mejora social se está concretando ahora, es difícil suponer que tenga suficientes resultados en tan poco tiempo como el mes y medio que falta para las elecciones de noviembre.