Entrevista de Lola Sánchez a Jorge Manuel Gil
A pocos días de las PASO -campaña marcada por tibias promesas, escasez de propuestas y especulaciones poco creíbles- El Extremo Sur dialogó con el economista Jorge Manuel Gil, docente universitario y ex rector de la UNPSJB, acerca de la complicada situación financiera que atraviesa Chubut. Gil brindó un análisis multidimensional sobre una situación que «exige un cambio de matriz productiva y financiera» y remarcó que «la provincia no solamente está afectando regalías, sino que está cobrando por anticipado regalías del futuro para mantener un sistema que es deficiente por sí mismo». A su juicio, es imprescindible «un acuerdo político muy serio entre los distintos actores para salir de esta grave situación».
Gil remarcó que la solución no es simplemente financiera, «porque eso depende de la solución económica y a su vez depende de la solución política», por lo que es la clase política la que debe «administrar los recursos naturales y sociales de Chubut a los fines de generar un proceso de producción autosustentable que genere fondos suficientes para hacer frente a la deuda».
Advirtió sobre la «trampa» de la deuda, donde «están primero los acreedores y luego nosotros, como habitantes de una Nación». Sostuvo que la deuda en sí misma «no es mala o buena», pero puede resultar perjudicial si no es invertida en materia de productividad social y económica, tal como fue el caso de Chubut.
Respecto a su visión sobre el futuro en la postpandemia, se mostró escéptico: «En el marco del capitalismo, me da la impresión de que el sistema de Chubut no va a corregir las propuestas, no hay bases de cambio significativas y sociales que permitan pensar que ese futuro va a mejorar».
¿Cómo analiza el panorama actual de la provincia, en términos económicos?
El análisis financiero es una derivación del análisis económico, social y político. No se puede leer solamente la información financiera sin ver cuáles fueron las causas, los orígenes y las aplicaciones de la deuda. La deuda refleja una situación mucho más dimensional que el mero hecho de lo financiero. En el mes de marzo de este año, Chubut tenía una deuda cercana a los 92.900 millones de pesos, que serían unos mil millones de dólares. Pero, además, tiene lo que se llama en finanzas publicas una deuda flotante, que es una deuda en gasto de personal, consumo, servicios, del orden de los 23 mil millones de pesos. Esto hace que la situación financiera sea más compleja.
¿Qué características tiene el endeudamiento en la región?
En primer lugar, tenemos una deuda que, si bien tiene una parte de sentencias judiciales, principalmente del Poder Judicial pendientes de resolución, la mayoría son títulos de deuda nominados en dólares, una gran parte de ellos bajo ley extranjera. Esto dificulta mucho más el proceso de la deuda.
Chubut cayó en la trampa de la deuda a partir de los 90′. La trampa consistió en que, ante el exceso de liquidez internacional, los bancos salieron a colocar dinero en los Estados nacionales, y en lo que ellos llaman sub Estados, en nuestro caso provincias o municipios. En Comodoro hubo intentos de endeudamiento público internacional, por los años 2005-2006, que fueron abortados por la decisión de Néstor Kirchner, al iniciar un proceso inverso de desendeudamiento.
¿La solución se agota en lo financiero o hace falta trabajar en otras variables?
Frente a este panorama, la provincia tiene recursos suficientes y de fácil gestión como los recursos turísticos, del petróleo, de la pesca, derivados de la explotación del aluminio. Se trata de explotaciones que ya están en curso y otras que están sujetas a debates públicos como la minería. Entonces, la solución no es financiera, porque la solución financiera depende de la solución económica, y esta a su vez depende de la solución política. La política tiene que administrar los recursos naturales y sociales de Chubut a fines de generar un proceso de producción autosustentable que genere fondos suficientes para hacer frente a la deuda y frente a los compromisos financieros que de ella derivan. No podemos hablar solo de la deuda.
¿Se ha rastreado un origen específico de la deuda que hoy atraviesa la provincia?
Nosotros estamos trabajando la historia de la deuda en Chubut desde 1983 en adelante, y ahí se advierte con claridad que esto fue una adopción de medidas de endeudamiento. Era «plata relativamente dulce» que tomaban los gobernadores o intendentes, y que ellos no iban a pagar. Esto les permitía hacer ciertas obras, pero el tema es que las obras no fueron obras que tuvieron rédito social o redito económico. No se mejoraron los puertos, apenas se mejoraron algunos caminos internos en algunas localidades, no hubo un reforzamiento de la autovía, de accesibilidades fáciles para la logística del trasporte, no se invirtió en construcciones o equipamiento que aumentaran la capacidad productiva.
La única empresa productiva que tiene la provincia es Petrominera, y no tuvo los apoyos suficientes como para erigirse en un actor significativo en el proceso petrolero. Siempre estuvo asumiendo negocios de tipo marginal. Toda esta falta de visión, esa imposición de la deuda, terminó generando esta burbuja de deuda que resulta muy complicada. Va a necesitar un acuerdo político muy serio entre los distintos actores políticos. Dependerá de la capacidad de los estadistas de cada grupo, de cada fracción ideológica.
Sería posible pensar en la toma de deuda como algo beneficioso si estuviera orientado a mejorar la infraestructura y las políticas públicas. ¿Cree que este es el caso?
La deuda no es mala o buena. Es buena cuando tiene un objetivo económico. Cuando uno toma deuda pero no la aplica a una actividad con cierta productividad social y económica se vuelve una trampa, una de las trampas del sistema económico para dejar pegada a la política a los designios de los tenedores de la deuda. Esto quedó claro con el tema de los fondos buitre. Quedó evidenciado que están primero los acreedores y luego estamos nosotros como habitantes de una Nación.
¿Qué costo tiene para la provincia el hecho de que las regalías petroleras sean parte del pago de la deuda?
El 31 de marzo, al menos el último dato al que accedí, la provincia había cobrado anticipos de regalías por 1.570 millones de pesos. Eso equivaldría a unos 20 millones de dólares. Quiere decir que la provincia no solamente está afectando regalías, sino que está cobrando por anticipado regalías del futuro para mantener un sistema que es deficiente por sí mismo. El uso de las regalías implica que las mismas se utilizan para gastos corrientes, y después terminan siendo insuficientes. La velocidad a la que crece el déficit, los gastos, intereses y bienes de consumo es notoriamente superior a la velocidad con que crecen las regalías. Frente a esta circunstancia las regalías se tornan un recurso destinado a un objetivo para el cual no debía aplicarse. Teóricamente, las regalías deberían compensar una forma de sustitución del recurso natural que es extraído. Cuando Chubut extrae un metro cúbico de petróleo, eso es capital, no es un bien que se va a reproducir, no es como extraer una tonelada de merluza que sí se reproduce. Si ese valor, que es transformado en regalía y luego transformado en dólares, no se invierte en proceso de producción en tierra o proceso de mejora social que genere valor y afecte a la distribución de los gastos, evidentemente ese capital se consume. Cuando se consume el capital natural, pierde sustentabilidad la economía. El principal riesgo de una economía que se basa en recursos naturales no renovables es el agotamiento del recurso. Tiene que haber un capital social afectado a esa posibilidad de que el sistema humano sea sustentable. Si no, vamos a tener serios problemas.
¿Qué opina sobre los discursos de campaña que plantean el no pago de la deuda? ¿Es posible un escenario así para Chubut?
Lo veo muy distante, el mundo está en el proceso de financialización; es un ciclo del desarrollo capitalista. Tiene ciertas características, entre ellas una serie de reaseguros para que nadie pueda sacar los pies del plato. Argentina tendrá que ir a la refinanciación de la deuda, excepto que utilice un esquema de salida del sistema capitalista, una salida a la cubana, que no se ve en las bases de esa posibilidad en el corto plazo. La alternativa de repudiar la deuda Argentina se perdió con Alfonsín. El país salía de una deuda tomada de 5 mil millones de dólares por una dictadura que había asumido de manera inconstitucional. Ese fue el momento de declarar la ilegalidad de la deuda. Pero no se hizo, se refinanció a partir del proceso de los mega canjes, de la emisión de bonos Brady, le dieron legalidad a la deuda. Hoy Argentina no tiene la posibilidad del no pago, y Chubut menos. Tiene comprometidos los recursos naturales. La deuda es un contravalor del petróleo existente en las cuencas y aun no extraído, ahí está la garantía, esa riqueza subterránea de Chubut está respaldando la deuda que Chubut ya se ha gastado. De ahí la complejidad del problema.
Usted propone, entonces, un acuerdo político entre los diferentes actores.
El camino, desde la óptica de la racionalidad política, sería esa. Sería la manera de lograr de parte de los tenedores de bonos de Chubut alguna extensión de plazo para que se produzca una reactivación. Cuando uno va con ese tipo de plan tiene que demostrar que la planificación económica de la provincia es pertinente para asumir esquema de pagos de largo plazo. Esto es lo que Chubut, hasta ahora, no ha podido hacer, precisamente por los propios Gobiernos que tomaron la deuda, quienes la están administrando. No hay manera de salir de ese círculo vicioso que hace que haya más deuda, más compromiso y menos planificación de la economía. Ahí aparecen los problemas reales.
Recientemente sostuvo que la Crisis Hídrica es un problema de Salud más que económico. ¿Cuál es la verdadera dimensión de dicha crisis?
Hay ciertos temas que, según la óptica con que se los mire, se puede arremeter sobre ciertas soluciones. En un principio, el problema del agua se trató como un problema económico, dedicado a la productividad agrícola-ganadera y la producción de petróleo en la cuenca. Se le dio una mirada más vinculada a la administración económica que a la administración de salud. El problema es que el agua es para los seres humanos. No tiene como objetivo inicial básico alimentar las necesidades de la actividad petrolífera o agrícola-ganadera. Necesitan agua, pero la política es la que tiene que discernir qué cosas satisfacemos primero y cómo. Entonces, si aceptan que haya desvíos para inundar campos para que produzcan alimentación para miles de ovejas que producen lana que se exporta directamente, donde el Estado casi ni participa, ahí tenemos un problema. No es infinita la cantidad de agua que se dispone en la naturaleza, como todos los recursos naturales, en el fondo es finito. Hay que administrarlo con cierta sabiduría. Esa sabiduría, desde mi enfoque, es que el agua primero tiene que estar destinada a los seres humanos y después a las actividades productivas. Si eso no es así, estamos ante un sistema antihumano. Lamentablemente, la economía prevalece por sobre cualquier otra circunstancia, esto es propio del pensamiento neoliberal, solapa el resto de los temas.
¿Cree que se está desarrollando una modificación de los valores neoliberales a partir de la pandemia? ¿O se está profundizando el capitalismo?
En un comienzo pensé que los sentimientos de solidaridad humana frente a una agresión tan difícil de combatir, que atacaba realmente a toda la humanidad en su conjunto, iba a emerger un esquema nacional e internacional de una mayor solidaridad entre los pueblos. Realmente lo vi como una variante, de que nada iba a ser igual. Pero ahora los indicadores actuales me dicen que no. Veo que se han acentuado los procesos relacionados a la riqueza y la pobreza. Si tomamos ese esquema, simplificado, me parece que la solidaridad indicaría que tendríamos que compartir pobres y ricos lo que resulte en común para lo cual los que están en mejor situación deberían hacer sacrificios para que los pobres sufran menos esta situación de pandemia y pospandemia. Y las reacciones que vemos son todo lo contrario. Los ricos se han hecho más ricos en la pandemia, se han negado a pagar impuestos mínimos, como fue el caso del Impuesto a las Grandes Fortunas, donde no hay un sentido de solidaridad. Las grandes fábricas proveedoras de alimentos aumentan sistemática y constantemente los precios, ayudan a la inflación general. He perdido la confianza en esta pretensión. Hace falta un punto de quiebre, ese quiebre debiera venir de sistemas económicos que impulsen un cambio más significativo a favor de una economía de una base popular, solidaria y más humana.
En este contexto, ¿cómo ve la situación de Chubut a largo plazo?
Recuerdo siempre la frase de Cristina Fernández de Kirchner que dice que, a diferencia del científico, el político no puede ser escéptico. Su función es mantener el optimismo aun sobre bases que no indican ese optimismo. Pero desde el punto de vista de las Ciencias Sociales, hoy la situación de Chubut es más para complejizarse que para encontrar vías de solución. No advierto ningún tipo de análisis, ningún tipo de proyecto o expectativa con respecto a las cuestiones mínimas: las petroleras generan dinero aquí y lo invierten en sistemas fuera del país o el propio sistema financiero especulativo. Tiene que haber una Ley que obligue a que un porcentaje de las petroleras se reinvierta en la zona. Hay cuestiones que se vinculan al sector agrícola ganadero, que es un negocio sedentario, pasivo, que incorpora valores al sistema internacional a través de exportaciones de lana, pero deja poco en la provincia. El sistema pesquero no tiene controles de ningún tipo, el propio sistema de la producción de aluminio, los balances de ALUAR con respecto a la inversión que hace en Puerto Madryn es mínima. En el marco del capitalismo, me da la impresión de que el sistema de Chubut no va a corregir las propuestas, que en su gran mayoría son todas dentro del sistema capitalista. Hay modelos más progresistas, otros un poco más retrógrados, unos más a la izquierda, otros bastante mas a la derecha. En general se manejan con estructuras donde parten de la idea de que Comodoro no existe sin PAE, sin YPF o que Madryn no existe sin ALUAR. No hay bases de cambio significativas y sociales que permitan pensar que ese futuro va a mejorar. Soy escéptico cuando veo los actores y cuando veo las elecciones que se van produciendo alrededor de las decisiones que se deben ir tomando.
https://www.elextremosur.com/nota/32842-alerta-roja-chubut-cayo-en-la-trampa-de-la-deuda-y-su-riqueza-natural-solo-respalda-lo-que-ya-se-gasto/