“No existe más que una clase de hombres, los que trabajan”. Juan Domingo Perón

Entre las continuas propuestas  que registra la democracia argentina en los últimos cincuenta años, está la decisión política de paliar los efectos desvastadores de la pobreza, mediante el otorgamiento de los llamados planes sociales de asistencia directa a los millones de marginados que expulsa sin solución de continuidad el sistema liberal capitalista. Mucho antes de la pandemia, claro, que solo golpeó aún más a los desahuciados.

Siendo que no se trata de decisiones de raíz ideológica, por cuanto radicales, peronistas y macristas las desarrollaron sin solución de continuidad y en muchos  casos las ampliaron y profundizaron de manera diferente, convendría desvincular estas políticas de los dudosos impulsos de sensibilidad social que acompañan desde el discurso los repartos de lo que sobra de las extravagantes acumulaciones de riqueza.

Para muestra basta un botón: Macri triplicó el asistencialismo de los planes  sociales de Néstor y Cristina.

Se abren entonces dos vertientes para el debate: por un lado, la tensión argumental que se produce cuando se analiza este tema con la heladera llena, desde la comodidad de una dirigencia política que toma decisiones mientras no la pasa tan mal como los pobres de pobreza absoluta; por otro lado, como suena preguntar en voz alta si los planes sociales no constituyen el soporte utilitario del control social, para que el ajuste neoliberal opere con su propio  anestesista en el quirófano de la rapiña corporativa.

Mientras tanto, inevitablemente las organizaciones sociales y barriales  siguen poniendo el cuerpo con lo que tienen, urgidos por la larga cola de vecinos que vienen con el “taper” de cada día, en una lucha desigual que los sigue empujando a todos hacia ese otro país de los hundidos.

He sentido mil veces decir a propios y ajenos: “…ustedes reciban lo que les den y luego voten a quien quieran..”. Espantosa hipocresía, que trata a los hermanos mas pobres como condenados a ser receptores eternos de la dádiva, en un remolino que se ha tragado ya varias generaciones.

Lo que sí es cierto es que -al menos desde el peronismo– no se desarrolla todavía un continuado debate militante sobre la tremenda degradación cultural que significa en el desarrollo de los proyectos de transformación, la dependencia inercial que vincula a los miserables de toda miseria con sus dirigentes, sus referentes, sus representantes y sus distintos vínculos sociales de pertenencia. Claro que hay excepciones, pero no alcanzan a marcar una tendencia que tuerza la estrategia de los poderosos.

Como cada decisión política permanece en el tiempo sostenida con el soporte de una construcción cultural, debería el peronismo saber –más que nadie– la importancia de diferenciar entre el militante repartidor  y el militante motivador,  el que realiza, el que muestra, el que convence y articula la organización con argumentos.

Resulta notorio advertir que las prácticas políticas mayoritariamente mutaron en su degradación hacia el asistencialismo crudo, que fomenta el individualismo, el aislamiento, la conveniencia personal o de grupos y termina dinamitando los sistemas de solidaridad colectiva que deberían ir mas allá del juntarse para comer.

Lo transitorio se ha vuelto permanente, en una emergencia perpetua. Pero es que ese territorio  del recauchutaje social, es precisamente el que propone y conviene al elaborado concepto de rebaño que las clases dominantes prefieren como multitud inevitable.

Cada transformación duradera de la realidad de un pueblo supone necesariamente un cambio  cultural como toma de nueva conciencia de esa  realidad. Convendría preguntarnos en qué lugar del tiempo en que vivimos anida esa decisión.

Menuda tarea la de los liderazgos populares, para revertir la tendencia utilitaria de la intermediación política y  dejar de  confundir el dar con el compartir, en un tiempo donde, para colmo, las redes sociales nos ilusionan vanamente  con que los demás nos escuchan, nos comprenden, nos esperan, nos acompañan.

2 Comentarios

  1. PLANES SOCIALES;AJUSTE Y POBREZA
    EXCELENTE ARTICULO!! MUY ACERTADA REFLEXION!!GRAN APRENDIZAJE GRACIAS CRO.PINDA!! BRILLANTE!!

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