El sol de la primavera derrite los colgajos de un gobierno en retirada, pero no llega al núcleo duro de su corazón: allí el empecinamiento acumula idas y vueltas para terminar concentrándose en un objetivo estratégico inmutable: vaciar las arcas del Estado, disminuyendo así los recursos del próximo gobierno para enfrentar las demandas de los acreedores y la conflictividad creciente. Esta semana hemos aprendido que detrás de este empecinamiento subyace una visión muy peculiar sobre las fuerzas demoníacas que pululan por el universo.
Al asumir Macri la presidencia en el 2015 corrieron rumores de que habría pedido auxilio a un conocido sacerdote para exorcizar a la residencia presidencial de Olivos (lacapital.com.ar, 1 2 2016). Estos rumores fueron rápidamente desmentidos y la escena se cubrió de felices globos amarillos y mucha pachanga. Esta semana, sin embargo, el orfebre Juan Carlos Pallarols confirmó que Macri asumió el gobierno convencido de que CFK había hecho una macumba sobre el bastón de mando presidencial que Pallarols, con el aporte de más de dos millones de seres humanos, había creado para el evento. Ante la imposibilidad de exorcizar al bastón de mando, Macri rompió una tradición histórica y eligió otro bastón libre de contaminación maléfica y creado por otro orfebre (lanacion.com 18 9 2019). Sin embargo, no tuvo suerte: el santo bastón que hoy esgrime ufano no ha podido protegerlo de los demonios, esta vez encarnados en piqueteros K, a los que la espada del gobierno define como “gente que no labura y no labura para siempre” gente que es “causa del endeudamiento del país” y encima “forma parte de espacios dirigidos a conmocionar el espacio publico y debilitar al gobierno” (Pichetto, clarín.com 5 9 2019).
El mundo de Macri está, pues, plagado de demonios que amenazan con sacarlo del gobierno. De ahí las características de la campaña del odio que precedió a las PASO y la sistemática preparación de un intrincado dispositivo de medidas destinadas a dejar como legado un campo minado que impedirá al endemoniado futuro ganador de las elecciones de octubre cambiar las políticas que Macri nos deja. Capitana de esta aventura es, como siempre, la autoconvocada vocera de Macri. Heroína de la lucha contra los demonios k, decidió exorcizar al país de la pérfida mala onda que hoy empapa a los argentinos, mandando públicamente a su empleada a pedir perdón a la iglesia por quejarse todo el día de la carestía de la vida (youtube.com/watch?v=MPsifrIAMB4). Dio así un puntapié inicial a una campaña de purificación maléfica cuyas vibraciones expansivas seguramente enardecerán a toda la República. Por estos días, un cura párroco logro exorcizar a un pueblo cuyo intendente, miembro del partido gobernante fue derrotado en las PASO (pagina12.com, 17, 9 2019).
No sabemos cómo terminará esta historia: si Macri saldrá por la ventana o por la puerta. Sin embargo, sabemos que su gestión pasará a la historia como la peor en tiempos de democracia. Hoy el país se encuentra con reservas cada vez más precarias, en “default perfilado” y con un control de cambios que no impide la presión cambiaria ni la pérdida de depósitos. La pobreza asuela a mas de un tercio de la población y el hambre hace estragos en las poblaciones más vulnerables. En este contexto, más que macumba, el próximo gobierno necesitara mucha reflexión, planificación, organización y movilización de los que lo votaron, para acumular fuerzas y enfrentar las bombas que Macri ha implantado con todo esmero.
Desfinanciación del Estado, perdida de reservas
El gobierno ha tomado una serie de medidas que buscan desfinanciar a las principales empresas y bancos del Estado. Al mismo tiempo, mantiene un control de cambios que no impide la salida de capitales ni termina con el goteo permanente de las reservas. Esto último, sumado a una mágica acumulación de vencimientos de deuda con legislación local y extranjera en los primeros seis meses de 2020, asegura la falta de reservas para enfrentar los compromisos del Estado. Esto obligará al próximo gobierno a negociar rápido en condiciones muy difíciles. Las tasas de interés mas altas del mundo, la inercia estatal ante una recesión cada vez más profunda y devastadora y la continua negación de los graves problemas sociales que aquejan al país aderezan el caldo explosivo que está cocinando Macri.
Con la deuda perfilada y sin acceso a los mercados, esta semana el gobierno obligó a la ANSES, y más concretamente al Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS), a suscribir letras del Tesoro por $35.000 millones de pesos y U$S 275 millones de dólares, a seis meses y con una tasa de interés del 65% anual para las letras en pesos, y de un 8,1 % para la deuda en dólares. Así implanto en la ANSES un activo tóxico e ilíquido en el mercado: después del reperfilamento de Lacunza, estos títulos cotizan muy por debajo de la par en el mercado secundario. Asimismo, le impuso a la ANSES tasas de interés muy por debajo de las que rigen en el mercado. Esto profundiza el desfinanciamiento de los fondos de los jubilados y pensionados, agravado en los últimos tiempos gracias a la devaluación y a la saturación de la cartera del FGS con bonos de deuda reperfilada.
El gobierno tomó otra medida esta semana que deteriora las finanzas del Banco Nación. Una auditoría expuso recientemente los números en rojos del balance de este banco. Esta situación no impidió ordenar al Banco Nación el miércoles pasado la suspensión de la prefinanciación de operaciones de comercio exterior (lanacion.com, 18 9 2019). Asimismo, se anunció un posible DNU obligando al Banco Nación a prestar 200 millones de dólares a Aerolíneas Argentinas para que esta cancele una deuda (lpo.com, 18 9 2019). De concretarse el DNU, deteriora todavía mas la situación financiera del Banco Nación, producto del financiamiento del Tesoro Nacional y de la venta de dólares para controlar al tipo de cambio.
El gobierno necesita de los dólares de exportación para hacer frente a sus vencimientos de deuda. En este contexto, la suspensión de la prefinanciación de exportaciones tiene un efecto contrario: desalienta las exportaciones, y obstaculiza la entrada de dólares. La medida va a contrapelo de la decisión del BCRA de obligar a liquidar exportaciones en el plazo de 15 días posteriores al embarque. Sin prefinanciación se suspenderán muchas exportaciones ya acordadas, afectando inmediatamente a las reservas (lpo.com 18 9 2019).
La fragilidad financiera del Estado se da en un contexto de acumulación de vencimientos de deuda privada y pública antes de fin de año y por valor de U$S 5.400 millones. A estas “desprolijidades” se suma un costo adicional incurrido al diagramar el perfilamiento de la deuda de corto plazo por U$S 9.300 millones: la mayor parte de los vencimientos se acumulan en el 2020 e insumirán unos U$S 1. 500 millones de intereses (lpo.com, 13 9. 2019).
Estas complicaciones se dan en paralelo con los vaivenes de la especulación con la brecha cambiaria entre los distintos mercados: oficial, negro, contado con liqui y bolsa. Para sortear las restricciones temporales que impuso el BCRA la semana pasada, en estos días apareció el rulo vip, también llamado bucle (ámbito.com 19.9 2019). Esta operación permite ganar más de $ 80.000 en la Bolsa a partir de la compra de un bono en dólares y su venta en pesos, maniobra de la que resulta un tipo de cambio mucho mayor al oficial.
Paralelamente, los inversores pueden seguir saltando sobre el control de cambios. Mientras tanto continúa la fuga de depósitos en dólares de los bancos, afectando a las reservas. Desde las PASO se perdieron U$S 10.000 millones de las reservas y los datos disponibles hasta el 13 de septiembre muestran que en las primeras diez jornadas hábiles de este mes se fueron U$S 4.011 millones. Esto llevó a la calificadora de riesgo Moody’s a advertir que la falta de restricciones a la salida de los depósitos y la acumulación de vencimientos aumenta el deterioro de las reservas y apresura la necesidad de implementar controles de cambio adicionales y mas restrictivos (lpo.com, 19 9 2019).
En este contexto la semana que viene el gobierno deberá pagar un bono de $ 25.000 millones de pesos, cuya tenencia esta en gran parte concentrada en grandes fondos de inversión extranjeros. Estos ya han manifestado voluntad de no reinvertir por lo que se espera una mayor volatilidad cambiaria.
Dolarización y conflicto social
El dispositivo de bloqueo al futuro gobierno tiene además otra cara muy conocida en la historia del país: la inflación. Macri nunca la pudo controlar. Ahora el gobierno decidió adaptarse, flexibilizando la base monetaria y rompiendo el congelamiento de precios de los combustibles impuesto por 90 días. Así, decreto una suba del 4% en el precio de los combustibles que estimuló la demanda de aumentos del 30% por parte de las petroleras. Estas pretenden resarcirse de la devaluación producida por la corrida cambiaria. La presión de las petroleras ya causa desabastecimiento en algunos puntos de la cadena de valor.
Desde hace décadas, los sectores que tienen control monopólico sobre áreas económicas de importancia estratégica pueden formar precios y disputar con ellos una mayor apropiación del excedente, los ingresos y la riqueza acumulada. Como parte de esta batalla, han trasladado a sus precios la dolarización de tarifas y combustibles ocurrida durante este gobierno. También dolarizan sus precios al compás de las corridas cambiarias. Más aun, anunciada la posibilidad de un Pacto Social, suben sus precios para determinar antes del congelamiento una estructura de precios relativos favorable a sus intereses. Uno de los principales problemas que enfrentará el próximo gobierno será imponer a los formadores de precios la desdolarización de los precios, especialmente en el rubro alimentos, remedios, tarifas y combustibles.
La inflación acosa especialmente a los sectores mas vulnerables de la población. Estos acuden a comedores y merenderos que no tienen los recursos para satisfacer la demanda creciente y también recurren al endeudamiento: hoy el 92% de los beneficiarios de la AUH han pedido crédito a la ANSES a tasas de usura y para la compra de alimentos. Los créditos otorgados representan 4,5 veces lo que los beneficiarios cobran con la AUH (CEPA, pagina12, 5 2019).
La importante manifestación de los movimientos sociales esta semana colocó al hambre en el centro de la escena política. A pesar de la resistencia explicita del gobierno a reconocer el problema y a solucionarlo, las movilizaciones arrancaron una ley de emergencia alimentaria que reconstituye la capacidad adquisitiva de los fondos perdida en los últimos tiempos.
Ahora bien, mientras el gobierno negaba al hambre y demonizaba a los movimientos sociales, escondía desde 2016 fondos extras aprobados y disponibles para reforzar la política alimenticia. Nunca los utilizó. Más aun, en 2019 el Ministerio de Desarrollo Social subejecutó las partidas presupuestarias destinadas al envío de alimentos a escuelas y otras redes de contención (pagina12.com, 19 9 2019). Esto no es casual: expresa el vandalismo de un gobierno empecinado en sembrar las semillas del caos. Al mismo tiempo que crea conflictos explosivos utiliza a los medios hegemónicos para azuzar divisiones dentro de los movimientos sociales: esta es la macumba de Macri para desactivar a la protesta social. Sin embargo, no tuvo éxito.
Esta semana mostró la importancia de la calle y de la unidad de los movimientos sociales para imponer cambios en las relaciones de fuerza.
El petróleo en la coyuntura internacional
Las grandes empresas presentes en el área energética del país (de capital local y extranjero) están llamadas a jugar un rol fundamental en los condicionamientos impuestos al futuro gobierno. El gobierno, en cambio, deberá imponerles una desdolarización de precios y tarifas y regulaciones que desactiven el extractivismo, el deterioro del medio ambiente y la fuga de recursos hacia el exterior imperantes en Vaca Muerta y otras áreas de explotación de recursos naturales. Sin estas políticas, difícilmente logrará avanzar hacia del desarrollo nacional e inclusivo.
En esta tarea enfrentará una coyuntura internacional sacudida por el impacto de la creciente militarización de la estrategia norteamericana de control sobre el petróleo y sobre el dólar como moneda internacional de reserva. El actual conflicto con Irán sintetiza los limites de esta estrategia, los peligros que la misma plantea y la posibilidad de resistirla. Aquí solo podemos analizar a vuelo de pájaro algunas cuestiones fundamentales. El conflicto con Irán no se reduce al problema del petróleo, pero este es hoy su eje central. Por otra parte, el control de las reservas petroleras de Irán es solo uno de los aspectos de la estrategia de dominio norteamericano sobre el petróleo.
Cuando Trump asumió la Presidencia, rompió el Acuerdo Nuclear con Irán y desplegó una política de “máxima presión” económica sobre este país a fin de bloquear sus exportaciones petroleras. Parte de esta estrategia fue aplicar sanciones económicas a todos los países que comerciaban con Irán. Para ello utilizó su dominio sobre el dólar y el sistema SWIFT de financiación internacional. Estas presiones lograron su objetivo y deterioraron enormemente los ingresos de Irán. Sin embargo, también tuvieron un efecto no esperado, de fundamental importancia. Por un lado, alentaron la comercialización mundial del petróleo con diferentes monedas y la búsqueda de mecanismos de financiación alternativos al SWIFT, dominado por el dólar. Por el otro lado, dieron vuelo a la discusión sobre posibles alternativas al dólar como moneda internacional de reserva. Esto, sumado al enorme crecimiento de la deuda norteamericana y sus intereses, ha contribuido a iluminar las limitaciones del dólar sobre el control norteamericano del petróleo y del mundo.
Por otra parte, la presencia del precio del petróleo en una enorme variedad de artefactos financieros en las transacciones del sistema financiero mundial aumenta exponencialmente el riesgo de una militarización del conflicto iraní. Los atentados de esta semana contra la refinería saudí iluminan las consecuencias catastróficas que puede tener para el sistema financiero internacional un súbito aumento del precio del petróleo a raíz de un aumento de las tensiones en el Golfo Pérsico o de una invasión militar a Irán. A esto se agrega el impacto de un aumento del precio del petróleo sobre la producción y el comercio mundial.
Así, la militarización del conflicto iraní, mas allá de su aspecto estrictamente militar, tiene incidencia directa sobre la estabilidad financiera y económica mundial y sobre el dólar como moneda de reserva internacional. Muestra también que la posesión de petróleo otorga hoy enorme poder en la negociación internacional y en la búsqueda de alternativas financieras.
La política exterior norteamericana, dominada desde tiempo por los neoconservadores y por la derecha israelí, ha encerrado ahora al conflicto iraní en un punto de inflexión inesperado. Trump ganó las elecciones en 2016 proponiendo, entre otras cosas, el fin de la política de expansión y ocupación militar que ha sembrado la guerra permanente en Medio Orienta y la secuela correspondiente de destrucción y países fallidos. Sin embargo, su política exterior fue dominada por los neoconservadores. Las próximas elecciones han intensificado la pelea dentro del gobierno y en el seno del Estado en las Sombras en torno a varios ejes, siendo uno de ellos el conflicto iraní. Detrás de los acontecimientos recientes en el Golfo Pérsico están las huellas de esta pelea que, entre otras cosas, provocó la renuncia de uno de los principales voceros de la elite neoconservadora: el Secretario de Seguridad Nacional John Bolton.
La firme resistencia del gobierno iraní a la estrategia norteamericana dominada por los neoconservadores y el gobierno israelí ha colocado al gobierno de Trump en la necesidad de salir de la encerrona militar y articular un nueva negociación con Irán. Las elecciones del 2020 lo obligan a moderar su discurso. Al mismo tiempo, poderosos intereses a favor de la guerra potencian los peligros del momento actual.