Un análisis de la situación internacional trae aparejada una conclusión que surge ahora con más claridad sobre las consecuencias que tuvo la crisis de 2008, iniciadora del gran desorden económico mundial que el coronavirus profundizó. En esa crisis se empezó a perfilar el enfrentamiento China-USA. Se agudiza con la política de Trump, que consiste en desbaratar en lo posible a los emergentes (empezando por China), concentrando toda la producción industrial posible en USA, con un propósito: acelerar el paso a la Cuarta Revolución Industrial, que sintetizado es el salto de la industria mecánica a la digitalizada.
Esa concentración en USA tiene no sólo el propósito de desglobalizar a China, aunque esto parece ya imposible de cumplir. De esta manera pretende privarla de componentes que China no produce en cantidad suficiente, ni en lo más avanzado. Para eso China necesitaba generalizar la manufactura a todas las ramas, que es para lo que se preparaba para llegar a la punta y abarcar a todas.
Esto es lo que USA puede hacer si concentra la mayor parte de la industria desparramada por el mundo en su territorio, pero no como una territorialización de todas, que ya no es posible, sino concentrando a través de un filtro, las que son esenciales en la digitalización total, que es el primer gran paso a la robotización y por eso mismo al despliegue de la 4ª Revolución Industrial.
En esta etapa no sólo hay que controlar la punta (la industria mayor más tecnificada), sino que resulta indispensable revisar el despliegue industrial en el mundo desde la 1ª Revolución Industrial. La pérdida del cetro de Gran Bretaña se hizo paulatinamente a través de dividir en partes el conjunto de cada rama industrial y especializar la producción de cada parte. Pero no sólo en los países industrializados, sino llevando algunas de esas industrias a los que se empezaron a definir con el tiempo en países emergentes.
Este fue el proceso característico de la 2ª Revolución Industrial, que adquirió gran relevancia en la industria USA a través de las inversiones extranjeras, que le permitían abaratar los costos con el traspaso a países de mano de obra más barata y mejorar al extremo la especialización en cada pieza, decisiva para mejorar no sólo la competitividad sino también la calidad de la industria final.
Esto se fue profundizando desde los años setenta con el auxilio de la electrónica y el comienzo de la digitalización, que no se notó desde el inicio porque la digitalización empezó por aplicarse a los artículos de consumo final como televisores, y era menos visible en la producción industrial. En cambio fue la característica de la 3ª Revolución Industrial, más descuidada por la URSS porque no podía desplegar su industria de la misma manera que USA, pero que fue una de las causas determinantes de su retraso en la Guerra de las Galaxias y en su desaparición porque perdía la guerra contra USA.
Con China, campeona de atraer todas las industrias posibles a su territorio y abaratarlas todas (porque su mano de obra barata era su única y absoluta ventaja comparativa por la gran población) ese proceso se intensificó al máximo. Trajo como consecuencia contribuir poderosamente al debilitamiento de USA como poder industrial absoluto y empezar a distribuirlo en primer lugar con China (que concentraba la industria madre y las de las partes) y el resto de los emergentes especializados en las industrias de partes, en que las industrias madres son excepciones por ramas, mientras que en China están todas las ramas. Pero ahora, iniciada la 4ª Revolución Industrial, que coincidió con el estallido de la crisis de 2008, se hace necesario -en esa fase inicial- alcanzar gran capacidad tecnológica en las partes, sobre todo en una serie de chips indispensables.
Como China fue el nuevo centro industrial, la producción de esos chips se concentra en los emergentes del Asia Pacífico. Quizá USA haya elegido concentrarlos en Hong Kong, sobre todo cuando tuvo que aceptar su régimen político especial (o quizá fue una casualidad o una visión política propia de Hong Kong) para controlar indirectamente a China, pero la cuestión es que el estallido de la crisis independentista de Hong Kong tiene que ver con que ese centro en este momento es esencial para China y entra a formar parte de su disputa con USA.
Todo esto marca una serie de tendencias, no sólo para el conjunto de la economía global y del enfrentamiento China USA, sino del desarrollo posible de las economías emergentes y su papel futuro, golpeado ahora por USA salvo en Hong Kong y en menor medida en el resto de los emergentes del Sudeste Asiático, lo que descubre también la diferencia entre éstos y Brasil o Argentina, por ejemplo.
Creo que el secreto está en gran medida en que esta historia no escrita de la economía global enseña que con posterioridad a la 2da Guerra Mundial una de sus principales características es que la mundialización no se construye de un saque sino a través de regiones globales, y la primera fue la Unión Europea.
En el Pacífico no pudo pasar lo mismo con Japón por la presencia de China, por lo que se fue constituyendo un bloque que no pudo formalizarse PORQUE NO ESTABA BAJO UNA MISMA POLÍTICA Y ENTONCES NO PODÍA TENER UNA MISMA MONEDA, como sí a llegó a tener la UE con el euro. Pero como el proceso económico centrado en la industria se desarrolló por las reformas de Deng Xiaoping en China, ese bloque se formó pero tuvo la particularidad que no se conformó formalmente. Esto, simplemente porque China estaba en el centro y es muy difícil que USA la pueda sustituir ahora por Japón asociado a Hong Kong más Taiwán, pero deja en claro que no hay industrialización con avanzada tecnológica si no hay regionalización globalizadora que, en eso sí, el bloque del Pacífico es comparable o superior a la UE.
A la vez esto aclara por qué se relacionan Trump y Bolsonaro. En esta guerra económica centrada en la digitalización de la industria, para seguir siendo la potencia dominante, USA (por lo menos en la versión Trump) no quiere construir un bloque regional que lo secunde sino que aspira a que las funciones necesarias de ese bloque se integren a su dominio político, reviviendo la política del patio trasero.
Por esa razón integró a México a partir del intento del PRI de nacionalizar los bancos en 1982 con el presidente López Portillo, que condujo a la desaparición del PRI (el peronismo de base campesina de México, pero industrializador porque la revolución campesina de 1917 le cortó la cabeza a la oligarquía y como entonces no había industria todo se centró en el Estado) y se propone integrar a Brasil a partir de Bolsonaro.
Pero no puede hacerlo en la Argentina porque no pudo lograr que el peronismo desaparezca y también porque la excelencia de calidad y productividad de la pampa argentina es comparable o superior a la de las praderas de estados unidos.
a eso se agrega ahora que existe vaca muerta y otra vaca muerta quizá mayor en el chaco, más la tendencia al desarrollo tecnológico reconocido de la argentina que se comprueba en la tecnología satelital, y la necesidad de impedir que ese potencial se asocie con el desarrollo industrial ininterrumpido que tuvo Brasil.
La posibilidad entre ambos países es organizar lo que sería la tercera región globalizadora, el MERCOSUR, desarrollar ese potencial y construir una moneda regional como el euro y terminar con la interminable devaluación del peso, debido a que la guerra interna no está definida, y la inicial escalada de devaluación del real que recién comienza pero que va a seguir el derrotero devaluador de todas las otras monedas emergentes de países que no construyan una industria capaz de digitalizarse y a la vez de tener su propia moneda.
Dentro de este contexto histórico resulta necesario una reinterpretación del peronismo y de toda la historia argentina posterior a 1945, es decir, del momento en que a la salida de la 2° guerra mundial el país tenía la riqueza para industrializarse y perón encaró repetir a la manera local la hazaña de Bismarck en Alemania que la convirtió a fin del siglo xix en una potencia industrial capaz de competir con Gran Bretaña y con USA.
La industrialización argentina fue impedida ante todo por la oligarquía, pero también primero por Gran Bretaña y sobre todo después por USA a través primero de la Revolución Libertadora, segundo por la dictadura militar de 1976 y por último por el macrismo. El secreto es que no había la misma urgencia con Brasil porque allí no había peronismo. El varguismo fue otra cosa, un eje en el Estado para tener industria pero sin peronismo, y en México el PRI pintaba como peligroso pero allí la industrialización es más nueva y más agarrada a USA, pero el nacionalismo del PRI es campesino, no como el nacionalismo peronista, que en su origen fue el de los peones de estancia transformados en obreros asalariados con derechos sociales (para construir el mercado interno) que por su origen humilde se apoyaron en Evita y después en el sindicalismo.
La pelea mundial ya dejó de ser por bastante tiempo entre el capitalismo y el socialismo sino en resolver la consistencia de los regímenes mixtos, en que está el capital a condición de un pacto fifty fifty con el ingreso de los que trabajan porque sino no hay mercado ni consistencia política y esa es la herencia que nos deja perón y que el peronismo tiene que reconstruir en cada etapa en que se encuentra al frente del poder político y que debemos convertir en estrategia política con una fundamentación estratégica.